Capitulo 3: El cuaderno

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El profesor de ciencias no había venido y como siempre pasa cada vez que un profesor falta, el salón era un bullicio.

Jonathan se encontraba leyendo un libro, por unos segundos desvió la vista para ver a Sherwin, en éso se acordó del favor que le había pedido y se levantó de su carpeta.

-Oye, Sherwin-le llamó Jonathan.

-¿Qué pasa?-preguntó el pelirrojo.

-Toma-el moreno le extendió su cuaderno para que Sherwin se pusiera al día-Me lo puedes devolver mañana, o cuando tú quieras, pero que sea antes del día viernes pues hay tarea.

-Oh, entiendo. Muchas gracias, te lo devolveré mañana, no te preocupes.

-Bien, me alegro poder ser de ayuda para ti-le dijo Jonathan sonriendole.

Sherwin se sonrojo y cubrió su cara con el cuaderno.

En ese momento, Jonathan se volvió a sentar en su carpeta. Beth y Esteban ahora se encontraban a los costados de las carpetas de Jonathan y Sherwin respectivamente.

-Hola, disculpa, ¿me podrías prestar tus cuadernos para ponerme al día las clases anteriores o simplemente sacarle copia?-le preguntó Beth a Jonathan.

-Seguro-dijo Jonathan dándole todos sus cuadernos-Ahora mi mochila está vacía.

-Jajaja-rió Beth por el comentario del moreno.

Jonathan le estaba dando instrucciones a la rubia diciéndole en que día tocaba cada curso, cuando se los debía devolver, etc.

En ese momento, Esteban se dio cuenta de que también debía ponerse al día. Así que le quiso pedir ayuda a su compañero del costado, el cual era Sherwin.

-Oye, disculpa, ¿me podrías prestar tus cuadernos para ponerme al día?-le preguntó Esteban.

-Me gustaría, pero, no tengo muy buena caligrafía-dijo Sherwin avergonzado.

-Oh, vamos, no puede ser tan mala, um...-Esteban aún no sabía el nombre del pelirrojo frente a él.

-Me llamo Sherwin-le dijo el pelirrojo con una sonrisa.

-Un gusto, Sherwin. Yo me llamo Esteban, aunque ya me había presentado antes.

En ese momento Sherwin le dio sus cuadernos a Esteban con algo de timidez. Esteban abrió uno de los cuadernos y sin duda Sherwin tenía una mala caligrafía, pero al menos podía comprender las palabras.

-No está tan mal, he visto peores-dijo Esteban.

-¿En serio?-preguntó Sherwin.

-Sí, sé que puedes mejorar-Esteban le despeino su pelo-Tu pelo es un tanto extraño.

-L-Lo siento.

-No te disculpes, lo decía en el sentido de que me gustan tus rizos pelirrojos. Son lindos.

Sherwin se sonrojo ligeramente, todo el día había estado como un tomate. Pero, esta vez no era por Jonathan.

-Gracias, tu pelo largo y castaño también me gusta. Se me hace lindo-dijo Sherwin.

Esteban sólo sonrió agradeciéndole.

-Gracias. Intentaré devolvertelos mañana...por cierto, ¿qué toca mañana?-dijo Esteban.

-Pues...

Y así Sherwin se la pasó hablando con Esteban sobre la escuela y otros temas triviales. Pero, por un momento Jonathan sintió su pecho dolerle cuando veía a Sherwin sonreír para el chico nuevo.

Sherwin llegó a su casa, se tiró en la cama por un momento, estaba agotado. Roy salió de su bolsillo y miró a Sherwin con cierto reproche.

-¿Qué? ¿Por qué me miras así?-preguntó el pelirrojo.

-Sherwin no coquetees con otros chicos-le advirtió Roy.

-¿Eh? Yo no le he co-coqueteado a nadie-dijo Sherwin algo confundido y avergonzado.

-Bueno, tal vez tú no pienses éso, pero Jonathan tal vez sí.

-Pero, ¿con quién? Yo no he hecho nada.

-Con Esteban, y mientras tú le sonreias al tipo nuevo, Jonathan te miraba cada dos segundos con mirada decepcionada.

-¿Tú crees? Yo no quiero que Jonathan se decepcione de mí, aunque a veces pienso que tal vez él está intentando estar conmigo por pena-dijo Sherwin algo deprimido.

Roy agarró a Sherwin de sus mejillas.

-Escucha, Sherwin, se ve que tienes tan poca autoestima para creer éso-le dijo Roy-Mirate, eres un lindo pelirrojo...

-Con pelo rizado, lo cual es raro.

-Tienes lindas pecas...

-Las cuales odio, me hacen parecer patético.

-¿Consideras al menos que tienes algo bueno?-preguntó Roy ya cansado de insistir.

-Pues, mi familia... Y el ha-haberme ena-enamorado de Jo-Jonathan-respondió Sherwin algo sonrojado por lo último.

-Aw, qué lindo. Escucha, yo te puedo asegurar que lo que Jonathan está sintiendo por ti es sincero-dijo Roy.

-¿Cómo lo sabes?

-Soy un corazón, y sé lo que sienten otros corazones. Además, cómo no enamorarse de ti.

Sherwin en ese momento se dio cuenta de que si quería amar completamente a Jonathan, primero se debía amar a si mismo.

Él siempre había sido tímido, casi nunca hablaba con nadie pues tenía miedo de incomodarlos, o que lo trataran mal. Pero, éso debía acabar.

-Tienes razón-dijo Sherwin-Yo soy alguien muy especial, éso debo tenerlo en cuenta de ahora en adelante.

-Así se habla, por cierto...

-¿Qué?

-¿No deberías ponerte al día?

-Ay, por qué siempre soy tan olvidadizo-dijo mientras sacaba el cuaderno de Jonathan de su mochila.

Sherwin estaba a punto de ponerse al día, pero, empezó a contemplar su cuaderno.

Jonathan tenía una bonita letra, su cuaderno estaba impecable, tenía buenas notas en cada examen. Él era perfecto.

En la última hoja revisó que había un corazón dibujado y dentro estaba escrito «¿Sherwin?». Sin duda lo había escrito el día en que Roy salió de su pecho, al menos éso pensó él.

El pelirrojo se sonrojo al ver éso, sin duda él amaba a Jonathan. Sin poder evitarlo comenzó a recordar el beso que le había dado Jonathan en la mañana.

Se imaginó cómo hubiera sido si los labios de Jonathan se hubieran posado en los suyos.

Pero qué rayos estaba pensando, Jonathan quería que se conocieran más y él ya pensando en besarlo. Se sentía raro.

Sin embargo no podía negar que muchas veces lo había pensado, se imaginaba el sabor de los labios de Jonathan... Pero, por sobre todas las cosas, quería estar siempre a su lado y éso lo supo desde que vio al moreno.

In a heartbeat: Una historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora