Capítulo 43

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Clare
Me separo de Bael en busca de palabras.
-Hija,estas enferma, lo sabías?
Me llevo la mano a la frente.
-En serio?
Mi temperatura era normal, no le entendía hasta que cogió mi muñeca y la puso a la altura del corazón.
-De ahí estás enferma, hija
Aprieto nuestras manos, unidas por fin.
-No le tengo miedo a las enfermedades.
-Y sin embargo el amor es la más letal de todas.
-Y qué hago? No puedo deambular por el mundo cuando otra persona tiene mi corazón.
-Tú ya tienes un corazón.
-No, se lo llevó William.
-Eso no lo desmiento pero... tú tienes el suyo.
Sonrío, todavía con lágrimas en los ojos.
-Sí, supongo que sí...
Bael suspira y se sienta en el sofá.
-Incluso has cambiado toda tu felicidad y tu mundo por ese hombre.
-Le amo, Bael.
-Eso es bueno aunque... no había venido a hablar de esto. Voy a quedarme un tiempo por esta ciudad, hija.
Mis ojos centellean y por un momento siento que son los más hermosos del universo.
-Te voy a ayudar a ser poderosa, a defenderte de los peligros del inframundo y de la Tierra.
-Pronto veré a una hechicera.
-Antes de que ella te muestre el camino tienes que ser fuerte. Yo te enseñaré.
-De verdad?
-Claro que sí, cariño.
Tras esta gran noticia me fijo más en él. Su pelo es largo y su cuerpo regio. Mantiene el mentón alto como el soberano de los demonios y me mira con ternura como padre.
Le abrazo de nuevo y siento mi mundo desaparecer un instante. El tiempo suficiente para volver a sentir el tacto del anillo de William.

William
Te pienso hoy, Clare para decirte lo que sufro. La incesante lucha de mi corazón y el hechizo todavía me tortura y lo seguirá haciendo hasta que decidan matarme. Te echo de menos, como siempre.

Clare
Papá se ha ido a dormir, al parecer va a pasar una temporada conmigo, eso me hace feliz.

Esta noche sueño. Sueño un sueño, no esa pesadilla que me carcomía desde que llegué aquí.
En este sueño solo estamos William y yo.William y yo cocinando en su palacio. William y yo caminando. William y yo cantando. William y yo ...
Se reproducen así momentos perfectos hasta que llego a uno distinto. William y yo en la arena, observano el mar donde se refleja la luna. Nos miramos, su rostro se acerca el mío y yo le sigo. Nuestros labios están a punto de rozarse cuando me aparto de golpe.
-No podemos, William- sonrío amargamente.
Él se acerca más a mí.
-Aquí sí.
Se aproxima y recorta distancia entre nosotros.
Le miro extrañada.
-Si me besas moriré, eso deseas?
-Ya sabes que no, querida. Aquí SÍ podemos besarnos, nadie muere en los sueños.
-Pero...
-Quédate conmigo en este paraíso, para siempre mi amor.
Rendida a sus pies le dejo dostener mi rostro entre sus manos mientras vuelve a intentar besarme. "Qué más da que sea un sueño, es William" me digo a mí misma.
Un instante después me sorprendo a mí misma empujándole hacia atrás.
-No! Así no! Yo quiero poder darte un beso real, uno de verdad! Tú solo eres una quimera, eres mi fantasía hecha realidad.
-Puede que sea una fantasía pero estoy vivo!
Dichas esas palabras le doy una bofetada fuerte
-Piénsalo, si te quedas conmigo, serás feliz, serás libre. Tendremos todo esto para nosotros.
-William está vivo!!
-Y si no lo está? Y si todo ha sido en vano?
Ahora rompo a reír, está hablando mi subsconciente, el que me pide rendición.
Reflexionado esto despierto.
-Yo le elegí a él. A el camino más tedioso. Elegí su corazón para reemplazar al mío. Nunca pedí seguir a mi instinto.




Dulces Cielos, Peores DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora