Jungkook...

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Jungkook llevaba más de quince minutos en el baño, lo cual Jimin supuso que se debía a que seguro había tomado una ducha. No importaba, eso le daría tiempo para levantar el desastre que había dejado en la sala de estar y terminar de secar la ropa del chico antes de que saliera, y antes de que su madre se dignara a aparecer a las tantas de la madrugada.

Tiró la basura, volvió al cuarto de lavado y sacó las prendas del castaño para colgarlas y que terminaran de secarse por completo, sus deportivos estaban ahora sólo húmedos, pero estaba seguro que al día siguiente ya estarían secos por completo.

Cuando por fin se dirigió a su habitación se encontró a cierta persona husmeando en todos los cajones que pudieran existir en su dormitorio.

—¡¿Qué estás haciendo, pequeña criatura infernal?!— casi gritó, empujando la puerta con fuerza, provocando que esta chocara y se cerrara de manera estruendosa. Se acercó a paso airado para poder tirar de los hombros del menor y apartarlo —¡Mantén tus manos fuera de todas mis cosas!— y comenzó a cerrar cada cajón que se encontraba abierto.

—Eres realmente desordenado— dijo el menor con un gesto de desagrado —. Al principio pensé lo contrario ya que todo se ve en su lugar, pero esos cajones están llenos de basura que seguramente ni siquiera recuerdas que está ahí. A demás, tu ropa es un desastre ¿cómo puedes vivir con todo ese desorden?

Jimin caminó hasta su ropero, empujó toda la ropa adentro sin cuidado y señaló al menor de manera acusadora.

—Tuve que desordenar mi ropa para encontrar rápido algo que pudieras ponerte y no tenerte esperando tres horas— se excusó, cruzó los brazos sobre su pecho indignado, levantó una ceja al tiempo que su mentón se elevaba de forma altiva —. Y puedo vivir con ello porque no están abiertos todo el tiempo, lo que veo está limpio y eso es suficiente. A demás la gente normal no revisa cada rincón de mi habitación y tampoco es algo que te importe, y si tanto te molesta puedes dormir perfectamente en el jardín bajo la lluvia— Tomó un largo respiro después de hablar tan rápido. Jungkook hizo un gesto con la mano indicando que se calmara, Jimin deshizo el cruce de sus brazos y empujó su mano para que dejara de hacerlo— ¡Eres insoportable!— gruñó, frustrado por ser juzgado de esa manera.

—No importa, son tus cosas— dejó caer sus manos a sus costados mientras su mirada seguía fija en el rostro de Jimin, quien había comenzado a limpiar las superficies que quedaban a la vista —. Estaba aburrido y tenía curiosidad, sólo eso.

—Quisquilloso insufrible— murmuró el peli-rosa, arrojó su viejo teléfono celular a la cama sólo para hacer algo —¿Comiste algo ya?— cuestionó cambiando el tema de manera rotunda antes de siquiera pensar en acostarse en la cama, Jungkook negó con la cabeza como respuesta —Bien, voy a preparar algo. Ya vuelvo y no-to-ques-na-da— volvió a señalarlo, casi fulminándolo con la mirada, el menor se encogió de hombros con desdén y seguidamente se tiró sobre la cama.

Jimin salió de la habitación, prepararía algo rápido y después de que cenara podrían acostarse y pasar toda la noche en la misma cama, no podía esperar por ello, no podía siquiera creer que iba a pasar la noche en su habitación y rogaba que tuviera uno de sus episodios de perdida de autocontrol o como fuera que pudiera llamársele, para que al menos valiera la pena correr el riesgo de que su madre los descubriera durmiendo en la misma cama.

Tenía que admitir que había sido muy fácil de convencer, que el castaño no merecía su hospitalidad y ayuda, pero no podía evitarlo. Al verlo de pie en la puerta empapado de pies a cabeza su corazón se había ablandado en seguida, y a pesar de que fuera grosero y no pidiera los favores como la gente decente, Jimin podía pasarlo por alto.

¿Qué me está pasando?

Jimin no solía ser del tipo de persona que soportaba ese tipo de desplantes, su poca paciencia repelía aquellas actitudes, pero por qué Jungkook podía tratarlo como a una perra y ni su mente o cuerpo lo rechazaban. Estaba seguro de que cada sentimiento hacia él estaba equivocado, era tóxico y destructivo, pero no podía alejarse, no podía imaginar un día en su vida sin que aquél chico castaño hiciera acto de presencia aun que sólo se limitara a burlarse o meterlo en problemas con sus retos estúpidos.

I'll play your game [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora