Las bocas de Lauren y Camila tardaron un rato en separarse y cuando por fin lo hicieron, Camila, con un cosquilleo en los labios, recorrió dando brincos el camino hasta la oficina. Tenía la impresión de que si levantaba más los pies del suelo comenzaría a flotar. Tarareando mientras intentaba dominar su no-vuelo chocó de pleno contra la señora Bracken que, de pie en su portal, estudiaba a los turistas del otro lado de la calle.
—¡Jesús! —Camila dio un salto hacia atrás, asustada.
—Es el hijo de Dios, que entregó su vida y murió en la cruz para difundir la palabra del Señor y darnos una vida mejor, así que no tomes su nombre en vano — soltó de un tirón la señora Bracken. Señaló con el mentón en dirección a la cafetería— . ¿Qué diantre están haciendo esos extranjeros?
Camila se mordió el labio y se aguantó la risa.
—No tengo ni idea. ¿Por qué no se une a ellos?
—Al señor Bracken no le habría gustado nada todo este jaleo. —Debió de percibir algo en la voz de Camila, porque levantó la cabeza de golpe, entrecerró los ojos y la miró de hito en hito—. Te veo distinta.
Camila hizo caso omiso de ella y se echó a reír al ver a Joe fregando con aire culpable el café derramado en la acera.
—¿Has pasado mucho tiempo en la torre de allá arriba? —preguntó la señora Bracken en tono acusatorio.
—Pues claro, señora Bracken. Estoy diseñando el hotel, ¿recuerda? Por cierto, he encargado la tela; debería llegarnos dentro de tres semanas, con lo cual nos quedan dos meses para tenerlo todo listo. ¿Cree que podrá contratar personal de refuerzo?
La señora Bracken entrecerró los ojos con recelo.
—Te has soltado el pelo.
—¿Y? —preguntó Camila entrando al taller de tapicería para ver si había llegado su pedido.
—Y el señor Bracken solía decir: «cuidado con las mujeres que cambian drásticamente de peinado».
—Yo no diría que soltarse el pelo sea un cambio muy drástico.
—Camila Cabello, en tu caso particular, sostengo que soltarse la melena es un cambio drástico. Por cierto —agregó a renglón seguido sin dar pie a que Camila replicara—, tenemos un problema con el pedido que ha llegado hoy.
—¿Qué sucede?
—Es muy colorido. —Pronunció la palabra como si fuese una enfermedad y, abriendo mucho los ojos, lo puso aún más de relieve—: Rojo.
Camila sonrió.
—Es frambuesa, no es rojo, y ¿qué tiene de malo un poco de color?
—Que qué tiene de malo un poco de color, dice. —La señora Bracken subió la voz una octava—. Hasta la semana pasada tu mundo era marrón. Es esa torre lo que te está afectando. El tipo americano, ¿verdad?
—Oh, no me venga usted también con el cuento de la torre. —Camila puso cara de fastidio—. He estado allí arriba toda la semana y no es más que una muralla que se está viniendo abajo.
—Una muralla que se viene abajo, desde luego —dijo la señora Bracken sin quitarle el ojo de encima—, y es el tipo americano quien la está derribando.
Camila puso los ojos en blanco.
—Adiós, señora Bracken.
Subió a la carrera la escalera de la oficina.
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Si pudieras verme ahora ( Camren)
Fiksi PenggemarEn la vida de Camila Cabello todo tiene su sitio, desde las tazas para café exprés en su reluciente cocina hasta los muestrarios y los botes de pintura de su negocio de diseño de interiores. El orden y la precisión le dan una sensación de control so...