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-¡Eso es poco razonable! ¡Incluso para ti William!- estaba segura que mi voz podía escucharse hasta la sala de estar en donde al menos una docena de invitados esperaban por Will y yo

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-¡Eso es poco razonable! ¡Incluso para ti William!- estaba segura que mi voz podía escucharse hasta la sala de estar en donde al menos una docena de invitados esperaban por Will y yo.

-¿Qué tiene de malo que dejara que mamá invitara a nuestras familias para celebrar? Explícamelo Karol porque no lo entiendo -su mandíbula crujió como hacia siempre que estaba molesto y sus ojos azules se oscurecieron levemente.

-¡Nunca me lo propusiste!- grité finalmente, las voces en la habitación de al lado se detuvieron y Will parecía haber recibido una cachetada.

-¿Ese es el maldito problema?- su voz era de incredulidad pero sabía que con cada segundo que pasaba se molestaba más y más.

-Si William, ese es el maldito problema. Estoy harta de ser siempre la última en enterarme de todo, de ser siempre la que tiene que ceder -mi voz sonó mucho más estable de lo que en un principio había planeado y eso me sorprendió.

-¡Por el amor de Dios Karol!- gritó finalmente- ¿Ceder? ¿Tú? No me hagas reír, he sido yo quien siempre ha tenido que soportar tus caprichos de artista, ¿querías un departamento con estudio? Lo tienes, ¿querías mudarte a esta zona de la ciudad porque está llena de artistas? Nos mudamos. He sido yo el único que ha dado en esta relación y- lo interrumpí.

-Nunca te he pedido que hicieras eso por mí. ¿Quieres tu casa con cinco habitaciones en la urbanización de tu madre? Entonces vete, yo no te he pedido que sacrifiques nada por mí –su rostro se contrajo en confusión.

-Karol...- detuve sus pasos y palabras con un gesto de la mano.

-Echa a todos o déjalos que se queden y beban pero hoy no hay nada que celebrar William. Tú y yo no estamos comprometidos. Ahora me voy y no me esperes despierto- le di una última mirada antes de salir del estudio y enfrentar la mirada de todos.

La mirada de mi hermana Kathia se encontró con la mía en una expresión sorprendida cuando atravesé la sala de estar con mi cabeza en alto, bajo la atenta mirada de todos y tomé mi abrigo antes de salir a las frías calles de Londres.

Esto era algo típico de William y su madre, era como si yo no existiera en la relación, yo solo era un objeto que ellos podían manipular y eso me molestaba como el infierno. Cuando había conocido a William supe que lidiar con su familia y más específicamente su madre no sería algo sencillo pero mi yo de diecinueve años no tenía ni idea en lo que se estaba metiendo. Grace VanDerWood era la mujer más controladora y entrometida que conocía, no es que no me cayera bien pero esa mujer lograba sacar lo peor de mí y manejaba tocar mis nervios más rápido que nadie.

El cielo comenzaba a oscurecerse y el frio comenzaba a invadir mi cuerpo, me abracé más a mi cuerpo intentando mantener el calor que mi abrigo me brindaba. Las calles estaban levemente iluminadas y al mirar la hora en el Big Ben supe que a estas alturas Will y su madre debían estar haciendo "control de daños" con todos los invitados, excusándose por mi comportamiento, inventando cualquier excusa y pretendiendo que lo que yo había dicho o sentido no era nada más que algo insignificante. Limpiando mi desastre como tantas veces había escuchado decir. A eso solo pude rodar los ojos. Estaba atrapada en un compromiso que ni siquiera sabía que había aceptado.

Luces de Roma [RUGGAROL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora