Cuando Jimin abrió los ojos se encontró con un par de orbes azabache mirándolo con atención, a un palmo de distancia de su rostro, no pudo mantenerlos abiertos por mucho tiempo así que parpadeó una y otra vez hasta que se acostumbró a la luz que entraba por la ventana iluminando la habitación, dibujó una ligera sonrisa ante aquella atenta mirada. Se sintió cohibido y de inmediato escondió su rostro contra el pecho del menor, apretando el agarre de su brazo al rededor del torso de Jungkook. Fue entonces que se dio cuenta que una de sus piernas también se encontraba sobre el cuerpo del chico a la altura de sus muslos.
¿Cómo pasó esto?
—Jimin, no siento mi brazo— se quejó el menor, el peli-rosa levantó la mirada en su dirección quedando a sólo centímetros de su rostro, culpabilidad se reflejó en su rostro.
—¡Oh, lo siento!— acomodó su mano libre debajo de su pecho para poder levantarse lo suficiente y que el castaño pudiera descansar su brazo y moverlo para que la sangre volviera a circular por este, pero Jimin mantuvo el abrazo negándose a apartarse. Jungkook liberó una ligera risa y comenzó a abrir y cerrar su mano, doblando su brazo una y otra vez. El mayor observaba el movimiento y con cada uno de ellos notaba como los bíceps del castaño se contraían y abultaban, una expresión de sorpresa se dibujó en su rostro pero la desapareció de inmediato para que el chico no la notara. Éste se quejaba ligeramente, siseando de vez en cuando, acto que ponía de nervios al mayor de sólo escucharlo— ¿Por qué no me despertaste antes?
—En primera, porque me parecía grosero despertarte; segunda, porque estabas diciendo mi nombre y haciendo sonidos un tanto sugerentes. Mmh Jungkook, sí, Jungkook aah, así mhh— Seguido de imitarlo liberó una carcajada, pero Jimin ni siquiera se atrevió a mirarlo, en cuanto su rostro se coloró ante la vergüenza lo escondió contra el pecho de Jungkook.
Estúpido Jungkook, idiota infantil.
Sabía que el castaño seguía moviendo su mano, pero permitió que escondiera su vergüenza ya que no intentó levantar el rostro del peli-rosa para seguir burlándose, Jimin lo agradecía con todo su ser. No podía creer que su subconsciente le hubiera jugado sucio en una situación como esa. Porque sí, había tenido un muy buen sueño en el que habían concluido lo que estaban haciendo la noche anterior, y le había parecido tan real en ese momento que no sabía como no había explotado ahí mismo sobre Jungkook. Eso hubiera sido millones de veces más vergonzoso. Agradecía que su playera era lo suficientemente grande como para cubrir el problema con el que había despertado entre sus piernas. Necesitaba una ducha lo suficientemente fría para acabar con eso.
—Deja de reírte, ni siquiera te creo, seguro lo estás inventando— refutó en cuanto levantó su rostro de aquél pecho tan acogedor. Jungkook mordió su labio inferior al intentar retener una nueva carcajada.
—¿Entonces por qué tu rostro está rojo como un tomate?— defendió, Jimin boqueó al intentar contraatacar, pero ninguna palabra salió de su boca, lo cual arrancó una nueva risa al menor. Éste lo abrazó con ambos brazos pegándolo a su cuerpo —No importa. No te culpo por desearme de esa manera— y así el egocéntrico Jungkook terminó su burla, aprovechando la cercanía para dar una ligera mordida a una de las mejillas de Jimin, quien aturdido por el abrazo y esa ultima acción terminó por colorarse aún más, con el estomago y los nervios hechos un lío. Esto era otro sueño ¿no?
***
Lo había ayudado a salir por la ventana de su habitación, por suerte su casa era de una sola planta, aún que realmente era grande. Después de salir por su ventana podría escapar por el patio de la misma y ya se las arreglaría para llegar a su hogar, por que Jimin no iba a resolverle la vida. Su madre se encontraba en la sala de estar mirando algunas películas matutinas con una taza de café en sus manos. Eran pasadas las nueve de la mañana, muy temprano como para que Jimin ya se encontrara despierto, así que eso sorprendió un poco a su madre.
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I'll play your game [Kookmin]
Fanfiction(+18) Jimin es un chico común y corriente, con un grupo de amigos común y corriente y una familia común y corriente. Su vida se ve vuelta patas arriba cuando cupido hace acto de presencia y se ve dispuesto a cualquier cosa con tal de conseguir su o...