76. 2/2 -OFICIALMENTE CAPITULOS FINALES

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La primera semana de lucille en el colegio fue horrible, era increíble que la niña aún teniendo seis años llorara por separarse de Dexter. —Ya no llores más, tendrás nuevos amigos —le dijo secando las lágrimas de sus mejillas.

—Pero no quiero amigos, quiero a papá, quiero quedarme en casa —Gruñó.

Camila respiró hondo. —En eso no puedo complacerte, tienes que ir a la escuela.

Ella pisó con fuerza, así que Dexter la tomó en sus brazos, él aún estaba en pijamas y descalzo. —Iré contigo hasta la escuela.

Camila rodó los ojos y tomó las llaves del coche, ella conducía, mientras Dexter sostenía a la niña en sus brazos. De esa forma, cuando la niña llegó a la escuela, entró más tranquila.

—Me quedaré por estos lados —dijo Camila—. ¿Podrías venir por nosotras a las cuatro?

Él asintió. Camila tomó a la niña de la mano y entró a la escuela. —¿Por qué no viene papá también?

Ella bufó. —Porque solo vengo yo.

Lucille le dio un abrazo antes de ir con su maestra. Ya su pequeña no era tan pequeña, se había independizado un montón, pero después de que Dexter había aparecido, era como si hubiera vuelto a tener tres años.

Prefirió quedarse en la calle antes de estar con Dexter todo el día en casa. Había enviado algunos currículos a algunas empresas, pero aún no tenía trabajo, y le urgía conseguirlo.

Dexter había estado ocupado con Franco trabajando en restaurar Gilleos, con todo el tema de Roger en la cárcel y los bienes confiscados, le esperaba un camino tedioso para desvincular la empresa de Roger.

Camila frunció el ceño al ver que Dexter estaba frente a la escuela con la camioneta negra. —¿Por qué no viniste en el coche? —Le preguntó—. Esta camioneta estaba averiada.

—Ya la he reparado —dijo sin mirarla.

La niña corrió hasta ella y la abrasó, después subió a la camioneta. La sonrisa de Dexter se amplió. —He pasado por el supermercado antes, y te he traído algunos regalos, mira debajo del asiento.

La niña chilló, mientras sacaba bolsas con comida chatarra. Camila maldijo. —¿Podrías dejarme a mí controlar lo que come la niña?

—Solo son dulces, y cosas que le gustan.

Ella rodó los ojos. —La ultima vez que fui con su doctor le prohibió todas esas cosas, pero ¿Cómo diablos lo ibas a saber si hasta ahora has aparecido?

Camila respiró hondo. —Si quieres ayudar, solo no estorbes.

Ella se recostó en el asiento y cerró los ojos. Le urgía que él se largara de casa, le urgía que la dejara decidir lo que era mejor para la niña, él la amaba pero no la conocía de nada. No tenía idea de sus alergias, no sabía nada de ella.

Abrió los ojos de golpe, y se dio cuenta de tres cosas, de que estaba lloviendo fuerte, de que había anochecido, y de que aún seguían en la camioneta. — ¿Dónde estamos? —Preguntó dándose cuenta de que estaban entrando a la ciudad.

—Decidí buscar algunas cosas en casa de Franco.

—Aún estamos lejos de casa.

Él se encogió de hombros. Camila miró hacia atrás y vio que la niña estaba dormida. —Llévame a casa.

—Antes tengo que pasar por otro sitio, solo será un momento.

—Llévame a casa —repitió con dientes apretados.

En ese momento la camioneta empezó a reducir la marcha. Dexter aparcó en un estacionamiento de un restaurante a las afueras de la ciudad. —Maldición —dijo en tono bajo—. Voy a esperar a que se calme la lluvia para revisarlo.

Ella se cruzó de brazos. —Genial, Dexter —dijo de mala gana.

—Maldita sea, Camila, ¿Me podrías dar un respiro? Ni siquiera me dejas intentarlo, te molesta que esté cerca de mi hija, que la mime, que la quiera, por dios, ¿No has notado que es lo único que tengo? ¿Qué es lo que quieres?

Ella sintió que su garganta se apretaba, miró por la ventana. —Que te vayas.

—Y lo haré, maldición, lo haré, pero solo quiero que la niña tenga una imagen de un buen padre, Camila. Esa niña tiene mi corazón, y voy a renunciar a la única persona que parezco importarle en este mundo. ¿No te das cuenta del daño que me estás haciendo? Por dios, te amo —su voz se entrecortó—. Te amo, Camila, desde que te vi por primera vez, no te miento, y me destroza el alma perderte, ver que me odias, no lo soporto.

—¿Y cómo crees que me siento yo? —preguntó sintiendo que las lágrimas se desbordaban por sus mejillas.

—Mírame, Camila, por favor.

Ella negó. —Lamento que todo esto ocurra de esta manera, pero sabes que te tienes que ir. Destruyes todo lo que tocas, no quiero que le hagas daño a mi hija.

—Camila... —rogó.

—Solo llévame a casa, empaca tus cosas y vete en esta misma semana, ya no puedo seguir viviendo contigo.

Ella se recostó del asiento, y se concentró en tratar de dormir, su corazón dolía horrores, por eso prefería estar dormida, que despierta a su lado. Escuchó un ruido, y eso la hizo despertar.

Entonces se dio cuenta de que casi había amanecido, y que estaban llegando a casa. Dexter estaba todo mojado en el asiento del conductor. La lluvia aún no paraba. Ella lo miró con el ceño fruncido, haciendo la pregunta sin decirla, pero él solo se encogió de hombros. —Querías que te trajera a casa, y aquí estás.

Camila sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas. Él tampoco tenía buena cara. —Solo iré a la fiesta de bienvenida del colegio de la niña y después me iré.

—Dexter... —empezó a decir, pero él salió de la camioneta y cerró de golpe la puerta, tomó a la niña en sus brazos y entró al edificio.

Y cuando Camila quedó completamente sola, no aguantó más y rompió a llorar. 

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A solo 3 capítulos del final :c

Continuará...

VOLVERÉ II.Where stories live. Discover now