Capítulo 24

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Estamos sentados en la barra del karaoke, hablando con Steve. Todavía no ha empezado el turno de William.
De la nada mi teléfono empieza a sonar. Quién será? Mi padre nunca llama y Enma hoy estaba enferma.
Me alejo de ellos hacia el exterior y cojo el móvil
-Diga?
Ahora que lo pienso, este número me suena de tenerlo bloqueado o algo parecido...
-Me debes una. Cariño, después del palmetazo en la cara crees que voy a dejar todo así?
Resoplo, vaya pérdida de tiempo.
-Sam, qué quieres?
-Mañana ven a mi casa.
Suelto una carcajada demasiado sonora y los del karaoke se vuelven hacia mí. Les hago un gesto para que sigan a lo suyo.
Mi semblante se vuelve pétreo.
-No
-Entonces no te importa que le diga al director que tu Josh es un mentiroso no?
-Cómo?
-Os escuché, él se llama William.
Mi corazón se acelera con miedo.
-Qué quieres? Qué sea tu novia?
-Quiero que me ames, que me abarces como a él, que me mires y veas al hombre de tus sueños.
-Ya tengo a alguien así.
-Solo tienes que venir mañana a mi casa. Iremos juntos después de clases. No le digas nada a William, Josh o como sea que se llame. Si lo haces, le diré la verdad al director.
Cuelga y yo sigo mirando el aparato unos instantes, hasta que siento unas frías manos en mis hombros.
-Quién era?
-Enma, está muy mal
Estoy obligada a mentirle, si no lo hago, William tendrá que abandonar el instituto, quizás la ciudad si todos descubren que es un impostor.
"No quiero que llegue mañana"
-Vamos dentro, Clare? Ya verás como Enma mejora, no te preocupes tanto, estás muy pálida.
-Creo que hoy me voy a ir a casa antes, luego hablamos, William
-Te puedo llevar yo.
-No hace falta, de verdad.
-Pero...
-Chao, amor mío.
Esas últimas palabras parecen saciarle un poco pero sé de sobra que él quería estar conmigo en su primer día de instituto. Me sentía triste.
En casa
No quiero saber nada de nadie. Me pongo en el escritorio a hacer los deberes. Ya son las cinco y media y no sé que hacer. Mi mente vaga en mañana. "Tengo que ir a su maldita casa". Cierroclos ojos sobre la mesa y pienso en voz alta.
-Es por William.
Abro los ojos y observo mi alrededor. La casa lleva sin limpiarse una semana. Me pongo manos a la obra, intentando nublar mi mente de todo lo que contenga a Sam pero el silencio no perdura mucho cuando alguien llama a la puerta.
Nunca llaman a la maldita puerta, nunca. Tiene que ser justamente hoy, cuando no estoy para hablar con nadie.
Me acerco a ver quien es
-Quién?
-Clare! Te ayudo?
Abro la puerta de golpe y me lanzo en brazos de mi madre, todavía sin creérmelo. La había hechado de menos.
-Mamá! Qué haces aquí? No estabas con aquel demonio? Wow! Pensaba que no volverías.
-A tu padre no le importa que venga de vez en cuando, no le da tiempo a sentirse solo.
Me mira sonriente pero su rostro se pone oscuro a los segundos.
-Qué ocurre, cariño?
-Nada, no es nada...
-Entonces, por qué lloras?
Tomo mi cara con las manos y las siento húmedas. Estoy llorando
-Porque nadie me entendería, todos pensarían que estoy loca.
Lo digo más para mí que para ella pero siento, por un instante, que me comprende.
-Vamos a sentarnos anda, cuentámelo todo.
Nos encaminamos al sofá y siento un gran peso en el pecho. Cómo se lo digo? Decido soltarlo todo, toda la presión, la alegría y la furia reprimidas.
-Te has ido y no sé cómo decírselo a papá y temo por su reacción. Tengo a un pesado que no deja de acosarme con salir con él. Mi amigo de los cielos se ha enfadado a muerte conmigo pero lo peor es que demonios intentan matarme por un deseo. Para rematar me he enamorado perdidamente de uno de ellos, William, el cuál está atado a una maldición. Tenemos que romper esa maldición para poder estar juntos. Y encima la casa está horrible.
Lo último era una broma para quitar hierro al asunto. A los asuntos, mejor dicho pues ahora que lo había soltado todo seguido me parecían problemas, en su mayoría, muy gordos.
-De tu otro padre ya hablaremos cuando sea el momento, Clare. Ahora vamos a limpiar
Mientras limpiamos me dice que todo va a salir bien. Que Sam me dejará en paz y que William y yo acabaremos juntos por siempre. Que todo se arreglará.
Por un momento la creo pero luego me doy cuenta de que ha desaparecido, que todo lo que me ha dicho se resume en que estará conmigo cuando la necesite.
Lo que ella no sabe, es que lo que necesito es que esté aquí, ahora.

Dulces Cielos, Peores DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora