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Las cosas aparentemente se habían calmado, pero no podía asegurarlo, ya que Roger se había vuelto tan volátil que temía cualquier cosa que pudiera hacer. Pero mientras eso pasaba, disfrutaba viéndolo ser cariñoso con la niña.

Era fin de semana, así que le tocaba hacer la compra en el supermercado, había estado distraída en los últimos días, toda esa montaña rusa de estar bien con Roger, y luego estar mal, estaba jodiendo por completo su vida y la de la niña. Además, el tema de Lucille la estaba afectando, la niña se esforzaba en dar lo mejor de sí misma para poder superar las asignaturas pero le estaba costando.

Eso, sumándole que Roger un día le gritaba y al otro día la trataba con cariño, la confundía completamente, le había pagado a una profesora privada, pero no sabía si a la niña le faltaba estudiar más, o estar en un ambiente sin tensión, talvez ambas cosas.

No era una mala madre, pero sentía que no estaba cumpliendo al cien por ciento su papel de madre, sentía que las cosas se le estaban saliendo de las manos, la única afectada estaba siendo Lucille, y le estaba partiendo el corazón.

Respiró hondo, y chocó su carrito de compra con un chico. —Disculpa —dijo aclarando su voz, pero el chico se quedó en el mismo lugar mirando hacia abajo.

Al alzar la vista, notó que se trataba de Dexter, se asombró, no por el hecho de que fuera él, sino por lo que pudo presenciar en los pocos segundos que alcanzó a ver su rostro. Él se veía totalmente demacrado, rápidamente bajó las mangas de su abrigo, pero ella antes pudo ver algunas cicatrices recientes.

¿qué estaba pasando para que él estuviera así? Su corazón se aceleró, no tenía idea de lo que lo había llevado hasta ella, pero sospechaba que no era nada bueno.

—Sigue caminando y no voltees a verme —dijo colocándose a su lado.

Ella a duras penas dejó de mirarlo. —¿Qué haces aquí? —quiso sonar enojada, pero su voz salió estrangulada.

—Necesito que vengas conmigo. Ve a la escuela por la niña, y te esperaré en un auto justo detrás de...

—¿Qué? Por supuesto que no —lo interrumpió bruscamente—. Ni en sueños —rio irónicamente.

—Camila, estás en peligro. Lucille también lo está.

Ella negó. —Estamos con Roger.

—Él es el maldito peligro —masculló malhumorado.

—¿De qué estás hablando? —preguntó lentamente.

Dexter maldijo. —Tienes que venir conmigo.

—No.

Él detuvo el carrito de compra y puso su mano encima de la de ella. —Esto es serio, maldita sea, me estoy arriesgando al venir aquí, no me obligues a llevarte a la fuerza, ¿Eso es lo que quieres?

—¿Ahora me estás amenazando? —preguntó con lágrimas en los ojos. Y no lloraba por lo que le decía, ni siquiera sabía con exactitud porqué lo hacía, pero de repente pensó en la humillación que sufrió cuando él la rechazó después de haber pasado la noche juntos.

Dexter respiró hondo. —Hay una guerra desatada, y estás en el ojo del huracán, por favor Camila, estás en peligro.

Ella secó sus lágrimas. —en peligro estoy cada vez que estoy contigo. Cada vez que entro en tu mundo, y estoy cerca de ti. ¿No te has dado cuenta? Apareces y todo mi mundo empieza a desmoronarse.

Él apretó su agarre en su mano. —Escúchame, pequeña estúpida, estás siendo vigilada, no estás segura aquí —Dexter respiró hondo—. Camila, no puedo explicártelo todo en estos momentos, pero sabes que hablo en serio cuando quiero protegerlas.

—Dexter, yo...

—Te amo, y amo a mi bebé, lo sabes. Y no deseo más nada en el mundo que volverlas a tener entre mis brazos.

Ella negó lentamente, y alejó su mano de la de él. —Lo siento Dexter, pero ya no confío en ti. 

*****

:c

Continuará...

VOLVERÉ II.Where stories live. Discover now