46.

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Camila cabeceó en dirección al auto. —Entra y no salgas, ¿Entiendes?

Lucille asintió, subiendo al asiento trasero y buscando su libreta de colorear.

Katrina se quedó parada en la esquina, frunció el ceño. ¿Cuántos años tenía esa chica? El maquillaje le sumaba edad, pero aun así se veía tan joven y frágil, parecía una adolescente. Su pelo rojo y largo estaba suelto, llevaba abrigo extra grande y debajo un vestido de satín, con mallas negras rotas y botas negras.

Apartó el cigarro de sus labios y la miró directamente. —Contigo quería hablar.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó Camila, bruscamente.

Katrina cambió su peso de un pie a otro, parecía nerviosa y molesta. Era tan delgada, que temía que la brisa pudiera llevársela, pero aun así, en ese momento, no se veía frágil. —No me agrada para nada tener que seguir a una sosa y patética chica como tú, pero seré directa contigo —dijo mirándola de arriba abajo con desprecio—. Quiero que te alejes de Dexter.

Camila frunció el ceño, y sonrió. —¿Ves a Dexter por aquí? Entonces ahí tienes tu respuesta —dijo alejándose, no iba a gastar su tiempo con ella, no lo valía.

—¡Él está en problemas por tu culpa! —Gritó atrayendo su atención. Camila se giró y se acercó nuevamente a ella, algunas personas miraron en su dirección, curiosas.

—¿Qué pasa? —Preguntó Katrina sonriendo—. ¿No quieres que todos se enteren de lo zorra que eres?

—Katrina... No hables de lo que no sabes.

—Sé lo suficiente. Dexter ya tiene demasiados problemas, y los estaba superando lentamente. Pero tú apareciste, y lo arruinaste todo. Eres una maldita perra egoísta, ¿por qué no regresas a jugar a las casitas con tu familia?

Ella dio una profunda calada y le echó el humo en la cara. —Mientras tú estás jugando a la niña rica, Dexter la está pasando mal, y ni siquiera te importa —sus manos empezaron a temblar, a medida que hablaba—. Te da igual lo que pase en su vida, pero yo estoy viendo el infierno por el que está pasando, y no puedo hacer nada, porque tú iniciaste esto y tú eres la que tienes que acabarlo.

Camila frunció el ceño. —Katrina... ¿Cuántos años tienes?

—¿Y eso qué importa? Al menos yo si me preocupo por las personas a mi alrededor, al menos yo no causo ningún daño a nadie, no soy la culpable de que lo golpeen. Tú eres la responsable y te importa una mierda, ¿Qué clase de persona eres? ¿Cuántos años tienes tú?

Camila no supo qué contestar. Katrina negó. —Es la primera vez que quiero a un hombre para mí, es la primera vez que tengo deseos de llamar a alguien mío. Y lo quiero a él. Tú no lo conoces.

—Sí lo hago.

Ella negó. —Si tú lo conocieras nunca lo abandonarías, es el hombre más bueno y protector que he conocido. Y tiene sus defectos, pero, ¿Quién no los tiene? Yo lo quiero por encima de todo, porque sus cualidades buenas son mayores que las malas. Yo quiero estar en su corazón, no solo en su cama —ella tiró el cigarro lejos y sonrió—. Y es curioso ¿Sabes? Tú solo buscas follar con él, y él te quiere; Yo lo quiero, y él solo me usa para follar.

—¿De donde has salido? —Preguntó Camila—. Conozco a Dexter mejor que nadie.

—Entonces ayúdame a entender porqué está tratando de escapar, dime quienes le quieren hacer tanto daño que no descansarán hasta matarlo. Dímelo tú.

Camila se quedó en silencio. —No lo sabes ¿verdad? No sé en qué etapa lo conociste, pero si no estás en los peores momentos, entonces no puedes decir que lo conoces.

Katrina dio unos pasos al frente. —Y ya que eres la culpable de toda esta mierda, te advierto que te alejes, porque no sabes de lo que soy capaz, podré ser muy joven, pero todos estos años he vivido en la calle. Estoy dispuesta a hacer lo que sea para ayudarlo, y si tengo que eliminarte, lo haré.

Katrina sonrió, mirándola de arriba abajo con desprecio. —¿Qué vio él en ti? No eres bonita, no tienes buen cuerpo, eres sosa, como un hada sin gracia.

Camila retrocedió unos pasos, pero Katrina volvió a avanzar. —Sé dónde vives, sé dónde está la escuela de tu hija. así que, si no quieres que vaya con tu esposo o lo que sea que sea él, y le diga que fuiste como una zorra a meterte a la cama de Dexter, mantente alejada de él. No creo que quieras que él se entere ¿Verdad? Tú tienes una vida y una familia, pero yo no tengo nada que perder. Recuérdalo —dio unos pasos hacia atrás—. Quedas advertida —dijo alejándose. 

***

OMFG

Continuará...

VOLVERÉ II.Where stories live. Discover now