CAPITULO II •La historia•

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-Y luego me gruñó con su enorme hocico mostrándome todos sus dientes -dije mientras enseñaba mis dientes- me asuste tanto que corrí ¡corrí lo más rápido que podía! Si no lo hacía sus colmillos me atraparían en cualquier momento y me comería, ¡intento morderme! Y yo metí mi brazo para que no desfigurara esta hermosura -señale mi cara- y únicamente logro hacerme estas dos lineas, son de sus colmillos -sonreí engreída-. Después alguien golpeó al lobo ¡éste salió volando hasta al otro extremo! Y eso no es todo...

-Oye Caroline, pequeña me encanta tu historia pero acaba de terminar el turno de Roger ¿me puedes ayudar para estar en el aparador? Claro, si quieres.

-Oh sí, está bien, te sigo contando después.

Me gusta estar en el aparador porque eso implica hacerla de mesera con las pocas personas que entrar a comer postre (la mayoría se los llevaba) y veía chicos guapos, y aún más genial, que nos pagan por ayudar, salíamos ya en la tarde con mi padre y como tenía coche pues nos íbamos en el.

Michael tenía que ir por su hermana menor junto a su padre así que hoy no pasaríamos la tarde juntos, sus padres estaban divorciados y el vive con su padre, su hermana vive con su madre... Su padre era mejor persona que su madre, sólo eso diré.

-Hola má -salude a mi mamá cuando entre a la cocina para que se diera cuenta de mi presencia.

-Hola cariño ¿cómo te fue hoy? -preguntó como cada día, aunque fuera la misma respuesta... Casi siempre.

-Bien, no me quejo, mira lo que hice en mi clase favorita. -Le enseñe mi dibujo, era una hada, la dibuje tal y como mi padre me había dicho que eran.

Alas alargadas y brillantes, orejas puntiagudas, sin dejar de lado sus ojos brillantes como un diamante y su linda ropa algo holgada pero con ciertos pliegues que parecía que su vestido flotaba... Y como un último detalle, una tiara de pequeñas flores.

-Es muy lindo -me sonrió y siguió con lo suyo.

-Tal y como te dije que eran -me dijo mi padre en un susurro, sonreí.

-Iremos con tu padre a visitar a una compañera del trabajo que acaba de tener un bebé, ¿vas o te quedas? -ni siquiera pensé mi respuesta, siempre esperaba cualquier momento para quedarme sola.

-Me quedo -conteste de inmediato por lo que mi madre me miró con ojos de advertencia.

-Nada de salirte ¿entendido? -me acusó con su dedo.

-Entendido. -La verdad es que no. Haría lo de siempre...

-Y hablo en serio Caroline. -Advirtió nuevamente.

-Yo también.

-Te vemos en unas horas -me despedí de ellos agitando mi mano.

Subo lentamente a mi habitación para hacer tiempo, me deje caer en la cama, espere a que se fueran... Espere treinta minutos por si las dudas...

Me paro de inmediato y quito la falda que era color escarlata y tableada, quito mis zapatos y continuo con las calcetas color gris, tome un pantalón cualquiera y me lo puse. Quite el suéter gris y la playera blanca, me puse otra playera de manga corta.

Mis ojos se fueron hacía donde me había agarrado Ashley, de nuevo pase mis dedos por el moretón... Ya no ardía sólo dolía.

Me puse una sudadera con capucha, listo vámonos ya. Baje corriendo las escaleras y abrí la ventana que estaba arriba del lavabo la cual daba hacía atrás de la casa, me salgo por aquí para que los vecinos no me vean y le digan a mis padres, paso el cuerpo por la ventana y la dejo abierta, en cuanto salgo me pongo la capucha.

EL BOSQUE •(Terminada)•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora