Una noche en Londres, siete días en Roma y un poco de libertad fue todo lo que Karol necesitó para enamorarse de Ruggero.
Siete días en su ciudad, una noche en una discoteca y las luces de Roma en lo alto de una montaña fue todo lo que Ruggero neces...
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La mañana siguiente a la escapada había sido prácticamente imposible para mi tener un respiro de Grace o cualquier cosa relacionada con el evento de la galería, desde muy temprano ella y Marissa habían llegado para instalarse y solucionar todos los últimos detalles en el apartamento con la excusa de que tener a Will cerca la relajaba, no había podido desayunar ni mucho menos tener un poco de tranquilidad para ponerme al día con mis solicitudes de trabajo para las galerías y museos de la ciudad. No pasaban de las once de la mañana cuando la sala de estar ya estaba llena de fotos y obras de artes que estaban destinadas a la galería o a alguna subasta, Grace iba de un lado a otro dando órdenes y molestando a cualquier ser viviente que se le acercara y yo no había salido de la habitación por más de cinco minutos consecutivos, no podía soportarla y tampoco quería verla más de lo necesario.
Will entró a la habitación cerrando la puerta silenciosamente detrás de sí y dejó un plato con un sándwich y un vaso de jugo en una bandeja sobre la cama antes de acercarse a la butaca junto a la ventana donde yo estaba sentada, lo miré fijamente y le sonreí levemente antes de suspirar, él se sentó en el brazo de la butaca y me dio un beso en la cabeza.
-Sé que esto es terriblemente incómodo para ti pero no puedes quedarte encerrada todo el día en la habitación- me dijo con un tono tranquilo.
-No tengo ganas de salir a enfrentar las humillaciones de tu madre, aquí estaré bien hasta que llegue Kathia en la noche- respondí encogiéndome de hombros regresando mi vista a la ventana.
-Hagamos algo- propuso frotando sus manos –come lo que te traje y luego tu y yo saldremos de aquí e iremos a donde quieras- me sonrió, asentí de inmediato mientras le daba un abrazo que lo hizo reír.
-Anda, ve a lidiar con tu madre mientras yo como, esperaré que termines- le dije mientras recogía el plato de la cama, él solo asintió y salió de la habitación con una sonrisa.
Al terminar de comer dejé el plato y el vaso sobre la mesa de noche y me cepille los dientes esperando que en cualquier momento Will apareciera y pudiésemos salir de ese asfixiante apartamento; cuando solo éramos él y yo el lugar siempre estaba lleno de risas con un ambiente relajado y difícilmente se escuchaban gritos pero ahora que Grace estaba ahí la tensión de todos los trabajadores que había traído y de nosotros era palpable produciendo un ambiente pesado del que desesperadamente quería salir.
Cuarenta y cinco minutos después un Will agotado y con una expresión frustrada apareció por la puerta, me dio una leve sonrisa antes de tirarse sobre la cama en un suspiro, me senté a su lado y como solía hacer cuando estaba en la universidad, cuando él tenía un examen o presentación estresante, comencé a acariciar su cabello; cerró los ojos relajándose y tratando de calmarse durante varios minutos.
-Es increíblemente difícil complacerla- susurró pasándose una mano por el rostro.
-Lo sé y cuando esta estresada es aún más difícil pero tú siempre has sabido llevarla- respondí pasando mis dedos por su suave cabello rubio.