22. CITA SORPRESA.

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—¿Entonces vas a irte con tu padre estos días?
—Mia se lleva un puño de palomitas a la boca viéndome vacilar.

—Tengo que hacerlo, es castigo—meto unas gomitas al vaso con soda de limón revolviéndolas—Y al parecer ella necesita un tiempo sin mí.

—Igual que mi madre que se dio un largo tiempo. Tanto que ya ni ganas de regresar por mi le quedaron —habla entre triste y burlona—Pero confió en que lo de ustedes solo será temporal y después se reirán de esto.

Inspiró.
—Eso espero—la miro vacilando—¿No te has puesto en contacto con ella? Digo, con tu madre. Para saber que ha sido de ella.

—Miento si te digo que no lo hice, pero fue un fracaso total. Mi padre me dijo que no lo hiciera, pero no me importo—hace una mueca—Y lo único que gane fue una llamada diciéndome lo bien que se la estaba pasando en el caribe. Después de ello, bloqueo su número y desapareció como antes.

Le doy un apretón—Lo siento.

—Meh, estoy bien—suspira—De cierta forma mi padre tenía razón. Estamos mejor sin ella, yo lo estoy. Quien me preocupa es Melany.

—¿Sigue preguntando por ella?

—Tiene diez años, creo que le hace falta más tiempo para entender lo que realmente sucedió. Eso o hasta que termine odiando más a Clarisa. 

—Debe ser difícil para ella.
Persuado, pero la rubia niega haciendo un ademan terminando por hablar:

—Solo quiere llamar la atención. Clarisa no ha hecho más que intentar ser parte de la familia. Hace feliz a papá y eso también debería importarle.

Cuando termina de decir esto caigo en cuenta que decía la parte de Melany como si fuera mía. Desde que llego Karen a la vida de mi padre no he hecho más que hacerla asentir incomoda con mis comentarios fuera de lugar en ocasiones fingiendo ser amable, aun cuando claramente yo misma sé que no es así. Inhalo tomando ese comentario para mi dejando el tema a un lado mirando mi celular consecutivamente. Karla prometió que vendría en un rato para ver una película y olvidarnos de las reuniones anteriores que se han convertido en un desastre.

—Y oye cambiando de tema ¿Crees que ganarás la apuesta?—le pregunto haciéndola titubear con la boca llena de golosinas.

—Lo dudo, Brent no es el típico chico que va a ir a un baile solo para que yo pueda estar contenta y como están las cosas, es un no definitivo.

—Están así porque quieres.

—Si, pero ya que remedio. No ganare ni el cariño de Brent ni la apuesta.

—¡Yo tampoco! ¿alguien dijo depresión? —Karla entra dando un portazo de golpe haciéndonos brincar del susto antes de verla descalza y con las manos escondidas detrás de la espalda.

—Demonios Karla avisa antes de entrar, casi vomito las gomitas que acabó de tragarme—Mia se soba el pecho, pero esta le ignora agitando un bote de helado seguido de una cidra.

—Si no me perdonan no podremos compartir esto.

—Yo nunca me enoje, así que acerca tu trasero y dame de ese helado—palmeo el lado de la alfombra libre haciéndola correr hasta nosotras con una sonrisa pegada a la cara.

Después de un rato las tres escogemos una película centrando toda nuestra atención en el televisor con "la boda de mi mejor amigo" después de que casi le rogamos a Mia no tocar el control para no tener que ver sexteen candles y cuando Karla mira cuál es la que he escogido reprime un grito emocionada. Ambas no dejan de gritarle a la pantalla y yo no dejo de pensar en que deberían quedar juntos y el final apesta completamente.

El club de las chicas solteras© (YA EN FÍSICO) NO EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora