capítulo 49

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- Señor Shultz - Llamó el chico rubio con amabilidad - Tome este té... le hará bien.

-¿Seguro? - Dudó el hombre que con normalidad se veía sereno, con el rostro sudado de la febril gran siesta de la que había despertado agitado. Miró con desconfianza la taza pero el aroma relajante le convenció. Y si resultaba que ese brebaje lo dejaría dormir de corrido mejor. Sun si no estaba seguro no perdía nada con probar - Gracias chico.- Tomó el té con delicadeza y tuvo la intención de beberlo rápido pero estaba tan caliente que casi escupe un poco cuando el liquido le quemó la lengua y algunas gotas calientes cayeron en su garganta provocándole una tos.

-Cuidado está caliente - Acercó más la bandeja que había llevado al cuarto donde se hospedaban a su cama, en la mesita de noche - Puede servirse más si lo necesita, pero solo dos tazas máximo por día y debe estar caliente...avise si quiere que la caliente un poco más.

-Gracias muchacho pero no es necesario - Habló el buen Erd - Nosotros nos encargaremos.

Los tres hombres y el muchacho sabían porque decían lo que decían. Porque ese trio de hombres hubiese preferido que aquel té lo preparase Hanji y no el joven Armin. 

El chico era apreciado por sus maestros y algunos de sus compañeros aprendices porque habían estado lo suficientemente cerca y convivido lo necesario con ese jovencito de apariencia frágil como para saber de todo su verdadero potencial. Si bien aquellos caballeros eran consientes de que para ser aceptado como aprendiz de hechicero necesitaban tener como mínimo una inteligencia que superase la normal de cualquier ser humano normal y una capacidad de observación y análisis fuera de lo común, seguía estando demasiado verde. No era lo mismo el éxito de laboratorio que la experiencia de la vida real, la cruda y dura experiencia de la vida. Y nadie nace talentoso, puede que haya una semilla de lo que sea...pero si no se cultiva, no se entrena jamas será de provecho y mucho menos será útil, una ley que incluye muchos tropiezos. Incluso los grande sabios que dirigían las enseñanzas de los potenciales hechiceros tuvieron varios tropiezos durante sus vidas y aun en la actualidad seguían cometiendo errores.

Sin embargo, los caballeros no podían dar lugar a un error de novato en esa situación, porque la integridad física de Gunther estaba en juego,  y en por ello preferían que la única con conocimientos de medicina además de Armin con la que podían contar se encargase del asunto. Armin sabía que ellos le tenían más confianza a Hanji que a él por temas de convivencia y experiencia (aun si un día ella fallase) y el joven Arlet no podía hacer nada si no confiaban en él además de esperar y dar pruebas de que era útil. El problema era como convencerlos de darles una oportunidad. Ese momento era más que inoportuno a sus ojos, tendría que aguardar a la próxima vez.

Luego de un muy incomodo silencio el muchacho rubío decidió irse dando la excusa de que tenía que hablar algo con la dueña de la posada, les deseó buenas noches y salió.

-Esto es demasiado raro - Mencionó Erd apenas se cercioro el chico no los escuchaba.

-¿Qué quieres decir?- Quiso saber Aurou.

-Pues...el hecho de que nos encontrásemos con lady Mikasa por estos lados, acompañada por un aprendiz de hechicero, el conde de Moriah y el escudero de este, más equipados que nosotros me hace pensar que...

-¿Está de misión?

-No creo Aurou...Traería a otra escolta más cualificada...mínimo deberían estar los dos mejores de su generación e la militar con ella y venir con el estandarte real...

-Erd, recuerda que le quitaron el titulo de princesa luego de "el berrinche real" de hace dos años. -Aurou se estremeció y asqueó al recordar tal evento - Aun no entiendo como es que el rey no metió en un calabozo a esa niña desequilibrada o a un convento.

Una historia que el mundo olvidóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora