36. MIEDO.

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Mia frinch.

—Entonces mañana te veo para hacer la fiesta sorpresa de Angie—le menciono a Brent tras la bocina del celular—Iré a comprar las cosas.

—Bien, le avisaré a James para que le diga al imbécil de Evan y saber qué es lo que ambos vamos a hacer mañana.

No por favor—¿A hacer de qué? Deja de comportarte como un tonto y háblense de una vez. Y de paso tarta de que Angie no se vaya a dar cuenta por la culpa de Evan.

Jadea por la línea.
—Si, no prometo nada—suspira—Pero, en fin, ya quiero verte.

Sonrió dándome vuelta en la cama suspirando.
—Yo igual, ya te extraño.

—¿Y si vienes a mi casa? Solo por un rato.

Eso suena tan perfecto pero esta noche hay pijamada por el cumpleaños de Angie mañana y no puedo faltar, Lily no tarda en llegar y Karla tampoco así que no sé si aún me sobre tiempo para ir y regresar. Tengo que comprar las cosas para mañana y algo más que tengo en mente.

—Tengo que ir con las chicas a casa de Angie y se me hará tarde—tuerzo los labios—Pero te veo mañana.

Reniega—Vamos, prometo que no tardaras nada.
—su voz suena insinuante y la piel se me eriza—Iría yo, pero tengo que dejar mi mano en el yeso por media hora más para el proyecto de física.

—Está bien, pero solo me quedaré un rato.
Me muerdo los labios imaginándolo sonreír por la respuesta.

—Eso me basta. Te esperare entonces.

Nos despedimos mientras me obligo a ponerme de pie para limpiarme la cara y arreglarme el cabello, aunque sea solo en una coleta. Tengo que ir a comprar el pastel y las cidras de esta noche, Lily traerá las velas brillantes y frituras junto con Karla. Parece que tenemos todo bajo control, pero de no ser así, también necesito pasar a la farmacia.

Mando un mensaje a Lily para que sepa dónde dejaré las llaves una vez que salgo de casa. Las colocó debajo de una roca roja y justo cuando me sacudo las manos mi celular vibra y el nombre de Evan aparece en la pantalla sacándome de mi concentración.

—¿Evan? ¿Ocurre algo? —mencionó bajando las escaleras, escucho su respiración, pero no habla.
—¿Hola? ¡Evan!

—Mia, ¿no está Angie contigo?—lo escucho jadeante.

Frunzo el entrecejo.
—¿Pero que no estaba contigo? ¿Dónde carajo la dejaste ahora?

—Soy un pendejo, lo arruiné. Le dije que se viniera a vivir conmigo y la presioné—maldice—Solo, solo necesito saber que está bien, salió sin decirme nada y llevo varias vueltas, pero no la veo.

Me golpeo la frente. Últimamente yo y Evan hemos sido buenos amigos, el me ayuda con Brent, yo lo ayudo con Angie y justo estoy dándome cuenta que no me hace el caso suficiente a mis consejos porque cuando me platico del departamento, estaba segura que Angie se negaría y le pedí que no lo hiciera. Tal como esperaba, parece que no entendió bien.

—¡Te lo dije! Sabias que haría esto, te exaltaste y todo se salió de control como claramente queríamos evitar—niego saliendo de mi casa—Suficiente tiene con Lizzie y tus cambios extremos como para que ahora la obligues a quedarse.

Suelta un me lleva y lo regaño por decir malas palabras en mi oreja.

—Lo lamento. solo, si la vez por favor dime dónde está.

—Lo haré, no me queda de otra.

Cuelgo caminando a mi auto, no sin antes llamar a Angie, pero sin tener éxito alguno. Posiblemente esté en casa de su madre y si no lo está, solo significa una cosa; peligro.

El club de las chicas solteras© (YA EN FÍSICO) NO EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora