Capítulo 31

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Clare
Papá sigue en su cuarto, encerrado cuando yo salgo por la puerta para ir al karaoke por la tarde.
16:30
Abro la puerta del local con el corazón en un puño.
Veo a William atendiendo la barra y escucho a una chica cantando ( o intentándolo ) en el escenario.
Todo parece tranquilo, hasta que nuestros ojos se encuentran. Siento chipas salir de los míos cuando me aproximo a su lado.
-Clare... Te he esperado. Entra a cambiarte. Ten, este es tu uniforme.
Me tiende una camisa negra y unos pantalones hasta las rodillas azules pastel.
Cojo esos colores con las manos.
-Ehm... Qué querías decirme ayer?
-Ahora no, hay trabajo.
Parece tan frío, tan distante. Me ditpongo a irme, cabizbaja pero a los dos segundos oigo su voz en mi oreja.
-Ahora te daría un beso en la frente, pero ya sabes que lo yenemos difícil.
Sin mirar atrás se va, dejándome llena de preguntas... Qué será lo que me tiene que decir?
No cerramos hasta las once de la noche. He llamado dos veces a mi padre pero sencillamente no lo coge. Está muy deprimido y no me extraña.
Ahora tenemos las puertas cerradas y estamos recogiendo todo el karaoke, solos.
Ahora es el momento.
-William! Ya? Díme que era! Venga venga!
-Supongo que ahora sí te lo puedo contar. Verás...
Deja la bayeta que sostiene a un lado y me invita a sentarme en la mesa.
-Mm?
-Me voy. Al menos de este karaoke e instituto.
-Al final te vas?
Me muerdo la lengua fuertemente, esperando despertar de esta pesadilla. Aprieto más los dientes, deseando hacerme sangre y ver que estoy en mi cama, con él a mi lado.
-No me voy del todo... Es un poco complicado este asunto...
-Explícamelo, por favor.
-Voy a borrar mi rastro completamente. Maña me esfumaré de este mundo. Tengo algunos asuntos en el inframundo. Vendré a verte a menudo.
-No me vas a dejar entonces?
Aquella noticia me entristecia. Ya no le vería a cada hora. No le escucharía cantar por las noches ni le podría coger de la mano.
-No... Volveré cada semana a verte...
-Y cuál es ese asunto que te ha hecho tomar esa decisión?
-No te lo puedo contar. Solo puedo decirte que si no ven que me he ido... Los que pegaron a Steve volverán...
-No! Podemos solucionarlo. Si eso es lo que te preocupa...
-Eso es lo menos problemático de todo, Clare.
-No puedes dejarme, no así
-Vendré cada semana, lo juro.
Esa promesa era tan débil. Aunque fuese cierto tenía miedo de no verle más. De que un día me dejase aquí, sola.
-No! Necesito verte, siempre!
-Ya tienes mi colgante y mi corazón. Vendré de vez en cuando... Qué mas deseas? Piensas que a mí no me duele? Crees que a mí me gusta esta situación? No, Clare!
Sus ojos y sus palabras se clavan en mí como agujas.
Al segundo su mirada se suaviza y alarga la mano hacia mi mejilla.
-No llores.
Ah... es verdad... por eso sentía los ojos húmedos desde que empezó a hablar.
-Cuando te vas?
-Hoy, ahora, quería despedirme... Mañana nadie sabrá donde estoy o que hago. Solo tú, mi amor, sabrás que hago...
Le ignoro, no vale de nada decir que es demasiado pronto o que hay gente que le va a echar de menos. Eso a él no le importa.
-Llévame contigo!!
Se sobresalta y me acaricia el hombro, apenado.
-Necesitas magia para poder ir y  tú no sabes nada de poderes. Además, es demasiado peligroso y no estoy dispuesto a llevarte  conmigo aunque encuentres tú misma la manera. Temo perderte demasiado, Clare.
-No, no no no . No puedes...
Me costaba respirar. Tanto para tener que conformarme con unas migas.
Elevo la mirada. William ya no es opaco, está desapareciendo.
-No, todavía no!!
-Te veré en unos días, amada mía.
Me sujeta la cara con las manos casi transparente y siento por un momento su tacto.
Suave, aterciopelado.
Gélido y hermoso.
Después desaparece.

Dulces Cielos, Peores DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora