7. ¿¡Tu?!

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En multimedia se encuentra el tráiler de la novela. Si no se puede ver en el teléfono lo pueden ver en su compu.

Gracias y disfruten del capítulo

Scott

Ya habríamos salido del aeropuerto y ahora íbamos hacia el coche de papá quien no paraba de hablarme como debía portarme. Me causaba gracia la verdad, el jamás fue como el padre dictador. Él siempre fue el padre buena onda, divertido, problemático, por eso nos llevamos tan bien, como si fuéramos hermanos.

Mamá es quien da miedo, porque cuando se enoja, invocas al mismísimo diablo. Nadie quiere estar cerca de mamá cuando se enoja. O cerca de Julie, ella tiene el mismo carácter de mamá. A pesar de que sé que mis padres solo criaron a Julie, ella aprendió a ser igual que mamá.

Si no fuera porque ella es rubia y mamá pelinegra, las confundiría.

―...Nada de citas con las chicas de la casa o sus amistades ¿Entendiste? ―terminó con sus reglas, a las cuales obviamente no tome atención.

― ¿Mmm? Ah, sí, sí.

― ¿Ah sí?

― ¿Sí?

―Repite la regla quince.

― ¡Papá! ―Sus carcajadas suelen ser contagiosas, pero no me causó gracia esta vez cuando comenzó su risa a mi reclamo.

―No entiendo porque tantas reglas, es estúpido. Sabemos que al terminar el año ya volveré a Londres, a ustedes se les ocurrió terminar mi último año acá, no me molesta, pero juro que solo quiero terminar bien mi último año. ―Me miró divertido.

―Hijo, ¿Crees que no me he dado cuenta? Siempre que intenté hablar contigo me evadías, mi error fue no seguir intentando ―En ese momento me sentí algo culpable―Pero bueno, no se es tarde, ahora no hablaremos de eso, aun así, si te estoy poniendo todas estas reglas es más una cuestión con quien trabajaras.

―Sí, sí, oí mucho de la famosa Maricela. ¿Le caigo mal? ―El me mira, aguantando la risa ― ¡Le caigo mal! ¡Me lo hubieras dicho!

―No le caes mal, Scott.

―Es que como no hemos hablado... ―Me interrumpe.

―Obvio, si no han hablado, como esperas caerle mal. ―Comienza a reír.

―Bueno, igual, solo vi una foto de ella, tendría ¿doce? Pero no era su mejor foto, pues se veía borrosa, parecía un fantasma. Además, somos casi familia, ni esperes que me fijaría en ella.

―Eso no fue así la última vez que se vieron.

― ¿A qué te refieres? ― ¿Qué quiere decir don Chase?

―Pues, que cuando tú y Maricela eran bebés... -―su teléfono interrumpió la conversación― espera es tu madre. Hola, bebé... ya... sí... díselo a tu hijo..., ―me reí― pero yo... vale ¿Quieres hablar con él?... vale... te am... ¿Qué? ¿Cómo qué no? Me colgó.

―Mujeres ¿Quién las entiende? ―reímos.

―Ah, tu madre quiere que luzcas formal, no así.

Mire como estaba vestido.

―No entiendo que tiene de malo mi sudadera, junto a mis jeans y mis zapatillas. ―Llevó su palma derecha a la frente indicando que no lo hiciera discutir.

―Tienes suerte de que haya traído parte de tu ropa, también te compré unos zapatos. Fíjate en la parte de atrás.

Volteé al asiento trasero y encontré una bolsa de papel donde se encontraba mi ropa. La tomé y de ella saqué una camisa blanca, junto a una corbata azul marino y un saco rojo. Junto a esos zapatos usuales en empresarios.

Trabajando Con El Idiota #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora