Capítulo 16

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Hola gente bonita de Wattpad y un super saludo mega especial a mi querida lectora:

AliceWalkerLee

En verdad agradezco un montón que me sigas linda.

Les advierto que este capítulo está un poco...fuerte, pero si son muy sensibles sáltense esa parte, pero si no les importa léanlo de todos modos, que conste que se los advertí. Pero en verdad espero que lo lean y que comenten porque estoy con una fea lesión en el cuello que en verdad me duele y me costó escribir en el notebook con un collarin.

Así que lean, comenten y voten

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El monstruo que dormía plácidamente bajó la iglesia principal de Ragako, en el fondo del subterráneo para ser exactos. Era una criatura de cuerpo humanoide fornido, media unos dos metros o quizás un poco más, de figura encorvada, extremidades larguiruchas, la piel entre gris y verde de aspecto viscoso y sucio, hocico y dientes caninos, de ojos pequeños con destellos rojos y vestía ropajes desgastados y sucios junto con una armadura oxidada.

Poseía una fuerza física descomunal y gran espíritu de lucha, pero no poseía honor ni orgullo en batalla, era rastrero y haría cualquier cosa por ganar y ni le importaba si su adversario era un experto en armas o un anciano indefenso incapaz de levantar una espada, moría igual en sus asquerosas garras.

Era un excelente guerrero pero no era precisamente inteligente, ni poseía poderes especiales, pero aquello lo compensaba con la brutalidad y fuerza inhumana.

No toleraba la luz del sol, no soportaba el bienestar, la alegría, la paz, ni las cosas bellas y luminosas, porque estos últimos le recordaba que nunca podría salir de su oscuridad, pues sentía gran rencor y envidia por todos los seres que podían vivir en las afueras.

Los de su raza eran carnívoros, comían de absolutamente todo aquello que se movía: animales, insectos, elfos, enanos, duendes, hadas, trolls, personas, etc. Incluso en casos de que no hubiera comida a la mano en que recurrían al canibalismo y se comían entre su propia gente, no les importaba el lugar, ni que criatura era, incluso a veces el estado de la carne (la verdad era que tenían hábitos alimenticios bastante poco higiénicos).

A pesar de todo esta peculiar y espeluznante criatura no era como aquella otra que si resultaba una amenaza para Ragako, desde hace años sin que el pueblo se diera cuenta de quién era el verdadero monstruo.

Petra despertó con una sed espantosa, ya era de noche y se encontraba más descansada por lo que quiso salir de la habitación para buscar algo de beber. Vio a Hanji dormida, sentada recargando su espalda junto a la puerta con una daga en la mano que estaba a punto de soltar, le pareció cómico y tierno verla con hilillo de saliva correr por su barbilla. La muchacha de cabello anaranjado se acercó a ella y con mucho esfuerzo logró despertarla un poco, Hanji seguía muy somnolienta así que cual muñeca de trapo se dejó levantar del suelo por Petra y caminó apoyada en la más bajita con los ojos entreabiertos por el sueño hasta la cama completamente inconsciente de lo que pasaba a su alrededor.

Petra le quitó las botas y la capa a su compañera de viaje para que durmiera más cómoda para luego irse a buscar agua, jugo o lo que fuera para calmar la sed, decidió que traería también una jarra al dormitorio por si Hanji también quería beber algo y por si le deba sed más tarde de nuevo.

Una vez fuera recorrió los pasillos buscando las escaleras, ya que suponía que la cocina estaría en el primer piso, se topó en cada piso con uno que otro religioso haciendo guardia en los pasillos y los que la vieron vagar por el convento la detenían para sermonearla y ordenarle que volviera a la cama.

Una historia que el mundo olvidóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora