Capítulo 41

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—Hola, Camila.

La madre de Sam abrió más la puerta de su casa invitándola a pasar.

—Hola, Fiona—dijo Camila entrando. Fiona se había tomado muy bien la relación de Camila con Lauren durante las últimas semanas. No lo habían comentado abiertamente, pero Fiona seguía mostrándose tan cortés como siempre. Camila agradecía que no hubiese surgido ninguna dificultad entre ellas. Por desgracia, todo indicaba que Sam no lo había encajado tan bien y eso la preocupaba.

—He venido a charlar un rato con Sam, si no hay inconveniente. Luke está muy abatido sin él.

Fiona la miró con tristeza.

—Ya lo sé, llevo toda la semana intentando hablar con él. A lo mejor tú tienes más maña que yo.

—¿Te ha contado por qué se han peleado?

Fiona intentó disimular una sonrisa y asintió.

—¿Ha sido por Lauren? —preguntó Camila, preocupada. Siempre le había inquietado que Sam tuviera celos de la cantidad de tiempo que Lauren pasaba con ella y con Luke, y por eso lo había invitado a menudo a su casa así como a participar, en la medida de lo posible, en las actividades propuestas por Lauren.

—Sí—confirmó Fiona sonriendo de oreja a oreja—. Los niños pueden ser muy suyos a esa edad, ¿no es cierto?

Camila por fin se relajó al constatar que Fiona no tenía nada que objetar a propósito del tiempo que ella y Luke pasaban con Lauren y que lo atribuía todo al comportamiento de Sam.

—Dejemos que te lo cuente él mismo —prosiguió Fiona conduciendo a Camila a través de su casa.

Camila tuvo que refrenar el impulso de mirar a su alrededor en busca de Lauren. Aunque ella había ido allí para echar una mano a Luke también estaba intentando ayudarse a sí misma. Siempre era mejor recuperar a dos amigos íntimos que a uno solo y se moría de ganas de estar con Lauren.

Fiona abrió la puerta del cuarto de jugar y Camila entró.

—Sam, cariño mío, la mamá de Luke ha venido a hablar contigo —dijo Fiona con dulzura y, por primera vez, Camila experimentó una agradable sensación de bienestar al oír aquellas palabras.

Sam paró la PlayStation y levantó sus ojos castaños hacia ella con expresión apenada. Camila se mordió el labio y reprimió el impulso de sonreír. Fiona los dejó a solas para que hablaran.

—Hola, Sam—dijo Camila con amabilidad—. ¿Te importa si me siento?

Sam negó con la cabeza y ella se sentó en el borde del sofá.

—Luke me ha dicho que ya no quieres ser su amigo. ¿Es eso verdad?

Sam asintió sin el menor reparo.

—¿Quieres decirme por qué?

El niño se tomó un momento para reflexionar y luego asintió.

—No me gusta jugar a los mismos juegos que él.

—¿Se lo has dicho a él?

Sam asintió.

—¿Y qué te contestó?

Sam se mostró confundido y se encogió de hombros.

—Es un bicho raro.

A Camila se le hizo un nudo en la garganta y de inmediato se puso a la defensiva.

—¿Qué quieres decir con que es un bicho raro?

—Al principio fue divertido, pero luego era aburrido y yo no quería jugar más, pero Luke no paraba.

Si pudieras verme ahora ( Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora