La directora sostenía una aguja entre sus alargados dedos, tratando de arreglar el encaje desprendido del borde de un abanico rojo. Pausó la actividad al verme en el umbral de la puerta.
—Pasa, linda.
Fui hacia la silla diciendo:
—Directora, sé para qué me ha llamado, y quisiera decirle que nunca fue mi intención haber matado a Destiny. —Me senté, inmóvil, viéndola retirarse los lentes—. No me expulse, por favor. No sería justo. Y no lo digo porque se trate de mí, lo digo porque ella me había lastimado con anterioridad. Ella me golpeó, insultó y... y... a Danny también. Destiny dijo cosas horribles sobre mí. Y también, durante el reposo que tuve en la sala de recuperación, dijo que me regresara a mi país y que...
—Nina —interrumpió—, te he llamado porque tenía que informarte que Destiny fue trasladada al cementerio. El velorio fue hace una hora.
Enarqué las cejas, sorprendida.
—¿Por qué nadie me dijo? Hubiese querido ir.
—Eso implicaría más faltas en las prácticas. Y tú no estás en condiciones de salir —dijo, llevándose los lentes al rostro. Aseguró que las puntadas con la aguja fuesen lo suficientemente cerradas como para que la telita no se desprendiera del borde—. Ya supe que intentaste huir dos veces. —Una mirada fugaz a través del cristal me espeluznó—. Ya sabes lo que pasa cuando alguien escapa del castillo.
—Sí, el grupo de los fugitivos. Nos mandan a buscar vivos o muertos.
Se retiró los lentes, ofendida.
—No los mandamos a buscar «vivos o muertos», los buscamos antes de que se suiciden en el bosque Sin Fin. Lo sabes. Y sabes que no me gusta que quieras irte sin antes decírmelo. —Me observó, decepcionada—. Tú no estás obligada a quedarte ni a protegernos. Soy yo la que quiere que estés bien.
En silencio miré el par de heridas que tenía la directora en los dedos.
—Yo no quiero tener que cargar con ninguna muerte —dije, reprimiendo las lágrimas—. Yo no soy esa persona.
—No puedes cargar un peso que no te corresponde. Ni el de Destiny ni el de nadie, ¿entiendes? —Colocó su mano tersa sobre mis nudillos—. Tú no vas a quitarle la vida a nadie, vas proteger la tuya. —Asomó una tenue sonrisa—. Y no habrá cargos en tu contra.
Alcé la vista.
—¿De verdad? ¿Entonces no me decapitará o expulsará del castillo?
—¿Por qué habría de hacer algo así? El arma estaba al lado de Destiny y la bala en la espalda de Eric.
—¿Y qué pasará con los familiares de ella? ¿Cómo sabrán que murió?
—Ya lo saben, no te angusties por eso. —Volvió a su actividad, introduciendo la aguja mientras sujetaba la tira de encaje—. Destiny tiene una hermanita que está aquí en el castillo.
—¿Y qué piensa ella de todo esto? —indagué, temerosa.
Inclinó la comisura de los labios.
—Está un poco dispersa. Ella sabía la clase de hermana tenía. No era la primera vez que Destiny intentaba matar a alguien —Hizo una pausa—, estando sobria, me refiero. Si nosotros los sometemos a ustedes a una serie de pruebas que desestabilicen su percepción de lo correcto, entonces no es su responsabilidad —se refirió a la prueba de resistencia física, donde nos pedían lastimar a alguien en contra de nuestros valores.
Afirmé con la cabeza, recordando volver a la sala de pociones antes de que Renzo me incrementara las horas.
—Bueno, directora, si eso es todo... —Me afinqué de los reposabrazos.
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A flor de piel [1]
FantasyTras escapar de su casa, Nina Cole halla en el bosque un portal mágico que la trasportará a un castillo donde cientos de jóvenes llamados Hayashers se adiestran en combate con el propósito de estar capacitados para los posibles ataques por parte del...