Capítulo 3: Parasomnia. Parte I

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Meredith.






—Denme otra oportunidad. Un poco más de poder. Podría hacerlo con un poco más —grita un hombre arrodillado en el centro de una habitación mal iluminada, a quien termino reconociendo como el sujeto que intentó matar a mi hermano.

Tiene la cara manchada de alguna sustancia negra, su brazo no se ha recuperado de la fractura que Scott le ocasionó, luce débil y exhausto.

Al segundo siguiente, un extraño ruido llega a mis oídos, jamás había escuchado algo parecido de modo que no puedo identificarlo, sin embargo, eso no importa ya que apenas un segundo después oigo fuertes pisadas y algo muy parecido a un siseo. El hombre levanta la cabeza y mira hacia su izquierda, por lo que yo miro en la misma dirección. Hay tres personas caminando hacia nosotros, van vestidos con largos abrigos de cuero y traen puestas unas extrañas mascaras que cubren sus cabezas por completo; además, sus cuerpos se ven extraños, como si vibraran constantemente o como si acaso tuvieran una especie de glitch.

Siento un escalofrío recorrerme de pies a cabeza cuando las tres extrañas personas se acercan y la persona de en medio saca de su bastón algo muy parecido a una delgada y filosa espada.

»¡No! ¡No! ¡Esperen, esperen! ¡Esperen! —vocifera el hombre en el suelo, atemorizado.

—Tu condición empeora —enuncia el sujeto del bastón, dando un paso al frente. Su voz es distorsionada, casi robótica.

—Estoy bien. Estoy bien. Solo denme otra oportunidad —les suplica el hombre.

—Se suponía que removerías los obstáculos. Nuestro tiempo es limitado.

—Lo que hayan venido a hacer, yo puedo ayudar —indica el hombre, desesperado.

—No hay segundas oportunidades.

—Puedo ayudarlos.

—Sin segundas oportunidades —repite el sujeto del bastón, elevando su espada para luego clavarla en el pecho del sujeto.

El hombre grita en dolor, cayendo sobre su espalda al suelo en cuanto el arma sale de su cuerpo. Su boca se abre en medio de un gruñido que acaba demasiado pronto, su expresión congelándose en una mueca de terror, indicándome que ha muerto.

 Su boca se abre en medio de un gruñido que acaba demasiado pronto, su expresión congelándose en una mueca de terror, indicándome que ha muerto

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Retrocedo al percatarme de que su pecho comienza a abrirse y entonces una docena de cuervos salen de éste, volando en círculos por la sala.

Despierto al escuchar un golpe que inmediatamente es seguido por un aleteo.

Mi mirada rápidamente se fija sobre la claraboya en el techo, sobre el cual caen las incansables gotas de lluvia y donde un ave se ha parado. Ni siquiera me pregunto por qué hay una claraboya en mi cuarto o porqué el ave esta golpeando el cristal de éste, tan solo me acomodo y trato de volver a dormir. No obstante, me enderezo de golpe al ver que al otro lado de mi ventana hay alguien.

About Dread Doctors and Quimeras | AW&W: 4 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora