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Camila estrelló la puerta del baño de golpe. Respiró hondo, no podía soportarlo más, se tiró en la cama y miró al techo, sentía que se estaba quemando, sus lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, era la misma sensación de siempre, se quedaba sin aire y todo su cuerpo ardía, mientras lloraba de forma incontrolable.

Ya no quería seguir pasando por eso, porque sentía que el dolor la estaba consumiendo viva. Se paró y salió al balcón, miró hacia abajo y lo vio fumando en la acera, y como si estuvieran conectados, él miró hacia arriba, y se quedaron unos segundos viéndose el uno al otro. Camila no despegó la vista de él, no podía creer que ese hombre al que tanto odiaba era el hombre que alguna vez había amado con tanta intensidad que su corazón dolía de pensarlo.

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Camila sonrió mientras le preparaba el desayuno a Lucille, la niña coloreaba un libro de cuentos. —¿Ya has encontrado escuela para Lucille?

—No —respondió bruscamente, sin mirarlo. No estaba segura de que la niña estuviera lista para volver, pero había encontrado algunas opciones, y estaba insegura, no sabía por cuál decidirse, y no quería involucrar a Dexter.

Maldijo, fue hasta la sala y regresó con tres trípticos. —Estas son las escuelas que tengo en mente —Dijo tirándole los papeles en la mesa.

Él tomó los trípticos y los analizó por unos minutos. Incluyó a la niña, y leyó en voz alta las características de cada instituto. Camila los dejó solos y fue al supermercado, necesitaba encontrar trabajo, su vida había estado en pausa tantas veces, que le asustaba buscar estabilidad. Realmente quería establecerse en algún lugar con la niña, encontrar un trabajo, tener un apartamento pequeño, algo así como lo que tuvo con Roger, pero esta vez sin él, y sin nadie.

Llegó a casa al atardecer, y se sorprendió cuando Dexter le tiró uno de los trípticos en la mesa. —La niña y yo hemos elegido ese instituto.

Camila asintió, ciertamente había elegido ese para la niña, pero no dijo nada. —Si lo hacemos todo rápido, la bebé puede empezar el próximo mes —comentó Dexter con una sonrisa radiante en la cara—. Podemos ir a verlo mañana mismo... Si te parece bien —Agregó tímidamente.

—Por supuesto —respondió, metiéndose en la habitación.

Por alguna razón no pudo conciliar el sueño, tenía que volver a encontrar el equilibro en su vida de alguna u otra forma, miró el reloj, eran pasada las dos de la mañana, salió de la cama y fue hasta la habitación de Lucille, frunció el ceño al ver que no había nadie en la cama.

La sala también estaba vacía, su corazón se aceleró, sin pensarlo, fue a la habitación de Dexter, y no supo cómo sentirse al ver a lucille encima de su cuerpo, con su pequeña cabeza en su pecho, durmiendo plácidamente mientras él acariciaba su cabello. —¿Esto es idea tuya?

Él no despegó los ojos de lucille. —Quisiera decir que si, pero la verdad es que hace unos días sentí un cuerpo tibio durmiendo a mi lado, y supe al segundo que no eras tú, porque me sé cada parte de tu cuerpo, sé como hueles, y sé como se siente cuando estás cerca —Hizo una pausa y después de unos segundos la miró a los ojos—. ¿Realmente te doy asco?

Su corazón se aceleró, se quedó en el mismo sitio, sintiéndose abrumada por toda la situación. Se encogió de hombros, y sin dejar de mirarlo, contestó. —Un poco —confesó, retrocediendo y saliendo de la habitación.

Mientras estaban los tres en el instituto, cada quien asumió un rol, ella era la madre responsable, la cual hacía todas las preguntas importantes, y Dexter era el padre sobreprotector, el cual tenía a lucille en sus brazos, la niña no quiso en ningún momento integrarse, ni siquiera alzó la vista, siempre se mantuvo acurrucada en el cuello de su padre, mientras una maestra del plantel le mostraba las instalaciones.

Camila respondía por los tres, ya que ni lucille ni Dexter parecían conscientes de la situación, de vez en cuando miraba en su dirección, y veía a Dexter besando la pequeña mano de la niña.

Su garganta se apretó, si estaban tan unidos, no quería ni siquiera imaginar cuando Dexter se alejara de ellas, era seguro que la niña quedaría devastada. Respiró hondo, no quería lidiar con ese dolor, no sabía si sería capaz de ver a su pequeña niña sufrir.

Esa madrugada, se sorprendió cuando escuchó un ruido, salió de la cama y corrió hasta lucille al verla apretar su garganta, intentando vomitar, apoyada en el marco de su puerta, antes de preguntar qué le pasaba, ya Dexter la tenía en sus brazos. —Hay que... —empezó a decir él.

—...A un hospital —concluyó poniéndose unos tenis y tomando su bolso.

Fueron las horas más largas, la niña tenía amigdalitis, y considerando que le habían prescrito cinco días de inyecciones, ya sabía lo que le esperaba. La niña como era de esperarse se resistió y lloró descontroladamente. Cada día que la inyectaban no sabía quién sufría más, si la niña o él.

El quinto día, la niña se acurrucó en la cama después de haber sido inyectada y los miró a ambos, alzó su pequeña mano en dirección a Camila. —Ven, mamá —dijo con la voz rasposa. Los ojos de Camila se aguaron y se sentó a su lado, la niña hizo la misma acción en dirección a su padre, y enseguida se notó la tensión. Dexter la rechazó, para evitar conflictos, pero fue triste ver a lucille bajar la mano y poner esos ojitos tristes que la derretían.

—¿Qué te parece si mañana vamos al parque los tres?

Lucille se encogió de hombros y no dijo nada. Camila maldijo en su interior, se acercó a Dexter y se enrolló en sus brazos. —Podemos hacer cosas juntos, ¿Verdad?

Él la apretó contra su pecho y besó su cuello, ella quiso separarse pero la niña estaba mirándola fijamente, así que fingió que el contacto había sido normal. —Ya he reservado en un hotel para el fin de semana —agregó él sonriendo—. Tiene piscina privada y jacuzzi.

La niña se incorporó lentamente en la cama, y saltó a sus brazos, entre ambos padres la atraparon. Camila miró a Dexter fijamente, su sonrisa era tan brillante que la asustó. No podía ni imaginar estar en un hotel con Dexter todo un fin de semana. Sería un desastre, lo presentía. 

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:c

Continuará...

VOLVERÉ II.Where stories live. Discover now