Stop, please

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Los dioses dan y quitan, quitan y dan. Tal vez Jungkook había sido un patán con él, pero lo compensaban, ahora mismo Jimin lo había comprobado, sus padres estaban tan consumidos en ellos mismos que no le habían prestado mucha atención a lo largo de la comida, y el pelinegro estaba tan nervioso que comió mas de la cuenta. Algunas marcas sobresalían por el cuello que de por sí ya era alto y cada dos por tres comprobaba que estuvieran lo suficientemente cubiertas.

No supo cual podría ser la razón de que ellos parecieran muertos frescos, pero en su trabajo siempre se veían las cosas más horribles que podrían dejarte sin apetito. Al menos Jimin no serviría para algo como eso, no tenía tan buen estomago y la sangre le daba nauseas, lo mareaba.

Aún que algo en específico le parecía extraño, su padre era una persona muy alegre hasta en los momentos más difíciles, qué sería tan fuerte como para que también él tuviera esa cara¿Se había muerto alguien? ¿O era un accidente? Jimin no quiso preguntar, por algo guardaban la noticia, tal vez esperaban un buen momento para decirlo, o tal vez no lo dijeran nunca. Pero como tuviera algo que ver con su hermano y no le hubieran dicho ya, podrían irse preparando para el desastre que les iba a causar en casa.

***

Una vez en su habitación cerró la puerta con pestillo y abrió la ventana dejando una pequeña rendija, no era fanático de los lugares encerrados, así que regularmente dejaba la ventana apenas abierta y eso le suponía un poco de consuelo.

Se quedó de pie frente al espejo de cuerpo completo y comenzó a deshacerse tanto del suéter de Jaewon como de su playera para poder ver los estragos que Junkook le había causado. Exhibió su cuello hacia el espejo y una mueca de dolor se dibujó en su rostro, realmente no le dolía pero se veía como si fuera doloroso, ahora entendía por qué sus amigos se habían preocupado tanto al verlo. La mordida en la curva de su cuello y hombro era la más notoria de todas ellas, y había marcas mucho más oscuras en donde los grandes dientes de Jungkook habían estado.

Maldito dientón.

Se cagó en el mundo por no haberse dado cuenta de las marcas que le había estado haciendo, por el simple hecho de que había estado tan concentrado en las embestidas que Jungkook le estaba dando contra la pared, por ese simple movimiento que lo había vuelto loco de sólo imaginar lo que podría haber sido si la ropa no hubiera estado de por medio, y de sólo sentir la fuerza con la que se movía entre sus piernas.

Mierda, no pienses en eso Park.

Nunca se había negado a sí mismo uno de esos encuentros cuando los ansiaba, y esa había sido una de esas ocasiones en las que se hubiera dejado perder por los instintos sin pensarlo dos veces, pero el narizón dientes de conejo lo había arruinado todo con su estúpida venganza, porque sabía que eso era, una venganza rastrera.

No sabía por qué tenía esa manía de intentar arrastrarlo consigo a un infierno en el que él era rey, quien impartía castigos a la gente inocente sólo para regocijarse con su dolor, eso parecía hacerlo feliz.

Tenía que haber una razón para todo eso, tenía que haber un diagnóstico que le explicara, que le diera razones, algo para entender qué era lo que estaba mal en su estúpida e incomprensible cabeza.

¿Por qué pasaba todo el tiempo pensando en Jungkook?

¡Era desesperante! ¿No podría pensar, por ejemplo: en lo que le había dicho Tae al dejarlo frente a su casa? Había sido algo muy extraño y lo dejó confundido, tal vez había sido parte de si imaginación.

Flashback

El camino en el auto fue realmente silencioso, cada quien perdido y consumido por sus propios pensamientos, a veces Jimin lo agradecía ya que lo dejaba pensar con claridad cuando se sentía intranquilo, Tae nunca lo agobiaba con avalanchas de preguntas, así como él tampoco lo hacía con su pelirojo amigo.

I'll play your game [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora