Liar

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Jungkook

La manera en que había llegado a parar en aquél grupo de amigos había sido realmente tonto. Bastó con encontrarse con HoSeok y pedir algunas indicaciones esa mañana, el chico amablemente se había ofrecido a pasar el descanso juntos para que no estuviera solo su primer día. Y así los había conocido a todos ellos, excepto a Jimin quien ese día había pasado el descanso con Yang Mi.

A decir verdad, desde el primer día que conoció a Jimin sus días se hicieron más amenos, le parecía un chico realmente interesante, no podía negar que era atractivo a la vista pero el hijo de puta tenía carácter y unas pelotas bien puestas en su lugar. A pesar de todas las cosas por las que lo había hecho pasar no había dudado ni un segundo cuando se trataba de retar a su orgullo. Eso le gustaba, era tan competitivo como Jungkook.

Al mismo tiempo que parecía irrompible, algunas veces sentía que era tan frágil que cualquier mala mirada lo podría quebrar. Pero bastaba con volver a hablarle de manera gentil y el animo del de ojos pequeños se arreglaba de inmediato.

Era frágil y a veces adorable, le daban ganas de estrujarlo hasta romperlo, quebrarlo. Era una sensación extraña no podía identificarla, pero sabía que ese sentimiento era más fuerte que su auto control, las ganas que tenía de magullarlo y lastimarlo le eran difíciles de controlar.

Por otro lado estaba Yang Mi, la chica con la que Jungkook deseaba estar desde la primera vez que la había visto. Grande fue su sorpresa cuando supo que se sentía atraída por Jimin, ella misma le había dicho que se debía a que era el único chico -atractivo- que no la miraba con intenciones de llevarla a la cama, eso supuso un reto para ella y se había empeñado en convencerlo de cualquier manera posible, ella estaba segura de que con la debida motivación el chico se fijaría en ella, en las mujeres en general. Ella se lo había confesado esa tarde en el café en el cual Jimin los había dejado.

No tenía ni idea lo ilusa que era, a Jimin no había quien lo cambiara, él podía ser tan terco como él mismo, y tal vez eso es lo único que los tres tenían en común, de otra manera no se encontrarían en aquella situación.

Lo había comprobado por sí mismo, él no se rendía, no se dejaba vencer tan fácilmente, el chico había estado detrás de su culo desde que lo había visto en esa fiesta y aún que Jungkook lo sabía, no podía negar que le era divertido todo este asunto. Jimin tenía ese pequeño detalle que lo hacia tan atrayente, era algo en su personalidad, algo que te hacía mirarlo por más heterosexual que fueras. Había visto a una variedad considerable de chicos mirarlo, chicos que sabía no dudaban de su sexualidad y eran atraídos por ese encanto natural, ese que lo hacía parecer delicado y etéreo. Jungkook también había caído en él, y podría sonar estúpido pero el chico lo lograba en los demás sin esforzarse, con Jungkook se había esforzado y eso le hacía aún más dificultoso el mandarlo a la mierda, se había tomado su tiempo para acercarse de alguna manera ¿Qué podía decir? Era difícil no sucumbir a sus instintos con una criatura de ese tipo intentando colarse debajo de tu piel.

Y era ahí cuando revivían esas ganas de asfixiarlo, comprimirlo, maltratarlo, sodomizarlo. Cuando lo veía tenía esos impulsos y algunos mucho más bajos que no había llegado a sentir por ningún hombre en el pasado. Y no es como que digamos que haya habido alguno en realidad.

Aquella tarde que pasaron cerca de ese pequeño lago rodeados de naturaleza y de silencio, no supo por qué le había contado su mayor secreto. La muerte de su familia era algo que nunca podría superar, mucho menos la manera en que los había encontrado, pero aún que ahora el recuerdo de ellos no quemaba su pecho con un dolor infernal como antes, era algo que prefería guardar para sí mismo. No sabía si había sido el lugar o si lo había dicho porque el peli-rosa tenía un aura tan liviana que se sentía como si lo estuviera contando frente a un espejo. No le gustaba que lo miraran con lástima y Jimin parecía haberlo olvidado un segundo después de que hubiera salido de su boca, compartió su dolor como si lo sintiera propio, como si lo comprendiera a la perfección. El mismo sentimiento de comprensión le había empujado a aceptar la cercanía del mayor.

I'll play your game [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora