Capítulo 56

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En mi cabeza, pasaban las imágenes de aquel día casi como una película.
Estaba tan, tan confundida.
Tenía que asentar mis pensamientos. En primer lugar, estaba la historia del pasado de Ross, el por qué decidió viajar en moto de un día para otro, el por qué lo último que deseaba era volver a Londres. Al principio recordaba ver a Ross como un irresponsable que no le importaba la vida y que huía de las responsabilidades; ahora sé que es totalmente lo contrario. Ross... Un nudo en la garganta se me formaba de solo pensar en eso. Él era más fuerte, y más débil de lo que alguna vez hubiera imaginado. Él prefirió dejar los problemas a un lado, y seguir a buscar su camino.
Y yo lo encontré.
Me recosté boca arriba en la cama, mirando hacia el techo. Mi cabello seguía húmedo después del baño, así que lo extendí sobre la parte posterior de la almohada.
¿El destino existe? Maldita pregunta de mierda. Mordí mi labio y presioné mis parpados sobre los ojos. Aún recordaba las palabras de mi papá sobre eso: "El Destino es la combinación de Lo que está destinado a ocurrir, y lo que tú haces para que ocurra. Uno va de la mano con el destino para forjar su camino."
Miré de reojo la puerta, y después volví al techo.
Siempre había pensado que lo que había hecho mi papá no tenía perdón, y que era lo peor que podría hacer un padre, pero después del relato de Ross, de contarme como es que se había enterado de que su papá salía con una 'niña' de 18 años y engañaba a su madre, ya no sabía que era peor. ¿Hubiera yo podido haber soportado un engaño? Mi madre no, ella lo hubiera corrido de la casa en primera estancia. Hubiera sido un engaño más un adiós... Que complicado era todo eso.
Tenía tantos pensamientos, saltaba de uno a otro sin tener en mi lugar orden ni nada. Preferí cerrar los ojos y dormir.

...

- ¡Vámonos a la finca! - gritó Rydel al colgar el teléfono. - Ross llamó, dijo que nos preparáramos para un sábado en familia. - Sonrió de oreja a oreja. Yo chasqueé la lengua.
No quería preguntar, pero... Pero algo dentro de mí necesita saberlo. ¿Exactamente qué familia estaría en la finca todo el día?
Corrí hacia mi habitación - bueno, la de huéspedes - dispuesta a cambiarme.

Por suerte ya había tenido experiencia en la finca; sé que ese no es un lugar de tacones altos o faldas.
Busqué en mi maleta unos pescadores, una blusa sencilla de color verde, y un tenis converse de botín, totalmente negros.
Cuando salí de la habitación, descubrí a Rydel vestida con un short de mezclilla, unos tenis azules y una blusa blanca. Si, ese no era un lugar para tacones y faldas.
- Ross vendrá por nosotras. - dijo ella sonriente, sentándose indiferente en la barra de la cocina. Yo me senté en un sofá de la casa. - ¿Cómo te fue anoche? No he tenido ni tiempo para preguntarte. - Tragué gordo, y puse mis ojos en blanco.
¿Exactamente hasta qué punto debía de hablar? ¿Cuánto es lo que querrá saber Rydel? ¿Podría llegar a herirla? Entonces recordé las palabras de Ross respecto a ella: "Rydel salió lastimada también, todos lo hicimos. Pero mi papá se las arregló para chantajearla muy fácil; el no puso objeción en su relación con Ellington, aún después de que había abandonado una relación millonaria. Rydel, pues, se podría decir que puso en fila sus necesidades y no pudo negarse ante eso". ¿Eso que significaba? ¿Que no le dolía? ¿Qué le dolía pero lo tenía que disimular por Ellington? Mierda.
- Fue bueno. - me alcé de hombros, quitándole interés a la noche (la noche más intrigante desde que estaba en Londres)
Rydel alzó una ceja inquisitivamente.
- ¿Solo bueno? - bufó - ¿Limaron asperezas?
- Aclaramos todo. - confesé. - Todo está olvidado ahora.
- Eso es más que bien. - murmuró, y después me miró fijamente. - ¿Por qué te notas tan callada con respecto a eso?
Es ahora o nunca, me dije respirando profundamente.
- Nos encontramos a tu papá.
No me atreví a mirarla al momento de decir mis palabras, pero eventualmente, al darme cuenta de que ni siquiera había escuchado el respiro de Rydel, me atreví a mirar a través de mis pestañas.
El rostro de ella estaba congelado; parpadeó un par de veces - muchas - y comprimió sus labios en dos ocasiones.
- ¿Cómo reaccionó Ross?
- ¿Cómo esperarías tú? - alcé ambas cejas, y ella me miró de reojo. - Enloqueció, salimos del cine, y destrozado me contó todo. - Rydel abrió los ojos como si le hubiera caído una pesada roca en el estómago. ¿Había dicho algo mal? Era un poco tarde para retractar lo dicho.
Rydel me miró sin poder disimular su sorpresa, ni siquiera lo intentaba. Me sentí... Traicionera, por un instante.
- ¡¿Te contó?! - preguntó a 4 Octavas más alto que su tono de voz inusual. Apenada, asentí y miré hacia el suelo. - ¡No me jodas! ¡Oh Lau! - y de repente sonrió de oreja a oreja. ¡¿Qué?! ¿Por qué sonreía? Eran tantos cambios de humor que me estaba empezando a sentir mareada.
- ¿Que hay con eso?
- Lau, ese es un secreto extra confidencial. - Acentuó cada una de las palabras con esmero. Me helé; ¿Secreto confidencial? ¿Yo sabía un secreto confidencial? ¡Eso obviamente no estaba bien! - Ross lo sabe, es un acuerdo que se firmó para evitar la divulgación de... De nuestra tragedia. - ¡PAPELES DE POR MEDIO! ¡Mierda! - Por alguna extraña razón los paparazis encuentran atractiva la noticia de un millonario dueño de una gran compañía que engaña a su esposa con una idiota de 18 años. - Wau; me había sorprendido de la franqueza de Rydel.
Me quedé callada, y junté las manos en mi regazo.
- ¿Los siguen los paparazis?
- Solo cuando están carente de noticias. Tuvieron un elixir cuando terminé mi relación con mi ex novio y comencé a salir con Ellington; Primera plana, con la noticia de "La princesa se queda con el campesino". - Jamás hubiera imaginado que la familia Lynch fuera parte de la farándula. - Supongo que cuando tienes dinero la gente ignorante y cegada se interesa. - Se alzó de hombros.
- ¿Por qué me lo dijo? - pregunté totalmente ignorante a la respuesta; no tenía ni pista. Sin embargo, después sus palabras resonaron de repente en mi cabeza: "Lau, por primera vez quiero compartir todo esto. Quiero que sepas todo sobre mí, y sobre lo que me ha ocurrido. Siento que esto es importante... No quisiera ocultarte nada"; pongo énfasis notorio en "Por primera vez..." ¿Que significaba eso? ¿Que era la primera a quien se lo contaba? ¿La primera? Fruncí el ceño en mi interior, llegando a una pregunta doblemente importante: ¿Ni siquiera se lo había contado al "amor de su vida" Alice?
- Eres importante, Lau. - sonrió de oreja a oreja. - ¡Vez! ¡Ross si quiere algo serio contigo! Si no, ni siquiera le hubiera cruzado por la cabeza contarte. - ... O quizás solamente me contaba, porque yo soy de sus pocas amigas. Definitivamente la versión número uno me encantaba, pero la numero dos sonaba más realista.
- Ni siquiera se lo dijo a Alice. - Sonrió pensativa y pestañeo mucho otra vez.

...

El día a partir de la charla fue en ascenso, de bueno a mejor, y de mejor a perfecto. Ross y Ellington fueron a recogernos - no había pensado que él era también parte de la familia - y nos fuimos los cuatro en el coche, hablando y riendo animadamente. A pesar de la diferencia de Edad, Yo me llevaba bien con ellos; tal vez era que Rydel era muy inmadura para su edad, combinando que yo era bastante madura para mis dos décadas. Técnicamente en años mentales, se podría decir que yo tenía 22 años, al igual que Rydel si le restamos sus años de inmadurez. Las dos tenemos 22 años mentales; genial.
Cuando llegamos a la finca, me encontré con la mamá, Riker, Caroline - empezaba a sospechar que quizás ella vivía con ellos, porque siempre estaba ahí - así como la dos tías y un tío de Ross. Las tías, una tenía dos gemelas de unos Catorce años. Se sumergieron en sus libros desde que llegaron en el patio; me recordaron mucho a mí. La otra tía en cambio, tenía niños pequeños. Una hermosa niña de 4 años con pelo cobrizo y ojos iguales a los de Ross, y un bello niño que, después de deliberar todos juntos en la sala durante quince minutos, llegamos a la conclusión de que "Nate era igualito al primo mayor Ross". Ahí fue también cuando me di cuenta de que las gemelas Kate y Lucy eran iguales a Riker, pero en niñas; bastante hermosas.
Lucy... Lucille. Oh, la extrañaba. Era lo más cercano a una amiga que había llegado a tener alguna vez.

...

- ¡No me olvides! - chilló a través del teléfono.
- ¿Cómo podría? - Bufé sarcásticamente. - Tú fuiste la que al final me convenciste de venir aquí. - Lucille rio escandalosamente.
- Tengo mucho, mucho que contarte mujer. - Suspiró dramáticamente. - Pauly y tu hermana se pelearon horrible.
- ¡¿Qué?! - escupí. - ¡Júralo!
- ¡Lo juro! - rio escandalosa. - Ah... Y Pauly y Gale se besaron como si no hubiera mañana en un club en Fonseca. - ¡¿Qué?! - borrachos, música, besos y fajes.
- No puedes estar hablando enserio. - susurré. Me encontré a mí misma sorprendida por mi reacción a la noticia: desorientada. Gale había dicho que me esperaría... Bueno, no era como si me importara que lo hiciera, pero resultaba inquietante saber que no. - Mejor en la noche que llegues a la casa te cuento todo por Skype, ¿Está bien?
- Sí. - me reincorporé. - Genial. Hablamos en la noche Lucy.
- Cuídate. - Dijo ella antes de finalizar la llamada.
Pauly y Gale... Oh, eso debió de haber dolido. Dolió un poco, de hecho.
- ¡Hey! - Ross entró a la cocina, su rostro fresco, sonriente, para nada igual al Ross de la noche anterior que se veía abatido y triste. - Jugaremos un Rally. Tú y yo contra Riker y Caroline y Ellington y Rydel. - Sonrió, y yo reí. Sin embargo me duró poco.
Beso. Gale. Pauly. Beso.
Mierda.
- ¿Ocurre algo? - preguntó Ross. Yo negué, y el alzó la ceja. - Lau... ¿Qué pasa? - gruño. Lo miré entre mis pestañas, y suspiré vencida.
- Gale y Pauly fajaron en Fonseca. - dije seca, y directamente. Las pupilas de Ross se dilataron de la sorpresa.
- ¡¿Qué?!
- Cómo lo escuchaste. - Asentí cruzándome de brazos.
- Wau... Lo que ocurre en nuestra ausencia. ¿No? - Metió las manos a su bolsillo, y habló como si él y yo viviéramos en Italia y fuéramos parte de ellos. No... No, no era así.
De repente todo el día se volvió gris, al menos toda la imagen del día.
Ross se quedó callado, observándome. Yo procuré ignorar ese hecho.
- ¿Te enojó? - preguntó precavido.
- Sí. - Admití, y enrojecí. Estaba loca al hablar sobre el tema con Ross, ¿Verdad?
- ¿Celosa? - su tono de voz fue muy... Inusual. No pude comprender el por qué.
- No. - admití con sinceridad también. - Me enoja que la gente no cumpla sus promesas, es todo.
- ¿Gale te había prometido esperarte? - Me encogí de hombros, dándole la razón. - Ese hijo de puta. - masculló entre dientes, apretando sus labios.

#BGFY

A Writer Without LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora