24. TAN CANSADAS.

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«Cuando la última flor de la esperanza al encontrar él chico correcto muera, será momento de mírate en un espejo y así sabrás que no necesitarás a nadie más que a ti por el resto de tú vida» Suspiro pensando en la pequeña metáfora que mi madre me dijo el primer año antes de salir para el baile con las chicas. Después de todo creo que ahora necesito que vuelva a repetírmelo por que cobra más sentido que solo repitiéndomelo mentalmente.

Pestañeo caminando entre la obscuridad, alumbró el camino con mi celular, pero antes de llegar a media sala la luz de la cocina se enciende haciéndome pegar un brinco sintiendo mis latidos en los oídos.

—Carajo me espantaste.
susurro enfurruñado caminando a Karla que está sentada en la barra.

—Lo siento, no podía dormir y preferí esperar a que llegaras para contarme que tal te fue esta gran noche.

Arrugo los labios caminando al refrigerador por una botella de agua.

—Sin comentarios.

—¿Por qué? ¿qué pasó? ¿se besaron? ¡te dije que no lo hicieras! pero bueno ¿besa bien? —veo sus ojos de emoción, pero le bajo de la nube.

—Todo lo contrario—veo a mi madre y a Mia dormidas en el piso de la sala y regreso a Karla.
—Vamos arriba, no quiero despertarlas.

Asiente rápido haciendo un ademan—Qué bueno porque así podré dormir contigo, el piso me lastima la espalda.

Ruedo los ojos sonriendo pasando por un lado saliendo de la cocina. subo las escaleras mientras y escucho los talones de Karla resonar en el piso como si la siguieran, al instante recuerdo la casa del terror y entonces hago lo mismo soltando risitas ahogadas. Una vez que entramos ambas suspiramos a salvo mientras me quito los zapatos lista para sus preguntas.

—¿Y entonces, fue lindo?

—Bastante—la veo—Nos subimos a varios juegos y entramos a la casa del terror donde termine cayéndome a carcajadas—esta se cubre la boca riendo—Todo estaba perfecto.

Entrecierra los ojos—¿Pero...?

—Llego su ex novia y todo se arruinó.

Suspiro lanzándome a la cama tristona. Debo admitir que antes de que llegara Lizzie todo parecía estar bien entre nosotros, sin embargo, se echó a perder. ambos lo hicimos. El intentando convencerme de que no tiene sentimientos por ella mientras sus palabras siguen en mi cabeza tocándose una y otra vez, y mientras yo haciendo de un lado las paces dándole permiso a mi enojo de gobernar sobre mí hasta ahora.

—Espera, ya me perdí ¿apareció su ex en su cita?

—Y me llamó mestiza y sirvienta. Ya sabes esas palabras que solo gente como ella pueden creer que son ofensivas—me rio para mí—Lo curioso es que parecía asustada por mí. Y eso me daba ventaja, hasta que se arruinó.

Eleva las cajas—¿Todavía hay más?

Planteó desde un inicio para empezar a contarle con señales. Por otra parte, esta solo se dedica a gritar, reírse y soltar barbaridades entre disgustada. Esta noche resulto todo lo contrario y de haber sabido qué pasaría esto, me hubiera quedado a ver películas repetidas con las chicas.

—Pero ese chico realmente te gusta; ¡no sé lo dejes!

La detengo—Me gustaba, tiempo pasado. Se termino—tomo una toalla despintándome la cara con el papel de estúpida que me gane.

—Vamos, conmigo no vas a fingir que no tiene sentimientos—me ve divertida—¿Estás segura que se terminó? Qué tal y lo vez mañana.

—Si lo veo será mejor que ni me hable—observo la taza horrible en el tocador, pero no menciono nada.
—Me sentí como gelatina y no créeme brulee.

El club de las chicas solteras© (YA EN FÍSICO) NO EDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora