Apoyada del respaldo del balcón mirando a los chicos, me pregunté cuánto tiempo duraría en la nueva la práctica. Era débil en cuestiones físicas, y si no progresaba tendría que retirarme. Pero tal vez me estaba precipitando en sacar conclusiones. Danny estaría allí, y él no me desampararía ni permitiría que se burlaran de mis carencias. No había alivio más grande que tenerlo a mi lado.
—¿Se puede saber dónde rayos has estado?
Respingada, me giré en torno a la voz iracunda de Eric.
—Se supone que hoy después del almuerzo íbamos a entrenar con el kunai, ¿recuerdas? Fuiste tú la que me lo pidió. Te he estado buscando por todas partes.
«Dios mío... El entrenamiento».
—Perdón, estaba en la sala de recuperación. Renzo adelantó la prueba práctica. ¿Y sabes qué pasó? Me desmayé. —Sonreí, aligerando la tensión—. Pensé que me reprobaría, pero aún sigo teniendo oportunidad de presentarla en dos semanas. Eso quiere decir que aún podemos ir a entrenar.
Eric juzgaba la falta como una ligereza de mi parte. La poca seriedad en mi rostro acentuó su semblante malhumorado.
—No funciona así, Nina. Les di a mis practicantes tres horas libres para irme a entrenar contigo. —Sacudió la cabeza—. Me haces perder el tiempo.
—Aún estamos a tiempo —imploré, acercándome—. Creo que aún estamos a tiempo. Podemos ir. —Señalé el vacío—. ¿Quieres ir? —Me guindé de sus hombros—. Anda, di que sí, por favor, así no habrás perdido nada.
Indeciso, meditó la propuesta observándome en silencio. De nuevo me veía desde arriba, teniendo la palabra final. Él aceptaría. Lo sabía. Alguien decidido no se tomaría el tiempo de verme a los ojos o permitir que le tocara ni un pelo.
Le sonreí otra vez.
—Muy bien. —Desenlazó los brazos—. Que no vuelva a pasar. A ver, ¿con quién te tocó pelear esta vez?
—Con Hussein. Se me cayó la pócima tratando de evadir sus golpes y la perdí. Creí tenerlo en mis manos, pero cuando estuve a punto de vencerlo, me enterró los cuchillos.
—¿Puedo ver? —Trasladó los ojos a mi estómago.
Me subí la camisa, cuidando no mostrar de más. Se inclinó. Pasó con minuciosidad la punta de los dedos por una de las heridas, pensando en algo que le inquietaba por la forma en la que arrugaba el entrecejo.
—Has recibidos muchos golpes en esta zona desde que llegaste. La patada de Destiny, el enfrentamiento con Julio... ahora esto. Sé que la medicina aquí es muy eficiente, pero trata de proteger esta área la próxima vez que pelees.
Acomodé la camisa, templándola.
Iniciamos la caminata hacia las afueras del castillo.
—¡Ah! Casi se me olvida, aprobé el examen teórico con nueve de diez.
—¿Nueve de diez? —Enarcó las cejas—. Eso es increíble. Casi nadie aprueba el primer examen tan alto. ¿Ya ves, no? Te dije que estabas lista.
Bajando por las escaleras sujetando el barandal, consideré mencionarle lo de la práctica de boxeo. Era mi guía, y él más que nadie debía estar al tanto de mis movimientos.
—Quisiera decirte algo.
—¿Qué?
Era lo correcto. Tenía que decírselo. Claro. Pero... era una comunidad clandestina. Prometí que no diría nada. Y yo nunca rompía mis promesas. ¿Y si Eric se enteraba por otra boca que no fuese la mía? ¡Lo decepcionaría!
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A flor de piel [1]
FantasyTras escapar de su casa, Nina Cole halla en el bosque un portal mágico que la trasportará a un castillo donde cientos de jóvenes llamados Hayashers se adiestran en combate con el propósito de estar capacitados para los posibles ataques por parte del...