47. PERDEDORAS SIN CABELLO.

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Inhalo y exhalo entre hipos recostada sobre las piernas de Barbara oyendo la música en mis oídos desde el jardín de la fiesta. La pelirroja pasa sus dedos por mi cabello sentada en las escaleras mientras seguimos viendo al limbo. No ha preguntado nada más y se lo agradezco porque no quiero hablar, no quiero siquiera tener que recordar.

Lagrimas caen desde la orilla de mi nariz hasta el frío suelo de vez en cuando, nunca creí que fuera a perder a una persona solo por una tonta apuesta, todavía recuerdo odiar los libros y películas donde la chica siempre es el juego, me parecían repulsivos y terminaba odiando a los chicos por jugar con los sentimientos de los otros. Y ahora yo me odio igual.

—¿Crees poder arreglar las cosas? —pregunta por lo bajo pero niego limpiándome la cara con las manos sin hablar.

Escucho la puerta abrirse viendo a Brent salir hecho lumbre. La voz chillona de Mia me lastima los oídos haciéndome cerrar los ojos imaginando que no es ella, no quiero siquiera verla.

—Angie, ¿estás bien? —llega a mi lado, pero la ignoro y Barbara se interpone viéndola mal.

—Será mejor que la dejes tranquila. Ya estarás contenta con haber abierto tú bocotá Mia, lo echaste a perder.

—De todas maneras, lo iba a saber.

Suelta como si nada y el coraje me hace estragos. Me levanto de golpe empujando a esta haciéndola casi caer. la miro dolida, molesta, decepcionada. Es una mentirosa, tal como lo imaginaba y ahora resulta que se preocupa por mí. Tiene que ser una broma.

Esta abre la boca sorprendida.
—¡¿Qué demonios te pasa?!

—¡¿Que me pasa?! ¿En verdad estas preguntado eso? —me pongo de pie a duras penas y Barbara no me detiene—Eres una mala amiga.

Se toca el pecho ofendida
—¿Mala amiga yo? Tú no quisiste ayudarme para ir a la Vegas con Brent, te lo merecías.

—No lo dices enserio—camino a esta señalándola, y aunque parece preocupada. Finge que no.

—Claro que sí. Así que si yo caía no iba a ser la única.

Termina haciendo que Barbara reprima un chillido y mis sentidos se agudicen. Me abalanzó a esta dándole una bofetada. Oigo un barullo a mis espaldas. Brent corre a donde estamos tomándome, pero no me inmuto, forcejeo llena de coraje terminando por llorar de nuevo viendo a la rubia frente a mi quedar inmóvil con los ojos como platos.

—¡Ya, déjalo! No vale la pena—Brent me habla viendo a esta—Ven, vamos dentro.

Me abrazo a éste cuando siento su mano acariciar mi espalda. Sollozo del coraje sin importarme quien me ve. La música de la fiesta suena en el jardín y estoy segura que mi padre ya ha de estar sospechando que no estoy en su boda de ensueño. Brent vuelve a mencionarme que me relaje intentando llevarme dentro a la cocina aun cuando los ojos de Mia están sobre éste. quiero decirle que se vaya, que no quiero verla, pero no sólo es su culpa. También es mía.

—Ven, bebamos algo—Barbara me toma de la mano y solo lo hago sintiéndome sin ganas.

Entramos a la cocina de nuevo. puedo escuchar y ver las luces de colores sobre los gritos de las personas riendo y disfrutando la fiesta en el jardín.

Suspiro viendo el pastel en la barra y en cuanto llego saco un cuchillo del cajón tomando un trozo y sirviéndole otro a bárbara quien toma dos botellas de sidra del refrigerador poniéndolas sobre la barra a los costados. Me siento en la barra sin importarme el rímel que seguro esta arruinado en mi rostro. Barbara me pasa la botella y cuando la tomo no puedo evitar ver el brazalete sintiéndome asqueada bebiéndome un trago de la botella haciendo una mueca; Brent entra a la cocina agitado poniendo sus manos sobre la barra sin despegarme los ojos de encima.

El club de las chicas solteras© (YA EN FÍSICO) NO EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora