43. SIN ARREGLO.

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Evan Tikert.

Me quedo con el celular en la mano sintiendo a Lizzie llamarme un par de veces para reaccionar cuando Angie dice Voy a colgar ahora.

—¡No, no! Lo lamento—me levanto del lugar saliendo al frío aire de afuera—No quería molestarte, quería escucharte, es todo.

La oigo toser.
— ¿Estas bien? Es casi la una de la madrugada.
—vuelve a toser.

—¿Gripa? —pregunto.

—Y mucha congestión nasal—la escucho reír haciéndome sonreír.

Golpeo una pequeña piedra con la punta de mi zapato mientras miro al frente encontrándome totalmente solo a las afueras. Con este frío es claro que nadie quiere salir, si no estarían más enfermos, algo así como Angie.

—¿Ya tomaste analgésicos?

Se suena la nariz—Y vitaminas, estoy tragándome unas píldoras del tamaño de mi puño—juega volviendo a toser—Necesito ir al médico.

—¿Quieres ir ahora? —le pregunto sintiendo un pinchazo en el pecho—Puedo llevarte si quieres.

—No es necesario, mi padre lo hará, pero gracias por ofrecerte. A estas horas pensé que ya estarías en Canadá.

Niego con la mano en el bolsillo.
—Me iré mañana. Espero no sea un asco.

—Es navidad, jamás es un asco.

—Cierto, pero sería mejor si no pudiera sentir los ojos de mi padre en toda la noche—la oigo reír y entonces inquiero vacilante—Te extraño; fui un pendejo y lo arruiné.

Al no oír nada de su parte cierro los ojos sintiendo como las manos vuelven a temblarme. Fue mala idea decírselo, debí colgar en cuanto pude y...

—Yo también te extraño y aunque quisiera que fuera sólo tu culpa, fue culpa de los dos—habla regresándome el aire—Han sido días difíciles ¿no?

Me relajo.
—Vaya que sí, al menos espero que te esté yendo mejor que a mi este inicio de semana asqueroso.

—Si es pasión que se te borre, nada nada mejor.
—comienza a toser carrasposa y me rio por lo que dice—Estoy enferma en mis vacaciones, en casa de mi padre, con fiebre hasta en los dedos y con Julie jugando a la mala.

Frunzo el ceño—¿Julie? ¿La chica de Peter?

—Relativamente no su chica, pero si, esa chica.

—¿Y ahora que hizo? —me siento en la jardinera nerviosos moviendo mis manos ansiosas.

—Bueno, parece que es la traidora—Me quedo sin saber de qué habla y enseguida me pone al corriente—La que escribió "feminazi" en mi parabrisas.

Oh carajo.
—¿Y si lo hizo?

—Pues tampoco lo dudo—se ríe—Aún sigue siendo un misterio para mí, pero, ¿dónde estás ahora? se escucha bastante ruido.

Si le digo que estoy en el bar seguro va a molestarse. Comenzará a decirme que no debería de estar a estas horas fuera de casa y menos lo suficiente tomado para ver borrosos los únicos dos coches aparcados en el estacionamiento. sin decir que, si sabe que Lizzie está aquí, va a matarme cuando duerma.

Me rasco la cabeza
—Estoy en casa de Brent—miento viendo salir a Lizzie —¿Crees que pueda ir a verte antes de irme? Necesitamos hablar.

—¿Hablas de ahora? —pregunta y afirmo—Sigo castigada, no puedo ni siquiera salir al jardín sin que mi padre me regañe.

El club de las chicas solteras© (YA EN FÍSICO) NO EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora