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—Roger... Roger... —dijo persiguiéndolo por la casa—. Lo siento —dijo entrando en la habitación y cerrando la puerta—. No quise decirlo así, pero Lucille no es retrasada.

Él asintió. —Está bien... Supongo que yo también me excedí —dijo respirando hondo.

Camila quiso abrasarlo, en verdad tenía ganas de refugiarse en sus brazos, pero él retrocedió, impidiéndoselo. —No me rechaces más —dijo con lágrimas en los ojos—. Por favor —y se sintió patética por rogarle que la dejara tocarlo. Nunca pensó que estaría suplicando para que la quisieran. El solo hecho de pensarlo la hizo llorar.

Cuando Roger se quedó parado en el mismo sitio, entendió que las cosas talvez no se arreglarían nunca, así que ya era hora de dejar de insistir.

Era un martes lluvioso, y Lucille había pillado un virus, por eso su temperatura estaba tan alta, regresaban del hospital, y Roger la traía en brazos. Apenas tenía un año, así que le preocupaba cualquier cosa que la pudiera debilitar.

la niña solía enfermarse bastante, situación que la preocupaba al máximo. —Estará bien —dijo Roger, tomándola de la mano.

Camila asintió. No podía creer cómo Roger aún tenía energía, tantas horas en el hospital, tantas noches perdidas, y aun así llegaba a casa, se daba un baño y se iba al trabajo. No sabía cómo lo hacía. Era totalmente admirable.

Camila se acostó en la cama, y esperó a la niña con los brazos abiertos, el problema fue que la niña no quiso ir con ella, se aferró a Roger con sus pequeñas manitas. —¿No quieres dormir, bebé? —preguntó sonriendo.

—Papá —dijo la niña acurrucándose en el cuello de Roger.

Ella contuvo el aliento. ¿Cómo iba a explicarle a Lucille que él no era su padre? No tenía forma de decirle las cosas cuando veía a Roger cumpliendo el papel de papá. ¿Cómo le decía que su verdadero papá estaba en la cárcel por haber asesinado a un hombre en un ataque de ira? No podía ni siquiera imaginarse diciendo esas cosas.

Roger la miró asustado, le pasó a la bebé, aún después de escuchar sus protestas, Camila la acunó en sus brazos. —Está bien, luego le explicaremos sobre Dexter.

Camila asintió, incapaz de decir algo, porque no estaba muy segura si quería que la niña supiera la verdad.

Roger se acostó a su lado, y Lucille no tardó ni un minuto en subir a su pecho y abrasarlo. Camila sonrió. —Lo siento... —dijo Roger, acariciando su pequeña espalda.

—No pasa nada —dijo ella acariciando su mejilla—. Tú eres como su padre. No quiero que la niña sepa la verdad, no me parece justo.

Él se sentó en la cama. —¿Estás segura de esto? —Preguntó mirándola fijamente.

Ella respiró hondo. —Somos una familia ahora —dijo dándole un suave beso en los labios, y aunque no sintió que todo su estómago se arremolinaba como cuando besaba a Dexter, sabía que estaba tomando la decisión correcta para todos.

**

Camila miraba por la ventana, llovía fuerte, se abrasó a sí misma y respiró hondo. Sus ojos e llenaron de lágrimas, después de que Roger la hubiera rechazado, se quedó en la habitación, solo viendo la lluvia caer.

Escuchó que Roger entraba en la habitación, y siendo honesta, si tomaba su almohada y se iba a dormir al sofá no se sorprendería, últimamente le había demostrado que no soportaba estar cerca de ella. No lo había dicho, pero sospechaba que le tenía asco.

—¿Te acuerdas de esa vez que se enfermó Lucille y pasamos todo el día en el hospital? —preguntó sin mirarlo.

—Llovía —dijo él—. Y hacía mucho frio. Fue la primera vez que me llamó papá —reflexionó.

Camila suspiró. —No quería alejarse de ti —dijo mirándolo. Justamente él estaba tomando su almohada para dormir en otro lado, pero ella no lo iba a detener. No lo obligaría a que arreglara las cosas, ni a que la quisiera, estaba demasiado triste para hacerlo.

Roger volvió a dejar la almohada en su sitio, y se metió debajo de las sábanas. —No llores —le dijo.

Ella asintió, secándose las lágrimas. —No tienes que quedarte porque me veas llorando... Solo estaba recordando algunas cosas, eso es todo.

Él la miró. —¿Por qué no vienes a la cama? Debes de estar cansada.

Ella no lo discutió, solo se metió debajo de las sábanas y mantuvo su distancia con él. Después de unos minutos, Lucille entró tímidamente en la habitación con una libreta. —Creo que ya he podido sumar los números, papá —dijo lentamente.

Camila miró el reloj, era más de media noche. —¿Qué haces despierta? —preguntó preocupada.

La niña se encogió de hombros. —Tenía que terminar la tarea.

Roger se sentó en la cama y respiró hondo. —Ven aquí, princesa —dijo abriendo los brazos, la niña no lo dudó y corrió hasta él.

Él tiró la libreta lejos de la cama y la acunó contra su pecho. —No importa si no te sale bien, ya practicaremos luego —dijo besando su pelo—. Eres muy inteligente.

—No lo soy —dijo la niña tristemente.

Camila se acercó a ella, y acarició su espalda. —Sí lo eres.

Roger pasó su brazo por el hombro de Camila y la atrajo contra su cuerpo. —siento haber dicho lo que dije antes. Eres lo mejor que me ha pasado —dijo dándole un suave beso.

—¿De verdad? —Preguntó la niña, esperanzada.

—De verdad, mi amor —le aseguró sonriendo. 

***

No sé como sentirme con respecto a roger !!!

Continuará...

VOLVERÉ II.Where stories live. Discover now