—¿Te pasa algo malo? —preguntó una voz desde la puerta del patio trasero.
Camila estaba sentada a la mesa de la cocina con la cabeza en las manos y tan quieta como el lago Muckross en un día de calma.
—Jesús —dijo Camila entre dientes sin levantar la vista y preguntándose cómo era que Lauren siempre se las arreglaba para aparecer cuando menos la esperaba y más le necesitaba.
—¿Jesús? ¿Te está él mortificando?
Lauren entró en la cocina. Camila levantó la cara de las manos.
—En realidad es con su padre con quien realmente tengo un conflicto.
Lauren dio otro paso hacia ella; tenía la habilidad de traspasar los límites, pero nunca de una manera amenazante o entrometida.
—Eso suele ocurrir.
Camila se enjugó los ojos con un pañuelo de papel arrugado y manchado de rimel.
—¿No trabajas nunca?
—Trabajo sin parar. ¿Puedo? —dijo señalando la silla enfrente de la suya.
Camila asintió con la cabeza.
—¿Sin parar? ¿Entonces esto es trabajo para ti? ¿No soy más que otro caso perdido a quien te toca atender hoy? —preguntó Camila con sarcasmo, atrapando una lágrima a media mejilla con el pañuelo de papel.
—De perdida no tienes nada, Camila. No obstante, eres un caso; ya te lo he dicho —dijo Lauren seriamente.
Camila se echó a reír.
—Una chiflada.
Lauren se mostró triste. Incomprendida otra vez.
—¿Este es tu uniforme? —preguntó Camila indicando su atuendo. Lauren se miró a sí misma un poco sorprendida—. Siempre te he visto con esa misma ropa — prosiguió ella sonriendo—, o sea que o bien es un uniforme o bien no eres muy higiénica y te falta imaginación.
Lauren abrió mucho los ojos.
—Vamos, Camila, imaginación tengo de sobra. —Sin darse cuenta de lo que había dado a entender, agregó—: ¿Quieres que hablemos de por qué estás tan triste?
—No, siempre hablamos de mí y de mis problemas —replicó Camila— Hablemos de ti, un poco para variar. ¿Qué has hecho hoy? —preguntó tratando de animarse. Parecía que hubiese transcurrido mucho tiempo desde que había besado a Lauren en la calle mayor aquella mañana. Llevaba todo el día pensando en ello y le preocupaba quién los habría visto, pero asombrosamente, tratándose de un pueblo que se enteraba de todo antes que el programa Sky News, nadie había dicho ni pío acerca de la mujer misteriosa.
Deseosa de volver a besar a Lauren y temerosa de ese anhelo, había intentado adormecer en su corazón cualquier sentimiento hacia ella, pero no lo había conseguido. Había en Lauren algo puro y sin tacha y, no obstante, era una mujer de carácter y una buena conocedora de la vida. Era como una droga que ella sabía que no debía tomar pero que la hacía regresar una y otra vez a nutrir su adicción. Cuando la fatiga se apoderó de ella al final del día, el recuerdo del beso se convirtió en un consuelo y su desazón se esfumó. Lo único que quería ahora era repetir aquel momento durante el que sus problemas habían desaparecido.
—¿Qué he hecho hoy? —Lauren hizo girar los pulgares y pensó en voz alta—. Bueno, hoy he dado un buen toque de diana a todo Baile na gGroíthe, he besado a una mujer preciosa y luego me he pasado el resto del día sin lograr hacer otra cosa que pensar en ella.
ESTÁS LEYENDO
Si pudieras verme ahora ( Camren)
FanfictionEn la vida de Camila Cabello todo tiene su sitio, desde las tazas para café exprés en su reluciente cocina hasta los muestrarios y los botes de pintura de su negocio de diseño de interiores. El orden y la precisión le dan una sensación de control so...