11.El arma secreta

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Layla me estaba cepillando el pelo.

-No es necesario, yo ya lo cepillé- dije.

-Siempre es necesario.

Hice una mueca. Layla me cepillaba con delicadeza lo que se me hacía extraño. Decía que antes de maquillar, primero hay que peinar. Layla comenzó a hacerme rizos. Una vez que terminó de hacerme los rizos me puso algo en el pelo que no supe que era. Cerré mis ojos porque no quería ver en la clase de monstruo que iba a terminar. Sentí como puso rímel en mis pestañas al igual que el polvo.

>>Mia, abre los ojos.

-No quiero.

-Pero si te ves bien.

Abrí mi ojo izquierdo lentamente y después el derecho.

>>Toma- dijo dándome un espejo.

Agarré el espejo. Lo puse en frente de mí. No podía creer lo que estaba viendo. Realmente me gustaba como me veía.

>>¿Qué tal?

-Definitivamente maquillas mejor que Makayla. ¿Por qué no le enseñas?

-Bueno gracias, supongo que lo haré, aunque claro, no hoy.

-Así ya no habrían traumas con sus muñecas.

Layla se empezó a reír. Luego de unos segundos paró.

-¿Ya ves que no fue tan malo?

-Tienes razón.

Layla sonrió.

-Me alegra que te haya gustado. Creo que te merecías un cambio, aunque sea por unas horas.

-Todos tenemos un arma secreta. Supongo que el tuyo es maquillar.

-Y el tuyo, hacerme enojar.

Comenzamos a reírnos. Ya faltaban solo dos horas para irnos.

-Por cierto Layla.

-Si, dime.

-¿Brad irá a la fiesta?

-Sí, pero irá con Luke y sus demás amigos. ¡Ash! Yo no sé porque se junta con ellos si son una bola de animales.

-¿Porqué lo dices?

-Porque no pueden ver a una chica sin que se les salga la baba o le digan de cosas.

Layla siempre acostumbraba a exagerar, por lo que no le creí.

-¿Y tus amigos que son?

-Mis amigos son los populares. Ellos andan con quien quieren, no tienen porque hacer esas bajezas.

-Bueno entonces pido menos amigos como los tuyos.

-¿Piensas salir con esas bestias?

-¿Por qué no? Por lo menos ellos no excluyen a nadie.

-¡Es suficiente con mi hermano! No permitiré que ningún hermano más se junte con animales.

-No hables tan feo. Después de todo siguen siendo personas.

-No te tientes el corazón. No sabes como son.

-Yo tampoco sé como eres y aún así me llevo contigo.

-Eso es diferente.

-No lo creo.

-Mia, eres mi hermana y no quiero que un tonto te lastime.

-Los que podrían lastimarme son tus amigos, no los de Brad.

Layla hizo una mueca. Me abrazó.

-Espero que tengas razón

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-Espero que tengas razón.

Mi vida, mi diario (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora