79.-CAPÍTULO FINAL

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(Falta epílogo) 

La canción es The Wreck - Delta Spirit


Camila se puso de puntitas y lo besó, él metió la mano en su pelo y con su otra mano la alzó en sus brazos, caminó con ella hasta la habitación y se tiró en la cama con ella.

Dejó de besarla un segundo y la miró a los ojos. —Te amo —le dijo dejando un reguero de besos por su cuello y su clavícula, con sus dedos desabotonó su vestido y quitó su sostén.

Se tomó el tiempo en besar todo su cuerpo, bajó su ropa interior, y después de unos segundos entró en ella de espacio, Camila empuñó las sábanas y se retorció debajo de él. Abrió los ojos y tomó su cara en ambas manos, lo besó sin poder contenerse.

Él golpeaba en su interior con fuerza, y ella sintió que se rompía en mil pedazos cuando alcanzó el orgasmo. Sintió que una parte de ella se liberaba, y no solo se refería al sexo, era como si pudiera sentir que finalmente su alma encajaba dentro de su cuerpo, como si sus ganas de escapar desaparecieran, y por fin estaba donde tenía que estar.

Cuando abrió los ojos, sintió un cuerpo tibio debajo de ella. Ya había amanecido, lo que significaba una cosa. Dexter se iría. Él acariciaba su cabello. —Acababa de cumplir 20 años —empezó a hablar—. Había una tormenta, en la tv habían dicho que llovería al menos en tres días. Mi padre solo llevaba un mes en la cárcel, aún no superaba que él estuviera, ni que hubiera matado a mi abuelo.

—Estaba a cargo de todo, y no tenía idea de cómo hacerlo, no había dormido en días, no comía y no hablaba con nadie, mi cuerpo estaba a punto de colapsar, pero seguía de pie, no iba a defraudar a mi padre.

—David había venido a verme una noche antes, me contó que tu padre lo estaba extorsionando, que lo amenazaba con contarle a la policía de sus negocios, mi papá le debía un favor, y ahora me tocaba a mi pagárselo, era como siempre habían sido las cosas. Me pidió que lo asesinara, que lo sacara del medio, si él era su hermano y no le importaba, por qué diablos me importaría a mí. Quería que lo hiciera lo más rápido posible, yo solo quería dormir, así que dije que lo haría al otro día.

—Roger me acompañó, llevábamos máscaras de gato para no ser descubiertos, subí a la casa y lo vi, así que apreté el gatillo y le disparé.

Dexter sintió que su pecho se mojaba, a causa de las lágrimas que se desbordaban por la mejilla de Camila. Él cerró los ojos, sintiendo que sus propias lágrimas caían por sus mejillas. —Escuché un ruido, y entonces te vi, tenías diez años, no te importó vernos, no pensaste en el peligro, solo corriste hasta tu padre, y en ese momento supe que algo estaba mal. Mis manos empezaron a temblar, y solo salí de ahí, pero no pude dejar de mirarte llorar encima del cuerpo de tu padre. Salí a la acera y vomité. No podía con la repulsión. Cuando supe que se trataba de un buen hombre, fui detrás de tu tío, y le hice jurar a punta de pistola que se haría cargo de ti. Pero aun así, no pude con la culpa así que te busqué.

—Y esa es toda la historia, siento que te debo una disculpa, pero eso sería muy poco para lo que en realidad mereces, no hay nada que pueda hacer para devolverte a tu padre, te arruiné la vida, y nunca me perdonaré a mi mismo, así que no te culpo por odiarme, yo también lo hago.

Camila se levantó lentamente de la cama, y empezó a vestirse en silencio, sus lágrimas no paraban de salir, pero no podía hablar, porque no tenía idea de lo que iba a decir.

Dexter se levantó también de la cama y se puso su ropa interior. Después buscó en su pantalón una pequeña caja y la puso delante de sus ojos, la abrió y dentro había un anillo. —Sé que no te casarás conmigo —dijo con lágrimas en los ojos—. Pero lo tenía desde que había salido de la cárcel, hace un año. Lo vi y pensé que sería perfecto para ti —dijo tomando su mano y colocándole el anillo—. Sé que no merezco ser tu esposo, por todo lo malo que represento, por haber traído la desgracia a tu vida, pero... Siento que tú debes tenerlo —besó su mano y la miró a los ojos, por ultima vez—. Lo siento, Camila, en verdad lo siento —dijo saliendo de la habitación.

Camila se sentó en la cama y rompió a llorar. Lo que sentía en su interior era una sensación muy confusa, era dolor, rabia, y liberación, todo al mismo tiempo. Saber la verdad de alguna forma la había liberado, no podía cambiar el pasado, no podría traerlo de vuelta nunca. Su padre se había ido para siempre, pero ella aún seguía aquí, y tenía a una hija.

La muerte de su padre había sido duro para ambos, pero había una niña de seis años que no conocía la verdadera historia detrás de la muerte de su abuelo, que no tenía idea que el hombre al que llamaba padre era el responsable de que no tuviera abuelo. No sabía cómo lidiar con todo eso, pero simplemente ya no quería lidiar con eso. Ya no quería arrástralo más, porque sentía que eran pesas que la estaban hundiendo, y no quería hundirse más.

Salió de la habitación, y vio a Dexter con sus cosas en una pequeña maleta. Se acercó a él y lo abofeteó con todas sus fuerzas. Se quitó el anillo y se lo dio. —Te odio por lo que hiciste, y por ocultármelo tantos años, no sabes el calvario que he vivido, y he pasado por todo eso, sola. Me mirabas cada noche y no fuiste capaz de confesarme lo que habías hecho. Odiaba al hombre de la máscara de gato, para mi siempre había sido un hombre sin rostro, sin saber que eras tú.

Sus lágrimas se desbordaron por sus mejillas. —Todo este tiempo me has estado protegiendo del mal que tú mismo creaste. Dexter, yo... —su voz se rompió—. Todo esto ha estado mal desde el inicio, pero ya estoy cansada ¿Sabes? Tengo... Tenemos una niña que no tiene idea de lo que está pasando, pero que ve a sus padres sufrir todo el tiempo, no sé si estoy tomando la decisión correcta, pero ya no quiero sufrir más, y se me rompe el corazón al ver todo lo que has sufrido tú —rompió a llorar—. Quisiera que pagaras por lo que me hiciste, pero si ahora te dejo marchar, y te quito a la niña, después de todo lo que has pasado, ¿Entonces qué sería yo? Ya no quiero más escapes, ni más dolor. Quiero que mi hija crezca viéndote y viéndome.

—No estoy lista para casarme, pero no creo que eso haga falta en estos momentos, tenemos tanto por hacer, juntos —dijo tomándolo de la mano—. No sé lo que pasará mañana, pero hoy no quiero que te vayas, porque te amo, y si te vas, te llevarás una parte de mí, y no quiero más perdidas.

Él tomó su rostro en ambas manos y la besó, Camila sonrió y después de unos segundos lo miró a los ojos. —Podemos hacer que funcione, pero no quiero más mentiras.

Él negó. Pegó su frente contra la de ella y sonrió. —Solo tú y yo, empezando de cero, con la niña, Dios, si esto es un sueño, entonces no quiero despertar nunca más.

Ella sonrió. —No es un sueño, cielo —dijo dándole un beso en los labios.

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