Capítulo 26

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La mirada de Ross se veía a tal punto en que explotaría. Le había soltado una Verdadera Bomba... Tal vez debí de haber sido un poco más "Sutil".
- Olvídalo. - rodeé los ojos intentando mostrar ofuscación, pero Ross continuó.
- ¿Por qué Pauly podría enojarse por Gale? ¿Fue por el Beso?
- Ross...
- Pero si se acababan de conocer, ¿No?
- Ross Es que...
- ¡No entiendo nada! ¿Lo conocían desde antes?
- ¡Ross! - grité ahora con frustración en mi voz. Él se quedó callado ante mi grito, hasta que retomé correctamente la respiración. - Lo conocimos mucho antes, hace bastantes años, allí mismo, en Cova. - Ross frunció el ceño, totalmente confundido.
Se quedó callado, observándome con detenimiento. En ese instante no pude pensar en nada más aparte del beso de Gale, y en cómo me sentí al respecto. Era la primera vez que lo hacía desde que había ocurrido.
Si, sabía cómo me sentía respecto al beso por parte de Pauly; sabía que me sentía incómoda. Sin embargo, aún no me había preguntado cómo me había sentido respecto al mismísimo beso, respecto a tener los labios de Gale sobre los míos. Me sentí mierda, cuando descubrí que me sentía bien.
Después de soltarle a Ross "la bomba", decidí excusarme con que necesitaba una ducha. Ross, el cual parecía estar todavía en la parte de "Pauly está enojada por lo ocurrido con Gale", no dijo nada y solamente se limitó a asentir mientras miraba a la nada absoluta.

Ese día en la noche, me fue muy complicado poder dormir. Muy apenas cerré los parpados.

...

- ¡Vamos! – insistió Lucille a través del teléfono.
- Lucy... - suspiré. No tenía nada de ganas de ir a Fonseca, menos sabiendo que posiblemente estaría Pauly con su cara de raqueta. ¿Qué tal si se emborrachaba y decidía tirarme una botella a la cabeza? Me podría llegar a matar. Lo mejor sería quedarme en casa, viendo tal vez alguna clase de Maratón de Grey's Anatomy en Italiano, cuando obviamente ya lo había visto en inglés. Y no era que lo hubiera investigado para poder tener la excusa de "Hay maratón de mi programa favorito en la televisión, y casualmente no vi el inicio de la segunda temporada", pero me había enterado que era a las 8:00 pm, por el canal 34. Coincidencia.
- No tengo nada de ánimos de salir. Menos a Fonseca, huele a caballo.
- ¿No te gustan los caballos? – chilló desde el otro lado. – Ya, no te daré opción. Pasaré por ti en veinte minutos, así que espero que hayas tomado un baño. – y sin más, colgó.
Esa chica sí que era una media neurona.
¿Qué más podía ser? Recibir una amenaza de Lucille era posiblemente más peligroso que recibir la amenaza de algún terrorista; si ella te decía algo, lo cumplía. Me había constado en los últimos cinco días en los que nos hicimos "amigas" hablando por Chat hasta las madrugadas. La verdad, me hacía reír, aparte de que me distraía de mis estúpidos pensamientos – y sentimientos- sobre el idiota y perfecto de Ross. Suspiré. Sabes que estas Jodida cuando lo malo de una persona no llega al alcance de tus ojos.
Gracias al cielo, ya estaba totalmente aseada, y sería cuestión de arreglarme. Fui hasta el closet, y miré un tanto confundida a lo que podría ponerme... descubrí entonces que no tenía nada como para ese Club en Fonseca. ¿Qué se suponía que usaba una chica de 19 años en unos lugares como esos? En Boston era extraño que yo saliera a otro lugar que no fuera el instituto, o algún café para escribir en mi notebook, sola, con música de fondo mientras me inspiraba en las personas que estaban sentadas alrededor, y un delicioso café Starbucks en mano. Pero, ¿A clubes? Salí una vez, con una amiga que me convenció (más bien conocida compañera de la escuela, ya que ¿Amigas? Realmente no tengo) y no me fue muy bien que digamos. Para empezar, usé un nada-apropiado-vestido que hizo que inmediatamente a la entrara me intentaran prohibir el paso gracias a que parecía menor. Dios... que vergüenza.
Sin embargo, tenía entendido, en ese famoso Club había una sección de Bar donde regularmente iban adultos a fumar y tomarse una copa de vino o quizás tequila. Podía irme para ese lado, y dejar a todos en el otro con su música estridente y con sus bailes de cuerpo a cuerpo. No necesitaba ser parte de eso, no ese día. Más bien, nunca.
Gracias a la deducción anterior, conseguí atinar a unos Jeans, una blusa "bonita" de Hot Topic, y unos vans rojos. Sentí placer ante la idea de una refrescante cerveza.

A Writer Without LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora