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Su sonrisa no se había despegado de su rostro ni por un segundo aun cuando sus labios estaban unidos a los míos, todo a nuestro alrededor había desaparecido luego de decirle lo que sentía y las palabras parecían haberse perdido en algún lugar de n...

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Su sonrisa no se había despegado de su rostro ni por un segundo aun cuando sus labios estaban unidos a los míos, todo a nuestro alrededor había desaparecido luego de decirle lo que sentía y las palabras parecían haberse perdido en algún lugar de nuestras gargantas; la cobija vinotinto se sentía cómoda en mi espalda y su mano apoyada en mi cintura dejaba corrientes eléctricas casi imperceptibles en mi piel mientras su cuerpo se inclinaba levemente sobre el mío utilizando su antebrazo para sostener su peso. Sus ojos estaban fijos en los míos, reflejando en ellos todo lo que por mi mente pasaba, y acariciaba levemente mi cabello con su mano junto a mi cabeza, mi sonrisa era igual a la suya cuando llevé mi mano a su cuello y acaricié su mejilla ocasionando que cerrara los ojos en medio de un suspiro.

-No sabes cuánto tiempo esperé por escucharte decir esas palabras...- susurró acercando su rostro al mío hasta que nuestras narices se rozaron.

-Lamento haberte hecho esperar...- reí levemente llevando mi mano de su mejilla hasta su cuello.

-Cada segundo contigo ha hecho que la espera valga la pena- respondió inclinando su cabeza a un lado haciendo que sus pestañas chocaran con mis pómulos dejando un cosquilleo en ellos.

-Estoy enamorada de ti...- susurré mirando al lago junto a nosotros.

-¿Puedes decirlo de nuevo?- pidió sonriendo mientras movía mi rostro para hacerme verlo.

-Estoy enamorada de ti, estoy enamorada de ti ¡estoy enamorada de ti!- repetí entre risas haciéndolo reír a él también.

-Yo también estoy enamorado de ti...- respondió antes de inclinarse más sobre mi cuerpo y unir sus labios con los míos, mi mano en su nuca hizo su camino por sus rulos jugando con ellos mientras sus labios se movían con lentitud y vehemencia haciéndome perder la noción y el control de mi misma.

Durante lo que pareció una eternidad estuvimos allí riendo y conversando, solo mirando alrededor y enfocando nuestra atención en el otro, tenía una sensación de calma en mi pecho y aun teniéndolo cerca mi corazón ya no parecía querer correr desbocado y añorar su cercanía, era como si supiera que las cosas habían cambiado y que de alguna manera ahora me pertenecía tanto como yo le pertenecía a él. Lo observé sentado frente a mí con sus piernas estiradas a cada lado de mi cuerpo apoyando todo el peso de su torso en sus manos sobre la manta y su rostro mirando al lago a nuestro lado, dándome una vista perfecta de su perfil, una nariz respingada y una mandíbula perfectamente definida y la tenue sombra de sus pestañas sobre su pómulo, sonreí agachando la mirada avergonzada cuando me di cuenta que había estado mirando sus labios fijamente por más tiempo del necesario.

-¿Tengo algo?- preguntó sonriendo con arrogancia -¿o es que solo querías comerme con la mirada?- abrí la boca sorprendida por su comentario pero sintiendo el rubor estancarse en mi cuello y mejillas.

-Sí, tienes algo- respondí con indiferencia apoyándome en mis manos, me miró algo confundido pasando su mano por su rostro- demasiado ego- le dije riendo levemente cuando comprendió lo que había hecho.

Luces de Roma [RUGGAROL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora