Trabajando Con El Idiota #2

19.Consejos en el más allá

Maricela

Aquí estamos, bueno, aún faltan personas. Como las hermanitas de cabellos dorados, los londinenses y adultos, hasta los abuelos vendrán. Esto ya es muy raro. Rydel y Mike vienen entrando y hablan de un tema el cual desconozco, pero ambos se ven muy alegres.

Ow, tal vez al fin aceptaron sus sentimientos y están juntos.

—Adivinen que —Julie, la rata y yo observamos a los posibles tortolitos —Rydel me llevará a cenar porque perdió una apuesta contra a mí, el rey de las apuestas. —se señala así mismo el chico Moroles.

Oh, una cena. ¡El romance está en el aire!

—Solo no te emociones tanto y le hagas gastar todos sus ahorros a la pobre chica —Propone la rubia mayor.

El solo continua con una sonrisa maliciosa o victoriosa en su rostro, con Mike jamás se sabe, es uno de los chicos misterio.

—Señor apuesta y señorita yo pierdo las apuestas ¿Saben dónde están los demás? —Interroga Scott

—Por lo que sé, los londinenses irían por Ami y Tara... —Mike da una respuesta. Interrumpo:

— ¿Y ellas a donde fueron? Se suponía que todos vendríamos derecho a casa y solo nos encontramos con Julie.

—Ami y Tara comprarían materiales para el comité del baile, como faltaste a la reunión cuando nació Stella... —Rydel continua, pero también la interrumpí:

—Sí, sí, conozco esa parte, pero se suponían que iríamos juntas después de la escuela. —Los miré con confusión.

—Ami te dejé mensajes, me dijo y así te vendrías con los chicos y bueno...—Continúa Rydel, hasta que dejó de hablar, entonces recién se dieron cuenta del plan.

—Esas hermanitas —Susurro Moroles, se sentaron.

No pasaron ni cinco minutos y Ross hizo su entrada, con su guitarra al hombro y tarareando algunas melodías, tal vez esta con una nueva canción.

—Hola. —Le devolvemos el saludo, con la mano y sacamos nuestros teléfonos.

—Me alegra saber que me extrañaron. —Señala con sarcasmo.

—Aja —responde Julie, desinteresada.

—Así es —Y Rydel responde de la misma forma.

—Lo que tú digas. —Scott escribe en su teléfono

Con el paso de los minutos, todos fueron llegando, unos después de otros, desde los primos faltantes hasta los abuelos.

—Veo que están todos, ¿Alguno falta? —inquiere papá —Por favor, no me hagan pasar lista como la última reunión de emergencia.

—En mis tiempos, venias o venias ¿Lo olvidaste, Harrison? —Ahí está mi abuelo, listo para molestar a su adorado yerno.

—No, señor. Es solo que esto salió de improviso y...—Papá intenta escudarse, a lo que el abuelo interrumpe.

—¡Ja! ¡Improviso! ¡Yo digo que...!

—¡Will, cierra el jodido pico! ¡Ya! ¡Es suficiente! ¡Tienes casi sesenta años! ¡Deja de comportarte como un adolescente, idiota! —Abuela te amo mucho, alabada seas, siempre fuiste mi favorita. Con ese grito logro callar a mi abuelo, asustar a sus amigos, lograr que sus sobrinos e hijos sonrieran y que los de tercera generación la alabáramos como una diosa.

Por lo que papá continúa:

—Como decía, esta reunión es de improviso, si bien lo que les tenemos que decir es rápido, deben seguir cada orden que se les dé, sin importar que. ¿Entendido? –Todos asentimos ¿Qué tan peligroso es el asunto y por ende vienen las reglas? — ¡Bien! —junta sus manos estruendosamente —Como decía, los que habrá visto las noticias sabrán, escaparon unos criminales hace un par de días, se dice que son muy peligrosos, por eso ya nadie saldrá hasta nuevo aviso, salvo por temas académicos o de trabajo, también hay toque de queda, nadie en las calles después de las 8:30 de la noche, los chicos londinenses también volverán a casa, por lo menos hasta que esto se solucione, ya hablé con sus padres y creen que es lo mejor. Así que, recapitulando/agregando: Ustedes se van y se vienen con nosotros, todos los días, no saldrán a menos que sea por temas académicos o laborales, nadie fuera después de las 8:30 de la noche...