39. Inmarcesible.

297 27 3
                                    

Lo que ocurrió esa noche fue que no charlé con nadie, fue que apenas toqué mi comida, tío Asher, juro que lo que probé estaba delicioso.

Al terminar de cenar subí las escaleras tan rápido como me fuera posible y me quedé a oscuras en la habitación, cuando Scott tocó a mi ventana, no abrí, no quería abrirle, si no estaba segura de lo de la nota, lo cual esperaba que no tuviera nada que ver, de ser así, él podría ser responsable de la noche cuando los celos se fueron a la locura.

Yo no quería eso, era lo que menos quería, recé hasta a lo que no le creía para pensar que todo lo que ha ocurrido no era por su culpa.

Volvió a tocar la ventana, esos toques en el vidrio aceleraron mi corazón como no tenían idea, su silueta por el brillo de la luna se marcaba en mis cortinas, no eran tan gruesas, pero él no podía ver que yo estaba ahí observando como bajaba la cabeza, pensando en que tal vez me había quedado dormida y por eso no abría la ventana como en los últimos casi doce días.

Suspiré y me dejé caer en el piso, abracé mis piernas con fuerza algunas lágrimas brotaron, las ignoré, me quedé mirando la ventana, no sé por cuanto tiempo, pero fue el suficiente para que después me quedara dormida en el piso.

No te alejes y busca.

Cuando creía que mis sueños desaparecían, volvían a aparecer, ellas se habían despedido de mí, pero nuevamente estaban ahí tratando de guiarme, las buscaba para pedirles una explicación, de todo lo que estaba vagando en mi cabeza y que de alguna forma buscaba ser mucho más importante de lo que quería ser.

O ya era importante y yo no le daba esa importancia.

Lo que fuera, me estaba trastornando y estremeciendo.

No entiendo que pasa, díganmelo, por favor.

No lo alejes y busca a los demás.

Que bobería, todos están en sus habitaciones, en sus camas, sin escuchar mis payasadas y mucho menos responder a mis ideas alocadas y disparatadas, como hablar con fantasmas en sueños, o no lo hago y sencillamente estoy llegando al borde de la demencia por la hipnosis de mi sonambulismo.

Venus, Dionne, Selene, por favor, necesito ayuda.

Necesitas confiar y ella te necesita, busca.

La habitación, antes blanca como la nieve y brillante como la luz de cientos de velas en un altar, se volvía obscura y negra, tanto como el alma más apagada en las penumbras del inframundo.

No las veía, seguía avanzando por un camino, no era el camino amarillo del mago de Oz, su luz se estaba apagando, lo seguí con mucha prisa antes de que dejara de verlo, estaba segura de que si lo perdía no despertaría.

Porque eso era.

Un sueño.

¿No es así?

Mis piernas se sentían cada vez más cansadas, logré llegar a la puerta, fue cuando me encontré con dos siluetas. Imposibles para mí reconocer cuales eran sus intenciones.

Ayudarme a ver la luz o llevarme y dejarme para siempre entre las penumbras.

Tara

Después de lograr convencer al chico, esperamos a que todo quedara en silencio y oscuridad, teníamos que poder revisar algún computador, como posiblemente la computadora de Maricela, Scott o Julie, quienes eran los que probablemente que tuvieran algo en sus aparatos por ser en parte los que llevan más preparación y tiempo en la agencia, lo descartamos.

Trabajando Con El Idiota #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora