Capítulo 14

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-¡Sam, tu mamá ha venido a buscarte! -gritó Camila con voz débil hacia lo alto de la escalera. No obtuvo respuesta, sólo el sonido de unos pies menudos corriendo por el descansillo. Suspiró y miró su reflejo en el espejo. No reconoció a la mujer que vio. Tenía el rostro hinchado y el pelo revuelto por la brisa y húmedo de peinarlo con las manos mojadas de lágrimas.

Luke apareció en lo alto de la escalera con cara soñolienta y vestido con el pijama de Spiderman que se negaba a dejar que le lavara y que escondía detrás de su oso de peluche favorito, George, para protegerlo. Se frotó los ojos cansinamente con los puños y la miró confundido.

-¿Eh?

-Luke, se dice mande, no eh -le corrigió Camila, y acto seguido se preguntó qué importancia tenía en las presentes circunstancias-. La madre de Sam todavía espera. ¿Puedes decirle a tu amigo que se dé prisa en bajar, por favor?

Luke, aturdido, se rascó la cabeza.

-Pero... -se interrumpió y se frotó el rostro con aire cansado.

-Pero ¿qué?

-La mamá de Sam ha venido a buscarle mientras te encontrabas en el jar... - Se calló y desvió la mirada por encima del hombro de Camila. Sonrió mostrando un hueco entre los dientes.

-Vaya, hola, mamá de Sam. -Sofocó a duras penas una risita-. Sam bajará enseguida -agregó aguantándose la risa, y se fue corriendo por el pasillo.

Camila no tuvo más remedio que volverse despacio y enfrentarse a la madre de Sam. No podía seguir evitándole mientras ella aguardaba a su hijo en su casa. Al primer vistazo reparó en la expresión de perplejidad con la que la mujer le miraba a Luke desaparecer por el descansillo a la carrera y riendo tontamente. La madre de Sam se volvió de cara a ella, a todas luces preocupada. Estaba apoyada contra el marco de la puerta con las manos en los bolsillos traseros de unos téjanos desteñidos que hacían juego con una camiseta azul. Unos mechones de pelo negro azabache escapaban de debajo de su gorra también azul. A pesar de aquel atuendo juvenil Camila supuso que tenía su misma edad.

-No le haga mucho caso a Luke -dijo Camila un tanto apurada por la conducta de su sobrino-. Es sólo que está un poco excitado esta noche y... -No supo cómo seguir-. Lamento que me sorprendiera en un mal momento en el jardín.-Se envolvió el torso con los brazos en un ademán protector-. Normalmente no estoy así. -Se secó los ojos con las manos temblorosas y las entrelazó para disimular el temblor. El exceso de emociones la había desorientado.

-No pasa nada -respondió en voz ronca con ternura-. Todos tenemos días malos.

Camila se mordió el interior de la boca e intentó en vano recordar su último día bueno.

-Edith se ha marchado durante unos días. Seguro que ha tratado con ella. Por eso no nos habíamos conocido antes.

-Ah, Edith -sonrió-. Luke la menciona muy a menudo. Le tiene mucho cariño.

-Sí. -Esbozó una sonrisa y se preguntó si Luke la habría mencionado a ella alguna vez-. ¿Quiere sentarse? -preguntó indicando la sala de estar. Después de ofrecerle una bebida regresó de la cocina con un vaso de leche para la chica y un expreso para ella. Se detuvo un momento en la puerta del salón, sorprendida al pillarle dando vueltas en la silla giratoria de cuero. Verla de aquella manera la hizo sonreír.

Al verla en la puerta ella sonrió a su vez, dejó de girar, cogió el vaso de leche y se dirigió al sofá de cuero. Camila tomó asiento en su sillón acostumbrado, tan enorme que casi se la tragó, y se odió a sí misma por esperar que las deportivas de ella no ensuciaran la alfombra color crema.

Si pudieras verme ahora ( Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora