32. Celos a la locura

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Julie

El grito que al unísono me pegaron, era obvio que esa no era la mejor forma de decirles esto, ya no hay vuelta atrás, todos están con cara de haber visto un fantasma, bueno, menos Thomas y Amélie.

A ella pues le pedí el consejo y Thomas, el vio los papeles en la escuela, los había traspapelado con algunas guías y boom, ya no era secreto. Aún recuerdo su cara, la reacción no había sido tan mala como la que mi familia tiene ahora, quizá sea el hecho de que no se lo dije, así como una bomba.

— ¿Disculpa? —Veo a mi abuela, está completamente atónita —Si no eres Julie, ¿Quién eres?

Tomo aire, esperando que me llegue la fuerza para decirles, veo a todos lados y a mi lado Thomas, un "Tú puedes" puedo ver que modula con sus labios, Amélie a su lado asiente con una sonrisa tierna, de esas que te dan valentía.

—Yo no recordé nunca como era mi padre y mi madre para que decir, ver fotos no es lo mismo que tenerlos junto a ti. —Comienzo con una sonrisa nostálgica, puedo ver que a quienes más afectaron estas palabras fue a mi tío Eliot, mamá y la abuela Layla. — Hasta los seis años, tuve una figura maravillosa de padre —observo a mi tío. Corre una lagrima por su mejilla —y mi abuela, era la mejor mamá —ella sonríe. —Y una señorita llegó a nuestras vidas, a alegrarlas, porque recuerdo que a él lo vi feliz, es lo único que recuerdo. —Los tres que ya mencioné están difícilmente soportando las lágrimas, los demás observan expectantes.

>>Tuve este pensamiento desde antes de que llegáramos aquí por primera vez, no era porque no quisiera a mi origen, estoy más que orgullosa y sorprendida de lo que han pasado, antes de que fuéramos dieciocho, éramos solo tres, nos faltaba alguien, Antonia —Mi madre, sorprendida, sonríe cristalizada. — Sé que me estoy alargando mucho, me costó enserio hacer esto. Pensaba que un buen regalo de agradecimiento, era que me llamara como ella y alguien más se unió a este clan de locura —Sonrió hacia mi padre —Él, que desde la primera vez me cantó para dormir, tenía la voz más melodiosa que había escuchado alguna vez, a veces cuando estoy triste, él me canta—Él sonríe, nostálgico.

>>Supe desde el primer momento que serías mi padre de por vida, entonces cuando quería decir mi plan, éramos cuatro, pasó mucho, mucho tiempo para poder hacer esto, lo pensé miles y miles de veces, ahora lo decidí y espero que ninguno se lo tome a mal, solo creo que era necesario y yo siempre, siempre recordaré con amor y orgullo mi origen, ahora no soy Julie Harrison, ahora... —busco en mi bolso colgado en el espaldar de la silla mi tarjeta de identificación, me costó tomarla, respire profundo y la enseñe a todos en la mesa—Ahora soy Julie Martínez Gonzales.

Silencio.

Solo silencio es lo que había en el comedor, fue eso hasta que escuche unos aplausos, observé a quienes le pertenecían, mi hermano, quien veo está lagrimeando de felicidad, se le une mi prima, Maricela, se ve orgullosa y así muchos se van uniendo a los aplausos, levantándose de su asiento, escuché silbidos, vi a todos con una sonrisa, algunos tenían lágrimas

¿Tanto les llegó lo que dije?

—Quisiera decir algo —mi abuela, está llorosa y seria, supongo que a ella no le agradó mucho la idea, es decir, me cambié el apellido de su familia, sin embargo, eso jamás va a decir que no seguiré siendo una Harrison, para mí cambiar el apellido es una forma de agradecimiento—Nunca olvidaré el día en que Ethan llegó, estaba destrozado, te traía a ti en brazos. —Su voz es temblorosa—Él, el tiempo que estuvo contigo no sabía cómo hacerte feliz, como cuidarte, nos tenía a tu tío y a mí. Le ayudamos. Llegó Antonia, las cosas cambiaron y para bien—Le sonríe a mi madre

>>Desgraciadamente, eso no duró mucho, ella te ha cuidado, tanto como yo, luego viene Chase y ambos se aceptaron—Nos mira a ambos—Yo estoy segura que si mi hijo te viera en este momento, si te viera lo feliz, lo segura y también lo orgullosa, como has dicho de tu origen, no estaría enfadado, ni yo lo estoy —la observo, conteniendo las ganas de llorar —Harrison, Martínez, Gonzales, me da igual, eres mi nieta y mientras no me cambies por la madre de Chase —muchos ríen y ella igual —Yo te amaré siempre, Harrison o no.

Trabajando Con El Idiota #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora