«¿Estoy muerta?».
Pude ver desde arriba al tutor Joaquín examinándome los ojos mientras Eric me sostenía en brazos y preguntaba:
—¿Y entonces? ¿Qué tal lo hizo?
—Hmm —Revisó las anotaciones—, bien, más que bien. La mayoría de los miedos que presentó desaparecerán casi por completo cuando empieces a entrenarla, además de que, si desea quedarse, tendrá que superarlos casi obligada. —Me observó, detallando mi semblante contraído—. Es fuerte. Los resistió todos.
—Si es así, ¿entonces por qué se desmayó? —demandó información que le aclarara qué tan «bien» lo pude haber hecho—. ¿Significa que deberá presentar una segunda la prueba?
Joaquín consideró la posibilidad inclinando la cabeza.
—No creo, pero lo más probable es que la directora autorice un despeje que garantice que puede mantener comunicación telepática con alguien más. Pero... —Revisó la planilla— incluso sometida a presión pudo hablarme y escucharme. —Colocó el portapapeles en la mesa—. Ella no necesita hacer más nada. Está aprobada con el primer intento. Pero ya conoces a la directora. —Inhaló profundamente—. No le gustan las cosas a medias.
—No me has contestado por qué se desmayó.
—Se desmayó porque tocó sus fobias. A diferencia del miedo, que se resiste y supera con voluntad propia, las fobias requieren de un tratamiento. Deberías saberlo mejor que yo, Eric. —Joaquín elevó una ceja—. ¿O es que estás tan nervioso que no piensas con claridad?
—Vamos... es mi primera aprendiz. —Me miró con aires fraternales—. Quiero que pueda seguir mis pasos y que sea fuerte.
Joaquín firmó el papel y lo arrancó del resto.
—Bueno, ya sabes que es fuerte, al menos mentalmente. Esperemos que sea igual de buena para la prueba de resistencia física. —Le abrió la puerta a Eric—. Llévala a la sala de recuperación y procura que no le vean el rostro. Esperan mucho de ella al ser tu aprendiz. Yo llevaré estos resultados para que los incluyan en el sistema.
Eric me tumbó sobre su hombro juntándome las piernas. En medio de sus pasos se decía que era una completa desgracia que la sala de recuperación se encontrara después de cruzar por el comedor secundario. En tiempos de conflictos bélicos como este, cuando atacaban, se solían colocar los asientos al fondo para evitar las imágenes hemorrágicas. A Eric eso no le preocupaba tanto ahora. El último ataque había ocurrido hacía varios años, no habiendo durado más de diez minutos gracias a la intervención de un grupo de militares alzados contra la directora del reformatorio. Eric sonrió. De verdad no le preocupaba que en cualquier instante aquella agonía pudiera repetirse. Ahora me tenía a mí, un nuevo motivo de paz. Una esperanza. Y por eso sonreía otra vez.
Oír sus pensamientos me asustaba. ¿Cómo lo hacía? La única razón lógica era que estuviese fuera del cuerpo. ¿Y quién diablos era Eric? ¿Un presidente? ¿Un ministro? ¿Y por qué debía llevarme con la cabeza colgando? Nadie me conocía como para que todo el mundo supiese mi nombre, o al menos eso pensaba.
Me acomodó sobre su espalda dando un ligero brinco.
Verificó que alguna puerta de la sala de recuperación tuviese un pequeño recuadro verde que indicaría la disponibilidad de las camas. Estaba tan distraído en su pensamiento sobre ser guía que no percató en cuál habitación había entrado. Eric rechinó los dientes al recordar el motivo por el que Danniel se encontraba en ese cuarto. Agradeció que aún Destiny no hubiese abierto los ojos desde entonces. Akami estaba despierta, y al verlo con una extraña colgando del hombro se conmovió:
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A flor de piel [1]
FantasíaTras escapar de su casa, Nina Cole halla en el bosque un portal mágico que la trasportará a un castillo donde cientos de jóvenes llamados Hayashers se adiestran en combate con el propósito de estar capacitados para los posibles ataques por parte del...