Una noche en Londres, siete días en Roma y un poco de libertad fue todo lo que Karol necesitó para enamorarse de Ruggero.
Siete días en su ciudad, una noche en una discoteca y las luces de Roma en lo alto de una montaña fue todo lo que Ruggero neces...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las sabanas estaban frías a mi lado cuando desperté esa mañana, miré a mi alrededor buscando los ojos cafés y la sonrisa torcida que tanto me gustaban pero no la encontré por ningún lado en la habitación, hice las sabanas a un lado y me puse de pie estirándome antes de acercarme hasta la sala de estar y encontrarlo con su guitarra en mano y un lápiz entre sus dientes; incluso haciendo las cosas más pequeñas y simples me maravillaba observándolo, era como si me atrajera a él de la misma manera que un imán al metal y yo simplemente no podía evitarlo. Sonreí levemente observándolo garabatear sobre una hoja de papel una melodía que tarareaba y luego probarla en la guitarra completamente concentrado y sumido en su tarea, regresé a la habitación y fui directo al baño con una sonrisa tonta pegada en mi rostro.
Era inevitable, estaba jodidamente enamorada de él.
Me lavé la cara y cepillé mis dientes y cabello con rapidez sin prestar mucha atención a lo que sucedía a mi alrededor, estaba distraída tarareando la misma melodía que él había estado tocando con su guitarra mientras me movía alrededor de la habitación acomodando y recogiendo nuestras cosas; el suelo de madera se sentía frío bajo mis pies a medida que me acercaba a la mesa de noche para revisar mi teléfono. No habían llamadas perdidas, lo que resultó un alivio, pero si una gran cantidad de mensajes, suspiré y me senté en la cama con el aparato en mano para comenzar a revisarlo sin prestar mucha atención en realidad a lo que estaba haciendo; tenía varios mensajes de Kathia y otros de mamá preguntando cómo estaba o si la estaba pasando bien, tenía al menos cinco mensajes más de Will y varios otros de chicas que había conocido en las fiestas de té a las que asistía por Grace, la mayoría de esos eran completamente irrelevantes y absurdos.
Bufé por lo bajo continuando con la revisión hasta detenerme en un número desconocido que llamó mi atención de inmediato, había una gran cantidad de mensajes y todos eran con asuntos que no tenían nada que ver conmigo, recorrí toda la bandeja de entrada hasta conseguir el primero y lo abrí con rapidez tratando de entender de qué se trataba, tratando de convencerme a mí misma que lo que estaba ahí escrito no era más que una broma ridícula y de mal gusto.
Mi respiración se atoro en mi pecho y mi corazón comenzó a latir desbocado cuando leí las primeras palabras.
"Buenas tardes Srta. Sevilla, mi nombre es Alice Cooper y seré su asistente y organizadora de boda. Se me ha informado acerca de su actual estatus de vacaciones pero la Sra. Van Der Wood ha sido muy específica con las peticiones para la boda y la recepción, por lo que estaré informándole de las posibles opciones y arreglos que se vayan realizando en su ausencia."
Mi cabeza comenzó a dar vueltas y me sentía mareada, cómo si me faltara la respiración a medida que leía cada uno de los mensajes, flores, servilletas, obsequios, locaciones, sacerdotes e incluso diseñadores de modas aparecían en cada uno de ellos recordándome que aunque estuviese a miles de kilómetros Grace seguía teniendo el control de todo. Dejé escapar un suspiro tembloroso bloqueando el teléfono mientras trataba de hilar cada uno de mis pensamientos y posibles formas de actuar, necesitaba resolver la situación y hacerlo ahora, me negaba a volver a Londres y terminar nuevamente encerrada y atrapada en las obligaciones de Grace y su alta sociedad.