42.-Se acercan los capítulos finales.

292 33 8
                                    


De camino a casa no pudo pensar en otra cosa que no fuera Dexter. Fue firme en su decisión y no aceptó su propuesta. Sabía que mentía, es decir, Roger siendo un peligro para ella era absurdo, pero sin embargo, en el fondo, sentía que algo no estaba bien.

Dexter no se veía bien, no sabía con exactitud lo que pasaba, pero a leguas se veía que la estaba pasando bastante mal, su rostro gritaba cansancio, y las cicatrices en su cuerpo, como si hubiera luchado con alguien que tenía un cuchillo.

Y lo peor era que no le contaba nada, no quería que ella se enterara, y necesitaba saberlo, sabía que no podía resolver el problema, pero de alguna forma quería ayudarlo, quería que él supiera que ella estaba con él, de hecho eso había hecho cuando se acostó con él en su maldito cumpleaños.

Pero él la había prácticamente sacado de casa. Había ido con intenciones de abandonarlo todo e irse con él, y él la apartó, y no lo entendió.

Joder, ya no entendía nada.

Al sacar las bolsas de compras, y antes de entrar a casa miró hacia atrás, sentía nuevamente ese ligero hormigueo en la nuca, como si la estuvieran observando. Miró a los lados, pero no había nada fuera de lo normal.

Frunció el ceño e ignoró el hormigueo, probablemente todo era una mala jugada de su mente. —¿Estás bien? —Preguntó Roger, tocando su hombro—. ¿Por qué tardaste tanto?

Ella se encogió de hombros. —Mucha gente —dijo simplemente, dándole la espalda y organizando los artículos en la despensa.

Era increíble lo vinculado que estaba el ánimo de Roger con Lucille, la niña se comportaba dependiendo el ánimo de Roger. Él estaba tranquilo, no lo veía feliz, pero tampoco se veía enojado, se había vuelto más calmado, no hablaba si no era necesario, ni siquiera se reía de los chistes, y cuando lo hacía, se notaba que lo había forzado.

Eso era lo que más extrañaba, ver la sonrisa de todos, ver que él abrasara a Lucille y besara su cabello, extrañaba al Roger feliz y relajado. Tenía tantas ganas de que todo mejorara, pero esta vez para siempre.

Hace semanas que había iniciado nuevamente su rutina, sin embargo, nada se sentía igual, aunque trataba de adaptarse nuevamente a la vida que llevaba desde hacía cinco años, todo ahora se sentía nuevo, y ni siquiera sabía cómo explicarlo.

Aparcó frente a la escuela de Lucille y frunció el ceño al ver que la niña no salía, miró su reloj, había llegado a tiempo. Salió del auto y entró en la escuela, veía las pequeñas cabezas de los niños, pero ninguna cabecita era de Lucille, hasta que la vio en la esquina cabizbaja, pretendía decirle algo gracioso para animarla, pero su sonrisa se borró al verla toda golpeada.

Corrió hasta la niña. —¿Estás bien, bebé? ¿Qué pasó? —preguntó preocupada—. ¿Quién te hizo esto?

La niña se encogió de hombros. —Peleé con unos niños.

—¿Cuáles niños? —preguntó mirando alrededor, esperando ver a alguien más golpeado, pero todos los niños se veían bien, excepto su pequeña.

La tomó de la mano y entró con ella al plantel. La directora estaba al lado de su maestra, al parecer la estaban esperando. Camila dejó a la niña en la sala de espera y entró en la oficina. —¿Cómo pudieron permitir que algo así pasara? —Explotó Camila—. ¿Dónde estabas cuando pasó? —Pregunto mirando a la maestra.

—El comportamiento de Lucille ha generado todo esto. La niña ha estado agresiva en las últimas semanas, justamente íbamos a tomar una cita contigo para explicarte la situación y saber si la niña estaba pasando algún tipo de problema en casa —dijo la maestra, con ambas manos juntas detrás de su espalda.

—¿Me estás queriendo decir que Lucille es la culpable de que la golpearan así?

—Ella golpeó primero.

Camila sonrió. —Y por eso dejaste que un grupo de niños la golpeara, porque se nota a leguas que eso no lo pudo haber hecho un solo niño.

—Aunque no lo creas...

—¿Sabes qué? —la interrumpió Camila—. Tú y tu maldito sistema de mierda se pueden ir al diablo —dijo saliendo de la oficina y estrellando la puerta.

Avanzó por el pasillo, y la niña caminó a su lado. En todo el camino se quedó en silencio, estaba tan enojada, quería golpear a la maestra por permitir que eso pasara, y peor aún, por justificarlo.

—Mamá...

Camila alzó la mano y negó. —No ahora, Lucille. Estoy demasiado enojada para hablar —dijo entrando en la casa. Se recostó de la meseta de la cocina y respiró hondo.

Pero no pudo estar sola el tiempo suficiente, porque la niña corrió hasta ella y abrasó sus piernas. —Lo siento —dijo la niña llorando.

Camila no pudo evitar que las lágrimas corrieran por sus mejillas, la alzó en sus brazos y la llevó a la habitación. Se quitó la ropa y también desnudó a la niña, preparó la bañera con agua caliente y ambas entraron en ella.

Lucille se sentó y la abrasó con fuerza, Camila acarició su pequeña espalda y respiró hondo. Nadie tenía el derecho de lastimar a su pequeña. Nadie.

*****

Ya la novela casi casi entrará en los últimos capitulos D: 

Continuará...

VOLVERÉ II.Where stories live. Discover now