4.Hermanas para siempre

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Me quedé un buen rato leyendo los diarios que estaban dentro de la caja. El piso estaba algo frío, pero descubrí que tenía talento para escribir. Los detalles no eran muchos porque no me pasaba nada fundamental. En el cuarto no había gran cosa más que las cajas, las paredes pintadas y mi maleta.

—¿Puedes dejar de leer esos diarios y arreglar el cuarto un poco?— Preguntó Layla.

—No creo que haya mucho que arreglar.

—No, pero, quedarte sentada no ayuda a nadie.

—¡Ash!

Me paré de mala gana. Metí las libretas en la caja. Di media vuelta. Caminé hasta donde estaba Layla.

—Quiero que me acompañes a una fiesta.

—Pero acabamos de llegar.

—¡Ash! Eso ya lo sé, pero, ya sabes que yo tengo muchos amigos, si quisieras ya te hubiera conseguido un novio.

—Gracias por preocuparte, pero no es necesario.

—No te estoy preguntando si quieres o no, te lo estoy diciendo, no te quedarás aquí toda aburrida escribiendo o hablando con las paredes.

Mi hermana siempre era así. Siempre me obligaba a ir a fiestas o a hacer amigos. Decía que "ninguna hermana mía será una antisocial sin remedio". En realidad, no me importaba nada sobre la popularidad o sus amigos.

—Iré a esa dichosa fiesta, pero no quiero que me arrastres de nuevo a tus juegos.

—Tú sabes que siempre haré cosas con las que no estás de acuerdo.

—¡Ash!

—No tendría que hacerlo si tuvieras más amigos, ¡o ya sé!... Si tan solo dejaras tu asqueroso orgullo y te dejaras hablar.

—No soy orgullosa.

—Sí lo eres.

—¡Que no!

—Pero qué testaruda eres.

—Tú también lo eres.

—Yo no soy como tú.

—No, pero, sigues siendo mi hermana y eso nos hace iguales de cierto modo.

—Saca las conclusiones que quieras, pero igual no somos del todo iguales y eso lo sabes.

—¿La fiesta de quién es?

—De Max.

—¡No pienso ir!

—Pero dijiste que irías.

—¡No quiero ir y se acabó!

—Pero qué terca es la princesita.

—Mejor ni digas nada, que por lo menos yo no lloro porque no me compren el corrector, la base o el labial que quiero.

—Tú no sabes lo que eso duele.

—Y ni quiero.

—Ninguna hermana mía será antisocial.

—Pues acostúmbrate.

—¡Jamás!

Mi vida, mi diario (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora