Capitulo 57

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Siete años atrás...

Se había quedado dormida cerca del fogón que ella y Dafne habían creado durante la noche. Le gustaba eso, escuchar historias y relatos a la luz de una fogata. Claro que la mayoría de las historias de Dafne no tenían un final de lo más feliz pero la demonio tuvo que aprender a omitir y cambiar ciertas palabras en sus cuentos cuando tenía que contarle algo a la pequeña...por muy inútil que fuera mantenerla encerrada en un mundo de finales felices, había ciertas cosas que quería preservar de ella. Esas chispas inocentes que a pesar de haber perdido a su madre de forma tan cruel seguían en sus bonitos ojos color ámbar, le hacían volver a creer, a tener algo de esperanza en el mundo.
Por lo mismo después de un buen tiempo conviviendo y acostumbrarse a la presencia de la bruja pequeñita comenzó inevitablemente un lazo que con el pasar del tiempo se hacía más fuerte entre ambas. Nunca dejó de ser estricta con ella no regañona, pero ya no se podía imaginar un mundo sin ella.
¿Hace cuanto no cuidaba de alguien tan pequeñita? ¿Cuando fue la última vez que sintió apego?
No es que le dijera que la quería todos los días o que era la mejor niña del mundo, pero demonios varías veces se encontró a sí misma compitiendo con el padre de Petra por la atención de esta, pero nada serio. Después de todo el era el padre de Petra, la mitad de él
Estaba en ella y no podía despreciarlo por ello.
De hecho, si la presionan podría admitir que hasta sentía aprecio por ese hombre.
Aún le costaba confiar en el resto de los seres vivientes pensantes, y menos que Petra se les acercase y quizás suene exagerado pero entendía por fin a esas madres de la nobleza que se negaban a aceptar una nodriza porque no soportaban ver a sus niños en el pecho de otra mujer.
Talves eso sonaba posesivo, pero así es como suelen ser los seres con vidas poco felices y solitarias. Así se sentían las madres primerizas también.
Odiaría que esa personita algún día olvidase lo mejor de sí misma si llegase a cambiar más de lo que le agradaría al crecer...pero inevitable, era una niña mortal que debía crecer y madurar...pero no una cualquiera, era una bruja...Con poderes, poderes que podrían hacer mucho bien así como mucho mal (incluso si detrás habían buenas intenciones). ¿Cuantas veces no había visto a humanos apenas tener algo parecido al poder y cambiar drásticamente? Ya fuera dinero, fuerza física, habilidades destacables o algo tan simple como un puñal cambian la situación.
Quizás por eso solía ser un poco dura con la pequeña Petra, no quería que de pronto se le hinchase la cabeza con esos poderes, por eso fue resistente al enseñarle magia de combate, no hasta que fuese consciente de la consecuencia del poder, a reconocer su valía y desventajas.
Se centró en enseñarle más bien a curar y sanar, hacia un año que sus propia enfermedades  no duraban más de un día, sabía sanar moretones, rasguños y heridas pequeñitas.  Lamento no poder encontrar algún maestro que le enseñase mejor aquello. Para alguien qué pasó de ser un Ángel de batallas un Ángel caído a un demonio de una de la más bajas categorías, sabía poco de sanar, con la ayuda adecuada la pequeña sería toda una cirujana a los quince.
Ese día comenzaron con las torceduras, hubo muchos gritos y regalos, pero al final avanzaron más que la última vez. Por eso fue tan fácil dormirla.
-Dafne - la llamaron y ella respondió.
-¿Qué sucede? - preguntó la adormilada Petra.
-¿No me llamaste? - la niña negó con la cabeza y se volvió a recostar.
Volvió a escuchar su nombre y buscó con la mirada a quien la estuviera llamando. Era una voz extraña, un sonido que parecía no pertenecer a nadie y a la vez comprendía todos los sonidos articulando a la vez y en sincronía perfecta esas palabras. No necesito más de tres minutos para entender que algo no iba bien.
Intentó no asustar a la pequeña Petra mientras concentraba su energía en llamaradas rápidas a
Ciertos puntos. Esperaba haberle dado a la criatura que la estaba acechando.
No había ningún sonido pero no bajó la guardia ni por un instante, ya sabía que esa criatura no era ni un ser mágico, animal o humano.
Con el mayor sigilo posible investigó, escuchó ruidos provenientes del sur entre arbusto y maleza. Con la intención de tomarlos por sorpresa daba pistas y movimientos en falso para distraer. No consiguió nada a pesar de usar su magia para materializarse en otros uvates más lejanos sin caminar, invisibilisarce o lanzar ataques sutiles desde lejos.
No pudo continuar con su vigía cuando se dio cuenta de que había dejado a Petra sola, mejor sería aguardar quieta hasta que aquel ente que la buscaba a ella.
Al llegar hacia donde Petra visualizó una sombra que no era ni del fuego o algún árbol, tampoco era la propia... parecía incluso crecer sobre ella aún cuando no se veía al dueño de aquella sombra.
Tomó su forma demoniaca real, pues había tomado la costumbre de usar su figura humana para no incomodar con su aspecto a Petra (consiente de lo grotesca que podía verse) y andar concentrada en no perder su forma no la dejaba sacar todo su potencial. Se abalanzó certera y rápida como un puma, cuidando que que ninguna garra tocase a Petra, enredándose con esas sombra rara y amenazante.
- ¿Qué se siente volver a tu real apariencia? -preguntó con esa voz eléctrica y burlona -Lo lamentó mucho ¿te habías acostumbrado ya a ser hermosa otra vez?
-¿Qué es lo que quieres? - escupió la demonio a aquella sombra, ya la había reconocido.
-¿No lo adivinas? - se burló- vaya, y todos pensaron que eras algo inteligente ¿pero que se puede esperar de un demonio de ten baja categoría?
-Hablas mucho y me estás cansando - prendió cada parte de su ser con fuego y se lanzó una vez más a su enemigo.
Para desgracia de Dafne, ese ser demoníaco estaba a un nivel superior al suyo, no era ni un demonio elemental o un ígneo (los más recurrentes en la tierra)...era de una categoría incluso más alta que esa clase. No le costó nada dominarla en tres movimientos sin quemarse y dejarla sometida e el suelo. A simple vista se hubiese visto cómico como alguien tan grande y de aspecto feroz como Dafne quedaba retenida en el suelo por un ser de formas tan simples y de estatura menos a la suya. Su voz era lo que en verdad daba cosas: pues era masculina, femenina, adulta, infantil, aguda y grave.
-Los altos mandos ya lo saben mi querido angelito, rompiste una regla. - apretó sus garras aparentemente indivisibles en la nuca de Dafne haciéndola quejarse - y era una regla tan simple  y nosotros que te teníamos por la más lista de los de entre tú clase. - puso más presión - Solo tenias que traernos su alma pero tú ahí la dejas libre...¿que fue lo que cambio?- ella apretaba la mandíbula para no gritar y despertar a Petra. -¿No vas a gritar? Anda, no te reprimas eso es malo para el cuerpo y los dos sabemos que te duele muchísimo - No mentía, era un dolor martirizante y alguien tan dificil de lastimar y herir (por lo menos físicamente) no sabía cómo manejarlo, pues otros seres más acostumbrados al dolor se centran en otras cosas para soportarlo...ella no, lo único que podía hacer era mantener la boca cerrada para no alterar a Petra.
Pero no iba a dejarse vencer tan fácil, así que puso ambas garras en la tierra y se impulsó hacia  arriba intentando sacudirse al ser que tenía encima, y comenzó a revolverse hacia todos lados hasta que pudo quitárselo de su espalda.
- Te vas de aquí.
-Agh...mierda, esto es lo que no me gustan de tu clase...dicen que están dispuestos a servirnos a nosotros con tal de tener un lugar donde pertenecer, les damos una tarea y cuando empieza a ser demasiado para ustedes nos cuestionan se confían mucho en sus habilidades nuevas otorgadas por nosotros y hacen esto. Aunque reconozco que si tuve fe en ti, fuiste más complaciente por mucho más tiempo.  ¿Qué fue lo que te cambio?
-Los tratos faustos que hacen con las mujeres humanas no son justos...una mujer que solo estaba desesperada y luego tiene que orar al infierno solo porque busco ayuda en el lugar equivocado...
-Esa mujer quemó todo un pueblo...y tú remataste lo que quedaba, no lo niegues.
-No iba a negarlo - ella volvió a intentar lanzarse sobre él, pero era más rápido.
-¿te conmovió la chiquilla acaso?  Vaya - la esquivo de nuevo -¿quien diría que eras tan maternal?
-Esto no es justo.
-¿Qué no? - respondió - Nada es gratis...esa mujer quería poder en lugar de esperar a que la naturaleza siguiera su curso como quieren las Diosas...contribuyendo al desequilibrio de la naturaleza...y tenemos que equilibrar eliminando las aberraciones como ella...
-Las brujas blancas no tenían malas intenciones... ¡no merecen ese castigo! ¡Ella
¡Solo quería salvar a su hijo cuando hizo el trato! ¡A todo un pueblo abandonado por otros!
- U terminó asesinando a padres, madres, niños, ancianos ¿ellos qué culpa tenían que el condecito tuviera otra clase de poderes?
-Eres un...- y rápidamente la
Sombra se materializó en humo y la rodeo, ella no podía tocar los brazos que la rodeaban pero estos sí a ella, en golpes dolorosos capaces de romperle lo huesos a la más fuerte de las bestias.
Mientras que Petra despertaba por culpa de ciertos ruidos se preocupó al no ver a Dafne cerca. Algo comenzó a oprimirle el pecho. Jamás había sentido algo así...la asustó.
Su padre iba a por la pequeña para llevarla a dormir a su hogar y le preguntó dónde estaba la demonio.
- No...no lo sé - vio la niebla más negra de lo que debía ser acercarse a ellos de forma lenta. Pero sabía ella que no era neblina simple, por el color era más bien como el humo pero si el olor y sin fuego que lo causara. La opresión en el pecho aumentó.
-Petra - el hombre se preocupó al ver esa expresión de dolor en su hija - vámonos de aquí. - la niña no se levantan de su sitio, apretando su blusa - ¡Petra!
Tenía que llevársela de ahí antes de que ese humo se acercase a ellos y la tomó en brazos para correr con ella a cuestas. Corría de a momentos mirando atrás ¿pero que rayos era esa cosa? Esperaba que Dafne se presentara pronto, ella de seguro podría enfrentarse a lo que fuera eso.
Ral miró una vez más por sobre su hombro, una oleada de alivio lo invadió cuando el humo negro desapareció y aprovechó el momento para buscar rápidamente las llaves. Se confió demasiado, apenas volteo tenía esa bruma sources a centímetros de la nariz, paralizándolo de terror, una sensación que duró unos eternos segundos y no reaccionó hasta  aquella cosa se tragó de un movimiento imperceptible al ojo humano a su hija. Sin poder hacer nada a pesar de que comenzó a perseguir al ente que empezó a alejarse intentando alcanzara a su hija pequeña.
-Por favor no - dijo con voz ahogada -¡es lo único que tengo ¡no la alejen de mi!
Pero los ruegos, la carrera e intentos inútiles de amenaza de nada servían al pobre y desesperado hombre, otra vez viviendo en carne propia la tragedia que se repetía por tercera vez.
Petra se vio de pronto rodeada de ese paisaje difuso y nublado...tan tétrico se miraba todo a su alrededor, como si el bosque se estuviera quemando pero sin llamas a su alrededor. Buscando a Dafne, buscando a su padre. La opresión en su pecho se hacía insoportable y no entendía por qué, necesitaba a Dafne con urgencia y solo sabía que estaba ahí entre medio de toda esa rara oscuridad.
Sintió que algo lo harto del brazo pero no veía quien la sujetaba, como si fueran brazos invisibles la tomaban de diferentes partes inmovilizándola y haciéndola desesperar aún más. La opresión en su pecho era tan fuerte que no era capaz de sentir lo que l estaba ocurriendo al resto de su cuerpo, solo podía ver como esos entes invisibles la tomaban y ella no hacía nada centrándose en volver a respirar.
-Dafne - jadeó ella como pudo, no le salía  la voz, sentía que se ahogaría si hablaba, solo se atrevía porque necesitaba ver a Dafne.
Pero solo escuchaba sonidos que no sabría explicar...entre ventiscas y rugidos que jamás antes había escuchado.
La llamaba desesperada hasta que al fin sus plegarias fueron escuchadas y apenas di notó cuando por fin estaba a salvo en los brazos de Dafne, aunque ya no tenía su figura humana sabía que eran los de ella. Porque a pesar de no ser unos brazos bonitos y en lugar de manos tenía zarpas eran cálidos y le transmitían esa sensación de seguridad que solo le daban Dafne y sus padres.
Estaba en n su forma demoniaca real, monstruosa y gigantesca, la mitad del cuerpo de Petra cabía en la mano de la demonio y mientras ésta huía en búsqueda de algún lugar seguro para la niña. Olfateaba el aire en busca de aire fresco en medio de esos aromas a azufre y miseria que le recordaban acerca de su pasado. El aire era tan pesado que las ventiscas se sentían secas y como empujones de un lado a otro. Los extraños entes solo las su Ian en una desesperación en la que no sabían si ya habían descendido al infierno o no ¿seguían  siquiera en el mundo terrenal?
Petra hacía esfuerzos para recordar cómo respirar para verificar que no estuviese muerta, aferrándose cómo podía a su querida Dafne.
Pero hubo un momento en que ambas se soltaron y por más que trataban de tomar sus manos se vieron desaparecer una a la otra.
La niña quedó sola inmensa en una oscuridad fría en la que estaba sus pérdida en la nada, no podía ni ver sus propias manos. Solo podía escuchar ruidos que no sabían de dónde venían. Gruñidos, ventiscas, rugidos, golpes que parecían retumbar. Sonidos inquietantes que la hacían querer escape pero no sabía a donde si no veía nada, no sabía siquiera si avanzaba algo por más que se moviera ¿Se iba a quedar acaso ahí para siempre? ¿Entre las sombras más negras que pudiera imaginar, rodeada por amenaza que no sabía si irían algún día a por ella y solo contar con sonidos alarmantes que solo empeoraban la espera a lo peor?
Gritó de espanto cuando un enorme peso impactó contra su pequeña figura, a pesar de aquellos sonidos lejanos no pudo haberlo visto venir y de verdad pensó que la mataría. Pero al abrir los ojos (los había cerrado indistintamente ante el miedo) una luz cegadora le pico en los ojos y por fin sintió el piso debajo de ella.
Abrió un poquito los ojos y apenas si divisó el rostro de Dafne alejarse de ella a donde no podía ver. Petra estiró la mano hacia ella en un intento inútil de tomar la de ella, no quería que se fuera, tenía miedo y aún si no era cierto sentiría que estaría bien si solo estaba a su lado. Esa sensación le daban los brazos de Dafne, un refugio impenetrable y sanador incluso en los peores momentos, iguales a los de su madre.
Quiso sentarse pero la cabeza le pesaba tanto que la devolvió a recostar violentamente en la tierra. Le dolía mucho la cabeza y la luz le parecía demasiado brillante, como ver al sol pero menos esperanzador.
Sus párpados  se cerraban contra sus deseos, hasta que un terrible cansancio por fin la venció y el silencio, la nada misma la invadió.
No tuvo ningún sueño o pesadilla las tres horas que estuvo completamente inconsciente en su cama, los ronquidos de su padre la orientaron mejor cuando despertaba y se preguntaba dónde demonios andaba. Los ojos ya no le dolían pero si sentía un leve dolor de cabeza.
Su padre abrió un poco los ojos y después de un parpadeo se abrieron completamente.
-Mi niña...- No aguantó más y abrazó a la pequeña bruja con todas sus fuerzas. Incapaz de articular claramente sus palabras de alivio entre sollozos roncos propios de los hombres. Tan agradecido de que estuviera bien.
Petra en principio no entendía que había sucedido, lentamente correspondió el apretado abrazo de oso con sus delicados bracitos.
Confort, el dolor de su cabeza comenzaba a disminuir hasta no sentir nada en ese abrazo. Sonreía mientras pensaba en que aprendería con Dafne ese día y...
Dafne recordó en segundos cada momento de manera fugaz cada cosa que había ocurrido el día anterior...la sensación de alivio fue reemplazada por un nudo en la garganta y un vacío extraño en el estómago.
-Papá - alcanzó a decir la niña - ¿Dónde está Dafne?
La sonrisa del señor Ral se esfumó ante tal pregunta, interno retomarla decirle mentiras y que no se preocupase que ella volvería pronto...era muy poderosa y nada podía con ella.
Ni siquiera una niña de once años como Petra se habría creído tal blasfemia. Aunque no era del todo mentira, en realidad eran suposiciones  que de verdad se hizo el señor Ral, pero derechamente no sabía que le había ocurrido. Quería convencerse a sí mismo que aquello era lo que había pasado por el bien de su hija y porque a pesar de ser un demonio, no podía negar que había sido una gran compañera de Petra desde que se quedó sin madre y amigos.
No pudo evitar que la niña saltara de la cama y escapara a fuera, le daba igual que fuera casi invierno, que estuviera descalza y su ropa de dormir tan delgada. Corrió por el bosque buscando a su amiga ignorando a su padre completamente.
Ella necesitaba ver con sus ojos que estaba bien, ella nunca se alejaría tanto sin avisarle a ella, de seguro estaba por ahí cazando algo, viendo el lago o trepando algún árbol...si eso debía ser, no había pasado nada y lo de la noche anterior solo fue una mala pasada de algún tarado que pensó podía con Dafne...¡Ja! Pobre ingenuo si pensó que le hizo cosquillas...
Pero incluso seres de apariencias simples no hay que subestimarlos. Es cierto, no poseen ni la mitad de ferocidad que el aspecto de Dafne en su forma demoniaca , no tienen zarpas, colmillos, extremidades extra  músculos...porque no los necesitan, su manera de lastimar iba en otros planos aún más devastadores, a niveles que nadie quisiera imaginar.
Petra recordó entonces que los finales felices, de sus cuentos no siempre se cumplen, la vida a veces se asemejaba a los relatos de terror. No podía creer que lo que miraban sus ojos, encontró a Dafne pero no como hubiese deseado.
Tardó mucho en reaccionar, su cerebro buscaban volver a su ritmo normal para buscar soluciones, magia sanadora que salvarse a su mejor amiga y mentora. Apenas el ritmo de la vida volvió a tomar sentido en ella, la niña se arrojó al cuerpo despedazado de aquella criatura, buscando en sus heridas un punto para el comienzo de la curación. Respiro lo más calmada que pudo y se puso a trabajar, se había aplastado una que otra vez con la puerta, tenía un referente, pequeño en comparación pero con eso debería bastar. Aunque vio otras heridas, intentaba recordar cómo se supone debían sentirse ¿eran quemaduras? ¿Rasguños? ¿Peladuras? Parecía una mezcolanza de todo y no sabía por dónde empezar. Había demasiado dolor y no tuvo que usar su magia para poder detectarlo. Pero se concentró en cada pequeña herida e intentó usar su memoria sensitiva kinesica para comenzar. En un acto desesperado por no sabe dónde empezar, dividió ir con todo. Fue doloroso para su pequeño cuerpo, no estaba acostumbrada a tanto...no había sentido tanto dolor desde que sanó por primera vez a su padre cuando se quemó. La diferencia estaba en que sabía que solo se había quemado, estas eran diferentes heridas de varias naturalezas disitintas.
Tortuoso e inútil, hubo un punto en que ya no sabía si lloraba por el dolor que reprodujo en ella misma o de impotencia. A pesar de todo quería continuar, un poco más. Nada dura para siempre se decía, cada vez falta menos, se repitía. Hasta que finalmente su cuerpo cedió ante esa agonía a pesar de no tener ninguna herida.
Se desplomó encima de Dafne. Todavía estaba su cuerpo tibio. Hacia mucho tiempo que no la veía con esa forma, se había acostumbrado a verla siempre en su forma más bella hasta el punto que olvidó a esa criatura sacada de una pesadilla. No le importó, nunca podría sentí repulsión de Dafne, y menos en esas fachas. Porque era parte de ella, pero era curioso. Podría jurar que a diferencia de las primeras veces, su piel se veía más blanca y brillante, sus ojos menos terribles y las manos se miraban gentiles.
En un intento de aliviar un poco el malestar se aferró al maltrecho cuerpo antes de que perdiera todo su calor ¿que importaba la sangre? ¿Que estuviera con ropa ligera en día de invierno?
Su padre no pudo sacarla de ahí, lo intentó pero fue imposible, siempre que lograba levantarla y separarla del cuerpo  Petra volvía a abrazarse a él y seguir llorando un poquito más. No eran sollozos fuertes ni berreos, solo dejaba soltar sus lágrimas sin emitir muchos sonidos, a Dafne no le gustaban esos ruido de mocosa chillona.
El señor Ral simplemente  decidió que mientras se le ocurría otra cosa las cubrió con una frazada a ambas. Sabía que cuando comenzara a descomponerse definitivamente Petra no podía volver ahí, sería malo para su salud. Aunque no sabía cuánto tardaría en descomponerse. No quería asumirlo ninguno de los dos, pero estaba muriendo. Aunque pareciera imposible, así lo sentían en su corazón.
Nunca pensó que haría un funeral para una
Criatura sobrenatural, mucho menos un demonio. Pero hacia mucho que comenzaba a cuestionarse todo lo que alguna vez aprendió. Esperaba de verdad que si moría, Dafne encontrara un lugar donde estar en paz.
Pasó así toda una noche y ni rastro de aquellos típicos olores de carne pudriéndose que se esperan en esas situaciones, ningún insecto se acercó, tampoco aves de rapiña. Simplemente la pequeña bruja sintió el suelo plano y ni rastro del cuerpo de Dafne ¿así era la muerte para los demonios? Así pensó ella...pensó en
Hacerle algún entierren simbólico al no tener un cuerpo que enterrar, tal cual lo hacían los familiares de marineros y pescadores cuyos difuntos no salieron nunca del mar.
La incomodidad de su postura la obligó a cambiar de posición. Al recostarse un momento en su espalda, preparándose para sentarse, esperaba que el sol le diera en toda la cara. No fue así, y extrañada un poco vio unas ramas nuevas cubriendo el cielo...mirando hacia todos lados, notó árboles que juraba no haber visto jamás por esa zona que conocía tan bien. Decidió caminar para ver si alguna entidad la rapto mientras dormía. Escuchó la voz de su padre a lo lejos, no se habían movido a ningún lado.
Se abrazó a su padre no entendiendo qué demonios pasaba. Comprobaron una vez más donde estaban, y ver qué había podido ocurrir al cuerpo de Dafne.
Qué había ocurrido con el cuerpo de Dafne y como de pronto cambió tanto el bosque de la noche a la mañana no lo sabían. El señor Ral pensaba que lo segundo podría tratar de alguna travesura de alguna criatura mágica, por lo que intentó llevarse a Petra. Su respuesta fue una rotunda negativa, algo le decía que no debía irse de ahí e hizo desistir a su padre de irse pronto.
No era tan malo la espera, con los días lloraba un poquito menos a Dafne. El bosque era generoso, tierra fértil u a veces encontraba cosas que necesitaba para su hogar, como leños que no estuvieran húmedos y verdes para la chimenea, rocas lisas que ayudaban a su padre en sus artesanías, ningún animal intentaba hacerle daño de aquellos que encontró, un día encontró un riachuelo rodeado del daño verde de plantas vividas, a veces parecía crecer.
Le gustaría tanto que Dafne estuviera ahí, a veces sentía que podía oler su fragancia a sol y lilas mezclándose con la fragancia natural del bosque que cada día comenzaba a tomar fuerza de a poco. A veces sentía el aire susurrar, pero no le daba terror, no era como los cuentos de terror.
Un día que inició como cualquier otro, junto a su padre escuchó el típico estruendo que hacen los árboles al caer, obvio tenían que ser leñadores.
-Oigan - señaló el señor Ral a esos desconocidos - Están en nuestra propiedad.
- ¿Si? - preguntó el más grande del grupo, quien observando sus humildes ropajes y las manos ásperas del señor Ral...nadie de su posición social podía tener tanta tierra, hasta un bruto como él lo sabía. - ¿y quien dice eso?
Los otros empezaron a cortar la manera pra llevarla en sus carros.
-Vivimos aquí, cosechamos aquí...- le dijo- le puedo decir que este bosque no es como los otros...
-Ay, cállese - le dijo el más gordo del trío - Es como cualquier bosque...aunque nunca había visto en esta época tan buena madera.
- ¡Nosotros vivimos aquí! - gritó la niña Petra muy molesta.
- ¿Y? No eres dueña del bosque ¿acaso eres una noble? ¿Acaso princesa? ¿O una santa?
-Váyanse al otro lado - dijo ella - ¡oigan ¡había un nido ahí!
La ignoraron, murmuraron algo así como "cosas que suceden" ella se molestó aún más viendo que seguirían cortando aún cuando le decía que parara. El señor Ral mientras tanto trataba de negociar para que se fueran de ahí.
Ambos sonidos eran una enorme molestia para esos leñadores.
-Esperen -el flaco siniestro y larguirucho que parecía ser el lider volvió a interesarse en ellos - ¿Su casa no es de casualidad aquella que está en una especie de prado? - Había visto de lejos aquella cabaña de apariencia sólida y acogedora, que contaba con una noria personal y una buena huerta. -¿Por qué unos simples
ermitaños tienen semejantes lujos? - al señor Ral no le gustó esa cara que puso, y a Petra tampoco.
- Es nuestro terreno...hacemos lo que queramos con él - respondió Petra. Su padre hizo un gesto para que guardara silencio.
-Sabe...podemos dejar de lado la tala...pero ya sabe...necesitamos con qué volver a nuestras casas y a nuestras mujeres no les gustará que lleguemos con las manos vacías.
-Llévense eso leños entonces y adiós - dijo el señor Ral
-Pero ¿no le podemos dar un vistazo a su propiedad de cerca señor? Anda ya sea generoso...no nos volverá a ver cerca.
- ¡Les dijo que se fueran! - replicó la enojada Petra.
El gordo solo empujó a Petra por la cara para que dejara de molestarlos, cosa que no le gustó para nada al señor Ral quien tuvo la repentina idea de echarlos a todos con la pequeña
Hacha que a veces usaba para cortar leña.
Para su desgracia, el señor Ral nunca fue precisamente de reacciones rápidas. Y la verdad era que ni siquiera tenia la intención de dañar de verdad, solo meterles un susto para que se largaran. Su hacha terminó en la tierra y su espalda impactó contra la carreta, el antebrazo del sujeto le apretaba el cuello y el gordo sujeto a Petra y la mantuvo en el aire.
-Solo te pedimos compartir un poco viejo¿para que te pones violento? y mira lo mal que criaste a tu escuincla.
-¡Suéltenla! -llévense esos tronos y las verduras pero suéltala.
-Claro, después de revisar que necesitaré.
Petra seguía intentando liberarse le gritaba al tipo que él se consiguiera solito sus cosas.
-Pero que egoísta ¿no te enseñaron a compartir?...ni que comieras tanto. - dio un manotazo para que parara- Somos grandes, necesitamos más comida y agua...- antes de que pudiera terminar de hablar, la
Rama más gruesa y larga cayó sobre su cabeza. Le dolió lo suficiente para que soltase a Petra
-¡Corre! - le ordenó su padre, no hizo caso y se fue corriendo al sujeto que tenía a su padre sujeto a g morderlo en la pierna con fuerza,  este soltó  por un segundo al señor Ral para quitarse de encima a esa mocosa salvaje  con ayuda del otro que seguía acomodando leña, y en el forcejeo tropezó y la pierna se hundió en la tierra.
El señor Ral aprovechó el momento y golpeó a el atacante que le faltaba justo en la garganta y se llevó a Petra corriendo.
Las tima que ni contaban con el caballo en esos momentos, el tipo alto los siguió con el suyo sujetándose la garganta y los alcanzó, forcejeó intentando quitarle a Petra de los brazos de su padre. Hasta que al fin logro meterle una patada en la cara al señor Ral, mientras intentaba mantener quieta a la niña que no paraba de removerse, sintió electricidad, una dolorosa descarga que lo removió suficiente para soltar a la pequeña bruja.
Retomaron la carrera y tomaron la ventaja de que su perseguidor se había tropezado por donde la tierra estaba blanda y al igual que su compañero se hundió pero con caballo y todo.
Petra se escondió con padre tras una pequeña cueva que pillaron frotada por grandes rocas y se cubrieron con el arbusto de enfrente, muy silenciosos vieron al grupito reunirse.
-¿La leña?
-¡Este bosque está endemoniado!
-Solo te diste un pez golpes bruto.
-¡No voy a llevar leña embrujada a mi casa! ¡Había sangre en los troncos! ¡No es normal!

Petra escuchaba atenta y quedó meditando sobre eso...¿sangre en los árboles? ¿No sería sabía de algún color nuevo? Su padre decidió luego de un buen rato que ya era hora de salir.
Al final, ese bosque resultó mucho más peculiar de lo que pensaban...pero no quería decir que estaba endemoniado...porque siempre encontraba comida, leña y agua limpia.
Su padre comenzó a hacer rondas para vigilar el terreno para asegurarse de esos malos hombres no regresarán. Volvieron, pero no lo supieron. Pues no lograron pasar más allá de la entrada. Ese bosque, se defendía solo, quizás si había un encantamiento...o al final era verdad cuando su madre le decía que la naturaleza estaba viva...pero nunca imagino que estuviera tan viva.
Después de todo ya se había acostumbrado a ver cosas peculiares...pero no por esos se quedó  dejando que todo fluyera con normalidad, pues quería conocer quien sería el nuevo vecino si así le podía decir.
Pero de una cosa están segura, ese aroma extraño a veces y tanta suerte al encontrar lo que necesitaba no era del todo malo. Con las semanas se confirmaría la identidad hasta que por fin encontró el corazón del bosque, uno que ya conocía. Fue la sorpresa más feliz de su vida.

...

Actualidad

Petra abrió los ojos, lentamente. Ya había dormido lo suficiente. Aunque si le había costado con ese amuleto alrededor de su cuello.
Quiero seguir durmiendo
Sabía que no era posible, se preguntaba si ahora sería capaz de enfermarse...no recordaba la última vez que hubiera enfermado de algo. Parecía una enfermedad molesta al igual que otras, y ya era, técnicamente una mujer normal...una que aún estaba muy dolida...que sus alrededores no tuvieran que sufrir su furia y la energía negativa destructora no hacia que su sentir fuera menos real.
Aguantó bastante, si lo pensaba bien,aunque no le importaba ¿no habría sido mejor explorar desde antes y acabar con todo? Reprimirse tanto por nada...que estupidez, no tenía a nadie de quien preocuparse. Podría quitarse ese amuleto y ya.
No lo hacía porque las palabras de Armin le habían llegado...quería vengar a Dafne, quería provocar dolor, pero más que nada lo primero...¿cómo lo haría sin un poco de control?
Total fuera buena o mala se iría al infierno...comenzaba a tener sus dudas si sería muy diferente a sus pesadillas u otras cosas atroces que pasaban en la tierra de los vivos...la gran mayoría cosas que escuchó. Sentía que al menos tenía una idea de que esperar.
Demonios, quería dormirse de nuevo y quien fuera que le traía mantas que dejara de hacerlo, no las necesitaba y no iba a perdonar solo por eso.
Necesitaba pensar, necesitaba hacer las cosas bien, con o sin poderes...tenía que hacerlo bien o nunca lograría nada.
En esos momentos no podía odiar al mundo más y ya no quería estar ahí, no se sentía tranquila y no quería esperar demasiado, se fue en dirección hacia cualquier otro lado lejos con lo que llevaba puesto.
Ni se quito tampoco la piedrita que colgaba en su cuello, no quería que la encontraran, no quería ver a nadie todavía.
No supo que tanto anduvo...ni se dio cuenta de que no andaba sola por los bosques...
-Disculpe- se le acercó una persona en un caballo, ni había escuchado el galope del animal. -¿está perdida? - Petra ni miró a esa persona...fue grosero pero esa extraña
Insistió en hablar y preguntar otra cosa
-A visto de casualidad a un muchacho no muy alto, rubio, ojos azules...estaba vestido con una capa verde y debajo...
-¿Quien eres? - Petra recuperó de pronto el interés en otros. La miro bien, aún podía ver en la oscuridad. La muchacha se parecía muchos a alguien que ya conocía...esperaba que el rubio que buscaba fuera el mismo en quien pensó.
-¿Mikasa? - La aludida cambió su expresión y escuchó lo que tuviera que decir iba a hablar pero la chica de ojos color miel nonla dejó ni empezar - Armin está bien...pero si quieres verlo necesito un favor.
-¿Qué? - la chica pensó por un momento que le pediría dinero.
-Presta atención y no me interrumpas...té convienen bastante...

Perdón por la brevedad del cap espero todas estén bien y díganle hola a su madre. Lávense las mano como si hubieran rozado sin querer al que mató a la hermanita de Grisha.
¿Votos? ¿Comentarios?¿muy aburrido? ¿Todo muy raro? ¿Qué planea Petra? ¿Ahora qué hay en esa cabecita loca? ¿Armin debería dar clases de manipulación? ¿Qué le pedirá a Mikasa?
Gracias por leer votar y comentar

Pd: la parte de los leñadores si pasaba muy seguido, por eso varios en esa época (al esar de que mi historia es un universo semi medieval) buscaban protección de un señor y se sometían a él a cambio de sentirse un poco más seguros.
Perdón por la ortografía
Soy una vergüenza jejejje

Una historia que el mundo olvidóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora