12. FIESTA LOCA 1/2

571 127 16
                                    


—Pondré esto en las cajas para el sótano. ¿Debo llevar algo más? —Evan toma un par de cosas frágiles de la mesa del centro.

Brent niega—Es suficiente; gracias hermano.

Suspiro sirviendo los vasos de colores de tequila con soda y algunos de vodka para la barra libre. Estoy desbordándome de sueño gracias a qué no pude dormir en toda la noche por los ronquidos de Mia mientras esta ahora no hace nada y solo se ríe con Lily en el otro extremo de la sala.

Me recargo en la barra tomando la granadina en un vaso con agua mineral dándole un enorme trago, veo los globos dorados y negros flotando por las escaleras que inflaron hace un rato mientras James baja corriendo como niño en parque de diversiones y Evan hace lo mismo lanzándolos por toda la casa. Volteo los ojos al ver una guerra de globos entre estos antes de entrar de nuevo en la cocina buscando un traste para frituras.

Unas manos se posan en la barra y elevó mi mirada encontrándome con los ojos cafés que me causan pesadillas; no estoy de humor para atrapar su energía. No ahora. Evan golpetea la mesa con sus dedos haciendo ecos en mis oídos fastidiándome como cada que puede.

—¿Qué? —lo miro mal.

—Nada. Solo estoy aquí, paseando.

Frunzo el entrecejo ignorándolo. Comienzo a vaciar las frituras en los trastes para ponerlos sobre la mesa e irme de aquí; necesito dejar de pensar en las notas y todo lo que ha pasado estos días últimamente, me pone ansiosa para dormir. apilo una nueva línea de vasos rojos contándolos de dos en dos, aunque mis manos están temblorosas sintiendo como está mirándome como si supiera todos mis pecados. Me incorporo enfadada.

—Pareces gitana echándome mal de ojo, deja de verme así o ve a molestar a alguien más. No estoy de humor.

Se rasca la barbilla—Lo haría, pero no sería tan satisfactorio.

—Vaya, ¿ahora eres bromista? Porque no te queda.
—volteo los ojos y sigo apilando vasos hasta terminarlos.

—Tu mal genio no impedirá que me acerque a ti y podamos ser amigos.

El olor a madera que impregna cuando se acerca se vuelve centro de mi atención por unos mini segundos antes de regresar.

—No seremos amigos, olvídalo.

—¿Qué? ¿Por qué no? —intento salir, pero me lo impide—Solo dame una razón válida para no ser mi amiga, una que si sea real—se cruza de brazos.

Su ego de hace unos días se ha calmado a un todo y por lo menos no ha vuelto a decir que yo lo intente arroyar recordando que merece una disculpa lo cual claramente me saca de mis casillas; Y aunque tampoco me des agrada ser su amiga, no es mi especialidad.

Inhalo antes de soltar:
—Esto es tan triste que ni siquiera tengo una, ahora. Muévete.

Meneo los labios pasando por su lado para ir a la barra. Barbara entra saludando al rubio y este solo asiente antes de salir. Veo entre la puerta a Lily bromear con Brent tan cerca como para hacerme creer que la llorada de anoche no sirvió para nada. Literal hizo todo ese llanto por nada.

—Esa maldita ya no nos cuenta nada—Barbara toma un puño de frituras viendo lo que yo—Seguro está jugando sucio, puedo olerlo.

Reprimo una risa.
—No digas babosadas; todas merecen querer competir.

—Pero ¿a costa de qué? siempre decirnos la verdad es una regla entre nosotras y no la está cumpliendo, seguro anoche contó lo que quiso.

Vaciló meneando la cabeza.
—Pues ese es su problema—me ve escéptica—Y a nadie le importan las malditas reglas en estos tiempos.

El club de las chicas solteras© (YA EN FÍSICO) NO EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora