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Separó sus labios de los míos cuando finalmente la falta de oxígeno en nuestros pulmones era imposible de contener pero no se separó ni un centímetro de mi cuerpo y luego de un par de segundo sin pensarlo volvió a unir sus labios con los míos mien...

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Separó sus labios de los míos cuando finalmente la falta de oxígeno en nuestros pulmones era imposible de contener pero no se separó ni un centímetro de mi cuerpo y luego de un par de segundo sin pensarlo volvió a unir sus labios con los míos mientras lo sentía sonreír en medio del beso, este era un beso lento y calmado, como si quisiera guardarlo en su memoria y disfrutar cada segundo; sonreí cuando con delicadeza comenzó a dejar caricias en mi mejilla con la mano que aún estaba en mi cuello. Se separó de mí y recostó su cabeza en mi hombro antes de soltar una leve carcajada que me contagió de inmediato.

Y ahí estábamos los dos, de pie contra una pared fría del metro en plena madrugada riendo como tontos porque no había otra cosa que pudiésemos hacer, dejó caer la mano en mi cuello y buscó la mía para entrelazarlas; incliné mi cabeza levemente para observarlas y solo con eso mi cuerpo fue invadido por una sensación de tranquilidad y seguridad, estando ahí en sus brazos no necesitaba nada más. Él se incorporó en toda su altura luego de dejar un leve beso en mi hombro y me miró fijamente durante varios segundos con una preciosa sonrisa en su rostro y yo sabía que mi expresión era probablemente la misma que la de él, tenía un brillo capaz de iluminar toda la ciudad en sus ojos y un leve rubor que cubría sus mejillas, sus labios estaban enrojecidos y algo hinchados y al fijarme en ellos agaché la mirada mientras sentía el rubor comenzar a formarse desde mi cuello.

Yo había hecho eso.

-¿Qué estás pensando?- preguntó acercándose a mí con una sonrisa en su rostro.

-Nada...- susurré siendo honesta, no podía pensar en nada porque mi cerebro llevaba mis pensamientos de regreso a la sensación de su cuerpo en el mío y sus labios explorando cada parte de mi boca.

-¿Entonces por qué te sonrojas?- su sonrisa se amplió aún más, lo que parecía imposible, desvié la mirada buscando cualquier cosa a mi alrededor para distraerme de él. – ¿No vas a decirme?- preguntó acercándose a mí y pegando su cuerpo al mío completamente de nuevo.

Toda mi respiración se detuvo al mismo tiempo que mis ojos se desviaban a sus labios sin poder evitarlo.

-No estoy pensando en nada...- dije mirándolo fijamente, él sonrió de forma torcida y unió nuestras narices rozándolas con delicadeza.

-Yo si estoy pensando... Estoy pensando en tus labios...- susurró mientras que con una de sus manos los acariciaba levemente –y lo jodidamente bien que se siente tenerte así de cerca después de tanto tiempo...- inclinó su cabeza levemente al punto de que sus pestañas rozaban mis pómulos –y lo mucho que quiero volver a besarte...-

-¿Qué te impide hacerlo?- susurré con la voz entrecortada, él levanto sus cejas sorprendido por mi leve ataqué de valentía y sonrió antes de unir nuestro labios nuevamente.

Cada vez que sus labios siquiera rozaban los míos podía sentir mi corazón acelerarse y luego detenerse para volver a querer salir de mi pecho, se separó aun sonriendo y dejó pequeños besos sobre mis labios haciéndome reír mientras yo llevaba una de mis manos a su nuca y jugaba con su cabello.

Luces de Roma [RUGGAROL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora