Eliot
¿Soy un cobarde? ¿Lo soy?
Quiero huir, no por mí, sino por ellos, mi familia, mi hija, el o la que viene, mi esposa, quiero que ellos estén bien, quiero que no tengan miedo. Hace unos veinte años me prometí que haría todo para que fueran felices y por ello no he dejado la agencia, ahora la dirijo y ellos me ayudan, pero siempre intento hacer que ellos estén bien.
Ahora, en mi cama, Jenny no me habla, las luces están apagadas, pero sé que está mirando la pared fijamente, la conozco. Si le hablara estoy seguro de que me ignoraría. Tengo que hacer algo, necesito que me hagan caso, que me crean, sé que estamos en peligro.
Escucho rasguños en la puerta, ella se levanta, sin mirarme, ni mucho menos dirigirme la palabra, abre la puerta y Megan entra jadeante, Jenny ríe al ver que ella se sube a la cama y comienza a lamerme.
—¡Megan! —río, Jenny cierra la puerta y se acomoda en su lado, deja la luz de la mesa de noche encendida, me mira, mira a Megan y puedo notar sus hermosos ojos azules, lo que no quiero que alguna vez deje de ver, porque son los que me cautivaron por primera vez a los quince años. —Jenny... yo...
—Te entiendo —interrumpe —no te disculpes, pero tampoco me pidas que haga lo que tú quieres, ya no soy tu "responsabilidad", Eliot. —En lo que quedó de la noche, estuvo acariciando a Megan hasta quedarse dormida. Olvidó apagar la luz, así que me levanté a hacerlo. Besé su frente y me fui a acostar. No dormí, no podía, miraba a Jenny como si dejaba de verla ella desaparecía, no quería que desapareciera.
Me levante temprano, desayuné y salí en mi auto, no iría a la agencia, pero sí debía ir a comprobar algo.
Bajé de mi auto, sentí un calo frío al caminar a la puerta de ese lugar, los colores grisáceos del lugar daban ganas de escapar, sus rejas también, los vidrios y el alambre de púas sobre los muros me recordaron a que venía, necesitaba estar seguro.
El guardia me miró.
—Nombre.
—Eliot Harrison.
—Nombre del o los reclusos.
Al ver sus nombres en mi mente sentí ganas de vomitar.
—Jake Smith, Oliver y Josh Hoovers, y...—Ay carajo...—Steve y Robert Montalvan. —El guardia me miro con los ojos muy abiertos por la impresión, cosa que de verdad no entendí.
—¿Qué ocurre?
—Señor Harrison, ellos murieron. —No sé qué es lo que me asombra más, que no estoy aliviado o que ellos murieran.
—¡¿Qué?!
—Hace más de un año, hubo una fuga de gas y bueno muchos reclusos no sobrevivieron a ello, entre ellos los cinco que nombró. Aunque considerando el historial de ese grupo, no dio lástima, es más, nadie venía a verlos.
Agradecí por su tiempo y me retiré lo más rápido que pude, entonces nosotros estamos bien al menos no debemos preocuparnos de ellos, tal vez Jenny tenía razón, era una broma, pero el anillo y brazalete de Mayra... aun debemos investigar. Al menos no tendré la "paranoia" como dicen los chicos que tengo. Debo decirles.
Maricela
Escucho risas, de una pequeña, me levanto, corro con rapidez hacia la puerta, no veo nada, más que una sombra bajando las escaleras.
—¡Oye! —La silueta me observa, o eso creo, no puedo ver su rostro, con su mano me indica que baje, le hago caso,
Hay una voz en mi cabeza, que seguro no es Alena porque es mucho más floja que yo, me indica que no debo, no debo hacerlo, pero mi lado más curioso actúa a favor del peligro, voy.
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Trabajando Con El Idiota #2
Teen FictionSEGUNDA PARTE DE SAGA "MIS IDIOTAS" A D V E R T E N C I A Si estás leyendo esto antes de "Aquí... con cuatro idiotas", debes primero leer esa historia, esta es su secuela y si no quieres tener spoilers, recomiendo que leas esa historia ¡Ya! Pero w...