Capítulo 12

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Los amigos son de formas y tamaños distintos, todo el mundo lo sabe, así que ¿por qué no iba a suceder lo mismo con los amigos «imaginarios»? Camila estaba equivocada. En realidad Camila estaba completamente equivocada, porque, que yo supiera, ella no tenía ningún amigo. Tal vez se debiera a que sólo buscaba a mujeres de treinta y cuatro años que tuvieran el mismo aspecto que ella, la misma forma de vestir y comportarse. A juzgar por la expresión de su rostro al ver el dibujo, pensaba que Luke tendría que haber encontrado a alguien exactamente igual que él. Y ésa no es manera de hacer amigos.

Lo que importa no es el aspecto que tengamos, sino el papel que desempeñamos en la vida de nuestro amigo íntimo. Los amigos eligen a determinados amigos porque éstos son la clase de compañero que buscan en un momento dado, no porque tengan la estatura, la edad o el color de pelo correctos. No siempre se da el caso, pero con frecuencia ésa es la razón por la que Luke, por ejemplo, me ve a mí y no vería a mi colega Tommy, que aparenta tener seis años y a quien la nariz le moquea sin parar. O sea, no veo que haya ningún otro hombre que se relacione con Luke, ¿vosotros sí? El hecho de ver amigos «imaginarios» no significa que los veas a todos. Tienes la capacidad de verlos a todos, pero como los seres humanos sólo utilizamos el diez por ciento del cerebro, poseemos un sinfín de habilidades que no aprovechamos. Nuestros ojos verían multitud de cosas maravillosas si realmente enfocaran como es debido. La vida es como una especie de cuadro. Un cuadro abstracto realmente estrambótico. Puedes mirarlo y pensar que no es más que un manchón. Y puedes seguir viviendo toda tu vida creyendo que no es más que un manchón. Pero si lo miras de verdad, si lo enfocas bien y usas la imaginación, la vida puede dar mucho más de sí. Porque de hecho el cuadro quizá represente el mar, el cielo, personas, edificios, una mariposa posada en una flor o cualquier otra cosa excepto el manchón que una vez estuviste convencido que era.

Después de lo ocurrido en la oficina de Camila yo necesitaba convocar una reunión de emergencia. Llevo años haciendo este trabajo y creía que ya lo había visto todo, pero resultaba obvio que no estaba en lo cierto. Que Sofy me viera y me hablara me había dejado verdaderamente perpleja. Quiero decir que era algo completamente inaudito. Bueno, Luke podía verme, pero eso era normal. Camila tenía una especie de presentimiento de mi existencia, cosa harto extraña de por sí, pero a la que me estaba comenzando a acostumbrar. Ahora bien, que Sofy me viera ya era harina de otro costal. Por supuesto era corriente ser visto por más de una persona durante un trabajo, pero nunca por un adulto y mucho menos por dos. El único amigo de la empresa que trataba con adultos era Olivia, pero eso no obedecía a ninguna clase de regla, sino simplemente a lo que le ocurría constantemente. Debo confesar que estaba confundida, de modo que pedí a «la jefa» que convocara a todos los sospechosos habituales para celebrar una reunión no programada.

Nuestras reuniones se organizaban para comentar cómo marchaba la tarea de cada uno de nosotros y dar vueltas a algunas ideas y sugerencias para ayudar a quienes se encontraban atascados. Yo nunca había tenido que convocar una para mi provecho, por eso me consta que la jefa se quedó asombrada cuando lo hice. El nombre que habíamos dado a esta clase de reuniones era «ensalada de sugerencias», porque todos podíamos proponer ideas que hicieran más fácil nuestra situación de «amigos imaginarios», como nos llamaban la gente y los medios de comunicación.

Las seis personas que se reúnen son las más veteranas de la empresa. Cuando llegué a la sala de «ensalada de sugerencias», todos estaban riendo y bromeando. Saludé a la concurrencia y nos sentamos a esperar a la jefa. No nos instalamos en torno de largas mesas de reuniones con sillones de cuero en una sala de juntas sin ventanas. Nuestro planteamiento es mucho más desenfadado y lo cierto es que tiene un efecto mucho más positivo, porque cuanto más a gusto nos sentimos, más podemos aportar. Nos sentamos en círculo en asientos cómodos. El mío es un saco de alubias. El de Olivia una mecedora. Sostiene que así le resulta más fácil hacer labor de punto.

Si pudieras verme ahora ( Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora