11.CITAS 3312

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Karla Fisher.

—¿Como me veo? ¿No parezco muy atrevida?
Pregunto a las chicas y estas niegan.

Estamos en casa de Mia a punto de explotar de tanta tensión. Necesito algo que me haga juego con este vestido rojo, pero no encuentro que. Estoy segura que Angie sabría decirme con su franqueza si es el correcto o no, pero no está aquí y Mia está mirándome detenidamente con un gesto lindo.

—Prefiero que te pongas un pantalón a un vestido—se abrocha los tacones rojos bajitos—Algo como un pantalón y botas altas.

Lo pienso no muy convencida.

—Parece mejor opción que esto.

Lily rueda los ojos desde un extremo de la cama planchándose el cabello. No tiene ni idea que le está quedando un molote rizado atrás y no pienso decirle porque toda la noche se ha pasado hablando de lo mal que está mi ropa, y es lo suficientemente molesto para desear mejor estar limpiando la cafetería a estar aquí.

Por otra parte, Mia va con solo una blusa de amarradoras amarillas a la cintura y un pantalón pegado con tacones beige. Ni siquiera se maquilló nada; dejó su cabello natural y se ve preciosa, mientras yo me produzco lo suficiente para no verme peor de lo que ya me siento.

—Esa blusa se te ve linda—la madrastra de Mia se asoma por la puerta viendo a la rubia indecisa por cual bolso llevara.

—¿Rosa o azul? —pregunta y esta señala el azul haciendo un ademan para irse, pero esta le detiene
—Oye Clarisa ¿mi padre ya llegó?

—Aún no, pero ya sabe que saldrás. No te preocupes.

Nos mira y yo le sonrío disfrazando mi desesperación una vez que veo como el pantalón me aprieta más de lo que esperaba. Definitivamente no es mi día. tengo quince minutos antes de que Matt pase por mí y no sé qué hacer, solo estoy sentada en la cama mirando el mundo arder sabiendo que es muy tarde con la mirada fija en la pared de color azul pensando en lo más tarde que se está haciendo ahora.

Un mensaje de Angie me alerta en cuanto pregunta que tal me está yendo para la cita, pero no le tengo buenas noticias, reprimo las ganas de llorar contestándole y entonces me hecho de cabeza al leer su mensaje:

-No está tu abuela en casa ¿verdad mentirosa? Como sea, voy para allá.

Sonrió nerviosa, pero al menos poco menos de lo tanto que estaba. Me motivo poniéndome de pie con el celular alerta en mis manos volviendo a intentar arreglarme el cabello.

—Angie viene para acá—sonrió viéndolas por el espejo.

Mia aplaude—Que bueno porque la necesito, ¿Barbara no vendrá?

—Creo que no, menciono sobre que su mamá tuvo un problema.

La rubia hace una mueca.

—Ojalá todo esté bien, le mandaré mensaje en un rato más.

—¿Para qué? Seguro están molestas porque no cancelamos estas citas—Lily se pinta los labios rojos—¿O acaso creyeron que están felices por nosotras? Porque yo no se las creo.

Los grandes ojos azules de Mia parpadean mirándola mal.
—Ya sabían que esto pasaría, no confundas nada.

—Tu no lo entiendes porque para ti todo es amor y amistad, pero es más que obvio que están celosas, nadie las ha invitado a salir y van a perder.

—Todavía no cantemos victoria Lily—Mia la defiende.

No parece quedar satisfecha, pero ninguna de nosotras le presta más atención. La rubia me ve abriendo los ojos como señalándola y yo solo asiento soltando un suspiro sin saber que más hacer, lo menos que queremos son confrontaciones, peor si vienen de Lily.

El club de las chicas solteras© (YA EN FÍSICO) NO EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora