2. Siguen olvidándose de mi.

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Maricela

Diablos, estamos muertos. Específicamente la voz del grito fue una voz femenina y me recuerda mucho a mi madre. Y ella es cosa seria. Escuché como personas forcejeaban allá afuera con monstruos, los cuales supongo, son nuestras madres. Los chicos tenían la misma expresión, bueno, todos salvo Ami, quien aún tiritaba a pesar de que tenía la mantita de unicornios que un guardia le presto.

― ¡Mamá para! ―Esperen ¿Es quien creo que es?

― ¡Nada de eso! ―Dios, nos salvamos

― ¡Quita tu trasero Will!

Agradecida con el de arriba que sean nuestros abuelos y el tío Dylan, benditos sean.

― ¡Chicos! ―exclamó Dylan con alegría y asombro al vernos.

―Dyl! ―Saludamos todos, Dylan era el mejor tío en todo el multiverso, se lleva muy bien con nosotros y nos cubre de muchas situaciones, pero hace unos meses nos abandonó por irse a otra aventura con los abuelos.

Dylan tiene un taller mecánico y es muy bueno en eso. A pesar de que terminó la escuela, estuvo como dos años en la Universidad y desertó. Mis abuelos al principio estaban algo enojados con él, pero fue para mejor, se dedica a lo que ama y es lo mejor de la historia.

―Así los quería encontrar.

―Hola, abuela...

― ¡Ya te he dicho que no me digas así, niña! ― reclamó con diversión, veo que no está tan enojada como creí. ―Al menos, no en lugares públicos.

―Hola, Mónica ― saludé con un poco más de confianza. ― ¿Qué hay, Will?

―Dios, ¡Niña! Como te ha educado el imbécil de tu padre. Sólo tienes dieciséis años y ya estás en la cárcel.

¿Qué mi abuelo aún no acepta a mi padre? ¡Qué va! Los demás saludaron a sus nietos y se convirtió en una emotiva reunión familiar en una celda.

―Son iguales a nosotros ― opinó la abuela Layla riendo.

―Tienes razón. ― río Jenny, no mi madre, sino, la tía de mi madre. ― Es como esa vez cuando fuimos a Londres a ver a Chase y Antonia. Terminamos en la cárcel por qué ellos― apuntó a Will, Mauricio y Theo ― les quitaron los sombreros a los guardias del Palacio de Buckingham

Rieron todos. Les dije, tenemos a los mejores maestros para el desastre.

―No me lo recuerden ― hablo Dyl. ― No sé cómo les explique que yo estaba a cargo de ustedes si yo tenía sólo doce años ― les recordó en reproche.

― Ahora ― dijo Sam, después de que las risas cesaron― ¿Cómo terminaron aquí?

Tardamos un poco en explicarles, es decir, hablamos de manera atropellada, unos sobre otros y a veces culpándonos entre nosotros, un jalón de cabello a los chicos por idiotas, evitar que Ami contara algunos detalles, porque bueno, se llevó la peor parte.

Pero ellos en cada momento, reían como desquiciados, ¿A poco tan divertida les parece la historia? Dios, estas personas son las más raras que conozco.

―Nos van a sacar de aquí o esperaremos a que lleguen nuestros padres y nos castiguen hasta que cumplamos cien años. ― pregunto Mike exasperado.

―Chicos vayan a pagar la fianza ―ordenaron las mayores y estos asintieron, sin embargo, al poco rato, escuché como Will, Mauricio y Theo les rogaban a los guardias que nos soltaran.

Decían que tenían el dinero y que no habíamos hecho nada malo. Los guardias no accedieron y ellos volvieron como un perrito arrepentido.

―Cuando quieres que algo salga bien ― comenzó Mónica.

Trabajando Con El Idiota #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora